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Ervigio Corral, Jefe de Capacitación, Calidad Asistencial e Investigación del Samur de Madrid
«La vida tiene un principio y un final mucho más duro de lo que la gente piensa»Secciones
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Ervigio Corral, Jefe de Capacitación, Calidad Asistencial e Investigación del Samur de Madrid
«La vida tiene un principio y un final mucho más duro de lo que la gente piensa»He aquí un hombre en permanente acción. Una acción que salva vidas. Ervigio Corral (Valladolid, 1960), médico de Emergencias y Jefe del Departamento de Capacitación, ... Calidad Asistencial e Investigación del Samur de Madrid. Empezó en el Servicio de Emergencias y Rescate de Madrid en 1991, adonde llegó desde el que fue el primer servicio de emergencias que existió en España, el de Ciudad Real. La de Corral empieza a ser una saga de médicos; en la Facultad de Medicina de Valladolid cuelgan ya tres orlas de doctores Corral: la de su padre, la suya y la de su hija mayor. Ervigio Corral ha asesorado a los países mas avanzados del mundo, quienes han aprendido del ejemplo del Samur a poner en marcha servicios de Emergencias como el de la capital madrileña. Pero no solo en los países más desarrollados. Acaba de regresar de Mauritania, donde con otros especialistas del Samur y de la Agencia Española de Cooperación Internacional llevan tres años ayudando a crear un servicio de emergencias.
–¿Vallisoletano en Madrid y no madrileño de Valladolid?
–De Valladolid a todos los efectos. Es constante mi presencia en Valladolid, donde tengo dos hermanos.
–Emergencias empieza por 'e', como también 'estrés'. ¿Ambas se dan la mano en su trabajo?
–Pero vives con ello. Es algo que para los que llevamos mucho tiempo en Emergencias no supone ningún problema. A lo mejor el que empieza puede tener algún problema de eso el primer año, pero desaparece enseguida.
–¿Consiguen, entonces, lo de cabeza fría y pies calientes?
–Es que no tienes más remedio que hacerlo. Yo no tengo derecho a ponerme nervioso en mi trabajo. Los únicos que tienen derecho a ponerse nerviosos son los pacientes. Y los que estamos en el Samur somos los que tenemos que solucionarles los problemas en ese momento.
–Pero ustedes están permanentemente en situaciones límite...
–A mí no me gusta hablar de mi trabajo cuando salgo del Samur; no me gusta contar batallitas con los amigos. Pero es verdad que para los demás choca que uno como yo, después de una guardia, pueda irme a casa habiendo estado en un suceso con dos muertos y tres o cuatro cosas muy graves y seguir el día viviendo tranquilamente. ¡Pero es que tienes que archivar! Nuestra capacidad de archivo en ese sentido es mayor que la de los demás porque no podemos llevarnos a la espalda eso en nuestra vida, estar con tu familia y estar pensando en este o aquel suceso.
–Que en Madrid, proporcionalmente, es mayor que en el resto de España, ¿verdad?
–La diferencia de trabajar en Madrid ciudad a hacerlo en otras zonas es abismal. Aquí te encuentras una cantidad de cosas que jamás sospecharías que pudieran existir si no trabajaras en esto. Yo siempre se lo digo a mis conocidos: para saber lo que es Madrid hay que trabajar como policía, bombero o Samur porque las cosas que ves están muchísimo por delante de la ficción.
–Tener en sus manos una vida humana y tener que decidir en segundos, ¿le ha hecho más fuerte, más reflexivo, más duro?
–Sobre todo más realista y me permite realizar las cosas desde un punto de vista mucho más veraz. Cuando oyes a la gente opinar sobre determinadas cosas te dices 'pero bueno...', que la vida desgraciadamente tiene unos principios y unos finales muchísimos más duros que lo que la gente piensa.
Ervigio Corral
Jefe de Capacitación, Calidad Asistencial e Investigación del Samur de Madrid
–Nadie nos lo enseña.
–Si todo el mundo estuviera solamente diez días en Samur y viera una docena de incidentes de emergencias, o cómo se vive en un suburbio o la cantidad de violencia que hay en determinados campos, se plantearía la forma de resolver los problemas cotidianos de otra manera.
–¿Eso nos abriría los ojos?
–Te da la posibilidad de ver las cosas de una forma más real y de apreciar las cosas importantes de la vida, de reírte un poco de la cantidad de pequeñas cosas a las que la gente le da importancia y por las que sienten estrés y depresiones... No me puedo explicar que, con la cantidad de cosas graves que existen en la vida, alguien sienta estrés o preocupación porque en un momento dado tenga un problema en el trabajo o se lleve mal con este o aquella... ¡Son cosas tan nimias en comparación con la realidad de la vida!
–¿Dónde halla paz y sosiego?
–En la familia.
–Estando al frente del Samur en la ciudad del 11-M, en la del accidente de Barajas, en la ciudad que en su día fue escenario de terribles atentados de ETA, ¿sabe mejor que nadie lo que es en la vida un antes y un después?
–En mi vida personal, no. Pero en mi vida profesional... ¡El 11-M fue una bestialidad, una brutalidad! No se puede comparar con nada: tanta cantidad de muertos, tanta cantidad de familias a las que les di la noticia de la muerte de seres queridos... Pero es verdad que antes de eso tuve que vivir muchísimas tragedias individuales. He dado muchas noticias de fallecimientos de manera individual, de muertes de niños, de muertes de madres... Muchas desgracias personales.
–¿Y eso qué provoca en usted?
–Te hace una coraza y, sobre todo, te enseña a cómo manejarlo desde el punto de vista personal. El 11-M lo que sí supuso fue un antes y un después desde el punto de vista de la organización de las emergencias. El 11-M marcó sin duda una nueva forma de visión de estrategia de los servicios de emergencias.
Ervigio Corral
Jefe de Capacitación, Calidad Asistencial e Investigación del Samur de Madrid
–¿Y hasta entonces?
–Es posible que no hubiera en Europa un servicio de emergencias tan preparado como Samur para atender una catástrofe.
–¿Por qué?
–Porque desgraciadamente en Madrid estábamos acostumbrados a las emergencias por los atentados de ETA. Recuerdo que cuando llegué aquí en 1991, desde Ciudad Real, que venía acostumbrado a pequeñas cosas, cada semana había dos atentados de ETA... Me preguntaba que dónde me había metido, que qué era esa brutalidad que estaba viendo. Preparamos el servicio para ello y para atender catástrofes, de manera que el 11-M pudimos atender de la forma que lo hicimos porque estábamos muy preparados para catástrofes: teníamos vehículos para ello, hospitales de campaña... Después del 11-M, me llamaron yo creo que de todos los países de Europa y también de Estados Unidos, y viajé varias veces a contar la experiencia.
–¿Fuimos ejemplo para el mundo?
–Me asombraba cuando hablaba con ellos porque no tenían nada.
–¿Cómo que no tenían nada?
–No tenían nada en París, ni en Roma, ni en la mayoría de las ciudades de Estados Unidos. No estaban preparados para las catástrofes. Porque la catástrofe, y es una pena decirlo así, es cara.
–¿Cara? ¿A qué se refiere?
–Cara desde el punto de vista de la gestión porque estás comprando muchos recursos para atender una cosa cada 10 años. El político que te va a dar el dinero y el técnico que pide al político el dinero han de tener mucha visión. Compras el material pero sabe Dios cuándo lo utilizaremos. Eso sí, cuando lo utilicemos sabemos que va a ser esencial. Hay que preparar al servicio para la catástrofe y no sólo desde el punto de vista de la estructura sino también desde la formación al personal, los procedimientos... Todo, todo. Los servicios de emergencias son tal, pero los que son mejores son los de Emergencias y Catástrofes. Tener este asegundo apellido cuesta mucho.
–El Samur lo tiene.
–Claro, porque ese segundo apellido significa muchísimo trabajo. Toda la gente tiene que estar formada todos los años, en simulacros, preparación, hay que tener vehículos y herramientas y tenerlas preparadas siempre para actuar. Eso no todos lo ven. La mayoría de los servicios de emergencia, y bastante hacen, solucionan su día a día y tiene preparado su servicio para atender todas las emergencias del día, pero no se piensa en la de 50 personas de golpe porque, claro, cuesta mucho, es una inversión muy cara. Pero las grandes ciudades sí cambiaron después del 11-M.
Ervigio Corral
Jefe de Capacitación, Calidad Asistencial e Investigación del Samur de Madrid
–El Samur está entre los servicios de emergencia del mundo con mayor nivel de recuperación de paradas cardíacas sin secuelas.
–Deriva de una planificación para abordar la parada cardiaca desde todos los puntos de vista.
–¿Que son?
–La parada cardíaca se aborda a través de lo que se llama la cadena de la vida o de la supervivencia, que no solamente es la actuación de los servicios de emergencia. Es una cadena que empieza por el propio ciudadano, que tiene que estar formado, y Samur forma cada año, de manera gratuita, a 30.000 ciudadanos de Madrid, porque creemos en ello, desde una gestión de la central de comunicaciones muy ágil, desde la extensión de la desfibrilación semiautomática de acceso público a toda la ciudad, que en eso se está también ahora. Y luego, los servicios de emergencia y obviamente los hospitales, con los que tenemos una coordinación excelente para estos pacientes. Toda esa cadena de la supervivencia ha hecho que Madrid tenga unos niveles de recuperación cardíaca sin secuelas muy buenos si nos comparamos con el resto.
–De los aplausos diarios en el confinamiento a los sanitarios, ¿a qué cree que se ha pasado? Las penurias del covid parecen ya olvidadas...
–El carácter español es increíble para esto. El covid parece que no hubiera existido ahora mismo, yo creo. Para la mayoría de los españoles, no existe. Si hoy hubiera otro covid, empezaríamos de cero. Y ha muerto tantísima gente en España... Sin embargo, no veo que haya una conciencia colectiva del problema tan tremendo que hemos tenido. Hemos vuelto al año 2019. Así somos los españoles: se ha hecho un paréntesis y ya está, hemos vuelto otra vez a la 'normalidad'.
–¿Y habremos aprendido algo?
–Lo dudo. ¿Qué ha dejado eso de poso en los gestores? ¿Se han preparado los servicios para otra pandemia como esta? ¿Hemos preparado salas especiales para si pasa de nuevo esto? Quizá lo único que tenemos es el hospital de las Pandemias, lo único que ha quedado ahí y que se le ha dado ahora otra utilidad, aunque sería de nuevo utilizado si ocurriera otra vez algo parecido. ¿Los hospitales han hecho un plan para volver a una situación como aquella o ya nos adaptaremos si llega a darse, que es un poco la filosofía de la mayoría? Creo que desgraciadamente hemos vuelto a 2019 y que estamos prácticamente en el mismo término.
–Si un joven le preguntara si debe dedicarse a Emergencias, ¿qué le diría?
–Le animaría a que lo hiciera.
–¿Con qué argumentos?
–Primero, ha de tener la motivación para trabajar en emergencias y la actitud para ello. Si lo tiene, le daría todos los ánimos porque se es feliz en este trabajo. Tenemos un porcentaje de gente que se va mínimo: es muy raro que alguien que viene a este servicio se llegue a marchar.
–Pero la vocación y la motivación, o se nace con ellas o no se aprenden en las aulas.
–Efectivamente. Ha de traerlas y ser capaz de verse en esas situaciones y no tener problema para ello. Para nosotros es: veo la causa, trabajo rápido, he de solucionar inmediatamente la causa que está produciendo inestabilidad en el paciente y veo la consecuencia. Es una forma de trabajo que requiere un entrenamiento continuo y mucha formación. La formación en el Samur es una de las prioridades y es obligatoria.
–¿Usted es feliz en este trabajo?
–¡Plenamente!
–¿Y si volviera a nacer?
–¡Haría lo mismo!
–En la vorágine diaria, ¿ha tenido tiempo de pensar qué quiere ser de mayor?
–Quiero seguir siendo médico de Emergencias. Voy a intentar continuar hasta que pueda y me permita la ley, por lo menos hasta los 70 años.
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