Marta S. Martínez Bujanda | Presidenta de la Ruta del Vino de Rueda
«Los vinos, además de más asequibles que los gin tonics o los cubatas, son más sanos»Marta S. Martínez Bujanda | Presidenta de la Ruta del Vino de Rueda
«Los vinos, además de más asequibles que los gin tonics o los cubatas, son más sanos»He aquí una mujer cuyo ADN es cien por cien vitivinícola. Marta S. Martínez Bujanda (Oyón, Rioja Alavesa, 1977), quinta generación de familia bodeguera, de las grandes y señeras del mundo del vino. Nacida entre viñas y criada entre barricas, desde hace dos décadas lleva ... sus vinos por todo el mundo y desde hace tres años preside la Ruta del Vino de Rueda, donde ya ha empezado a imprimir su estilo, basado en la tenacidad y en no darse por rendida. Tanto es así que, bajo su dirección, la Ruta del Vino de Rueda desarrolla un plan de sostenibilidad turística, con horizonte en 2026, financiado con fondos Next Generation y de la Junta de Castilla yLeón para promocionar la zona como destino turístico, que tendrá el castillo de la Mota como centro emblemático. Es una mujer que conoce el mundo del vino mejor que la palma de su mano.
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–El abuelo de mi abuelo empezó con una pequeña bodega en Oyón, en la Rioja Alavesa, una bodega de 1889, que todavía existe y funciona hoy como Museo del Vino. Cuando mi abuelo heredó la bodega le dio un gran empuje.
–Un pionero...
–En aquella época no era común en Rioja, pero mi abuelo empezó a elaborar vinos solamente con uvas propias. El esfuerzo que hizo fue inmenso.
–¿De La Rioja cómo se llega Rueda o La Mancha?
–Estamos en Rueda porque la cuarta generación familiar, mi madre y mi tío, quisieron seguir creciendo de la misma manera y a finales de los 90 compramos una finca en La Mancha, de mil hectáreas, Finca Antigua. En La Rioja tenemos dos bodegas, Finca Valpiedra, donde elaboramos solamente cuatro vinos de esa finca, y tenemos otra, que lleva el nombre de nuestra familia,Viña Bujanda, en la que elaboramos una gama más clásica de Rioja. Nuestro portafolio era de vinos básicamente tintos y nos apeteció trabajar en una zona con rigor elaboradora de vinos blancos.
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–Y apareció Rueda, tierra de blancos por excelencia.
–La verdad es que no buscábamos una en concreto, pero llegamos a Rueda, nos encantó una parcela de 25 hectáreas y decidimos seguir con ese concepto ya no solo de trabajar con uvas propias, sino de hacer vinos de terruño, de viñedo. Hacemos un verdejo auténtico, donde no hay otra cosa que no sea la propia variedad.
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–Quinta generación familiar de viticultores y bodegueros...
–Para mí esto es una forma de vida que, a la vez, intento transmitir a mis hijos.
–¡Ya la sexta generación!
–Tienen 14 y 12 años; y un primo mío se casará en octubre. La sexta generación es ya realidad.
–Estudió en España y después salió a Reino Unido, Holanda y Alemania. ¿En esos países se aprende de vino?
–Aprendí de idiomas. Siempre he tenido claro que quería llevar la parte comercial de la empresa.
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–¿Nada de meter la nariz en la producción?
–Nada, nada. Siempre digo que yo soy de control de calidad... Es broma. Me encanta llevar mis vinos por el mundo, ser embajadora de ellos. Así que nada como saber idiomas. He viajado desde muy joven porque así me lo inculcó mi madre. Viajar es una forma de aprender.
Marta S. Martínez Bujanda
Presidenta de la Ruta del Vino de Rueda
–El del vino siempre se ha considerado un mundo de hombres, pero resulta que usted viajó en 2013 a Estados Unidos y allí habló del trabajo de las mujeres de su familia. ¿Qué hicieron ellas?
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–Mi madre tuvo al suerte de que mi abuelo era un señor, no sé si decir que moderno, pero que le dio las mismas oportunidades a sus hijos que a su hija. Mi madre se preparó, hizo una carrera universitaria y trabajó en lo que ella quiso, y así siempre lo he vivido. Ella trabajó siempre en la bodega. Y a mi abuela la vi siempre pisando viñedo todo el rato. Para mí este no ha sido nunca un mundo de hombres. Es verdad que cuando me incorporé en 2003 viajé por el mundo y puede que hubiera en el sector más hombres que mujeres, pero la mujer ya estaba bastante metida en el mismo.
–Más de dos décadas después de actividad, ¿qué ha comprobado respecto a esa presencia?
–Yo llevo más exportación y es verdad que es muy sacrificado, porque tener hijos y dejarlos en casa por tanto viaje no deja de ser un sacrificio personal. Pero sí creo que hoy hay más mujeres y es cierto que todo esto el hombre lo ha interiorizado. Yo puedo viajar tanto porque mi marido ha dado un paso al lado para poder quedarse más con los niños en casa.
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–La Rioja, La Mancha, Rueda... ¿Le tira más una zona que otra?
–Es que lo que formula es como preguntar a una madre cuál es su hijo favorito. Soy riojana de nacimiento y de corazón, me he criado en La Rioja, pero para mí Rueda ha sido un descubrimiento. ¡Soy una enamorada de la zona! Es una tierra con un montón de oportunidades, que está haciendo muchísimo en el mundo del vino, se está elaborando con tantos años ya de tradición y se está trabajando en vanguardia, en vinos diferentes. ¡Me encanta Rueda!
–Con todo lo que tiene que hacer en sus bodegas familiares, ¿quién le mandó meterse a presidir la Ruta del Vino de Rueda?
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–La verdad es que no me lo pensé: me llamaron y dije sí porque lo vi como una oportunidad. Nosotros al final somos un poco 'extranjeros' en Rueda y cuando me lo propusieron, acepté inmediatamente. Nosotros tanto en Rioja como en La Mancha fuimos pioneros en enoturismo. Cuando empezamos en Rueda con Finca Montepedroso lo primero que hicimos fue contratar una persona que se dedica al enoturismo.
–¿Qué ofrece la Ruta del Vino de Rueda que no se halle en otras?
–Somos una ruta superactiva; nos gusta decir que somos gestores de territorio. Lo que hacemos es organizar muchas actividades que luego nuestros asociados llevan a cabo. Por ejemplo, empezamos hace tres años con las catas singulares.
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–¿Singulares?
–Hemos hecho tres ciclos, tres años, tres catas cada año. Catas que hacemos en lugares únicos donde normalmente no se ha hecho una cata antes en el territorio de la Ruta, que tienen un peso importante porque sea un bien natural, o porque tenga un carácter histórico, cultural... Por ejemplo, en un olivar centenario, en la ribera de Castronuño,... Los tres ciclos los hemos cerrado en el castillo de la Mota, que para nosotros es muy importante y va a jugar un papel estratégico en el plan de sostenibilidad turística que nos ha concedido la Junta. Tenemos 50 personas por evento y es una manera también de acercar el vino a los jóvenes.
Marta S. Martínez Bujanda
Presidenta de la Ruta del Vino de Rueda
–Se marcó hace tres años el objetivo de incrementar el número de enoturistas extranjeros.
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–Rueda es una denominación en la que un gran porcentaje se vende en España. Todavía tenemos muchos deberes que hacer en exportación tenemos mucho recorrido para crecer porque para Rueda todavía es mucho más importante España que los mercados de exportación. Con los vinos de Rueda se trabaja muy bien y para nosotros son mercados prioritarios Holanda, Reino Unido, Alemania, Francia... Mercados que vienen mucho por esta zona.
–¿Los participantes en experiencias enoturísticas en la Ruta del Vino de Rueda que media de edad tienen?
–De 40 a 50 años.
–¿Y de ahí para abajo?
–Ese es hoy nuestro gran reto. Todos estos eventos acercan mucho al público joven al mundo del vino. Es verdad que muchas veces la gente joven asocia el mundo del vino con los padres y los abuelos, por eso todos estos eventos que organizamos están pensados para atraer a la gente joven. Y notamos que les llega.
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–Primer prejuicio desmontado. El segundo, el del coste: pareciera que hay que tener dinero para alternar con vino.
–Los vinos son más asequibles que los combinados y, a parte, mucho más sanos. El vino en España es cultura y gastronomía, ha sido siempre parte de nuestra gastronomía. Los vinos se han elaborado siempre conforme a la gastronomía del lugar, y esta conforme a los vinos de la zona. Esto la gente joven lo tiene que conocer. La gente a veces se confunde: hay vinos de todos los perfiles, todos los precios y para todos los gustos.
Marta S. Martínez Bujanda
Presidenta de la Ruta del Vino de Rueda
–Tercer prejuicio, el lenguaje: muchos no se atreven a alternar con vino por si no encuentran los taninos y los polifenoles.
–¡No me extraña! Tenemos que llevar el lenguaje a lo normal y transmitir la historia que hay detrás de un vino. Cuanto te tomas un cubata o un gin-tonic no sacas matices, pero el vino lo disfrutas. Y el vino de Rueda ha introducido a mucha gente en el mundo del vino: por esa sencillez, esa frescura, esos vinos jóvenes... Gente que antes tomaba cerveza ha pasado a consumir vinos blancos. Aquí no nos hemos vuelto locos con los taninos y esas cosas y hemos logrado dar imagen de frescura y juventud. Eso ha hecho que en España el consumo de vino haya cambiado.
–Otra de sus apuestas para la Ruta del Vino de Rueda es por la sostenibilidad. ¿Eso cómo se materializa en el ddía a día?
–Sostenibilidad y ecología parece que son sólo palabras y que se quedan en eso, pero al final es mirar por devolverle a la viña y al territorio lo que nos dan. Cuando queremos ser sostenibles lo que pretendemos es que la gente no se vaya del entorno rural y apueste por trabajar aquí.
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–¿Tiene sitio en el mundo del vino un joven con vocación o ha de tener una tradición detrás?
–Estamos deseando. Hay muchísimas oportunidades. En el mismo enoturismo nos cuesta mucho encontrar personal y ya no hablo ni de personal cualificado. Estamos en el medio rural y personas que quieran dejar la gran ciudad para venirse al campo es muy complicado. Cuesta encontrar personas para el campo, cuesta encontrar personas para la bodega... Tenemos las puertas abiertas a todos los jóvenes que tengan ganas de trabajar.
–¿A usted le gustan sus vinos?
–¡Me encantan mis vinos! Y mi vino de Rueda me vuelve loca.
–¿Ha visto a algún joven echar Coca-Cola a uno de sus vinos?
–Sí, sí, incluso a amigos míos.
–¿Y que le parece?
–El vino es parte de nuestra cultura y es una bebida natural y me parece más sano mezclar un vino con Cola-Cola que un whisky o una ginebra o cualquier otro espirituoso para hacer un combinado. Particularmente, no me gusta, no lo encuentro de mi agrado, pero ahí están, por ejemplo, los tintos de verano. Lo importante es que la gente consuma vino. Me parece, además, que eso es una puerta al consumo posterior de vino. Ningún niño empieza a leer con El Quijote, empieza con cuentos. Pues el que quiera empezar con vino con Coca-Cola, o tinto de verano... Pues bueno.
–¿Le gustaría que sus hijos se dediquen el día de mañana al sector del vino?
–Yo quiero que mis hijos se dediquen a lo que ellos quieran. El pequeño ya me dice que se quiere dedicar a lo que yo; el mayor, a ratos sí, a ratos no. Esto es una filosofía de vida y como en cualquier profesión, le dedicamos muchas horas al día y lo que hemos de hacer es estar a gusto. A mí nadie me dijo que trabajara en esto y yo quiero que mis hijos lo hagan igualmente, de manera natural y si ellos quieren.
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–¿Se ha parado ya a pensar qué quiere ser de mayor?
–Me gustaría seguir haciendo lo que hago, ¡soy feliz!
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