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Hicieron el apaño con un bidón de pintura verde y otro de blanca. Matilla de los Caños, Valladolid, 1997. Los vecinos de esta pequeña localidad sumaron donativos a los fondos que aportaban las administraciones y pudieron reabrir su iglesia, herida de muerte por un ... rayo veinte años atrás. Parte del dinero público que emplearon en la reconstrucción debía destinarse a instalaciones deportivas. La solución para justificar el gasto fue pintar el paredón, que se utilizaba de frontón incluso con el ventanuco abierto en mitad del muro, de verde pelotari. Pasó la inspección, cobraron la ayuda, sacaron la pintura blanca y volvieron a darle a la brocha. El verde cantaba lo suyo bajo las campanas de la torre y no era plan dejarlo tal como.
La memoria es caprichosa. El arreglo de Matilla afloró de entre recuerdos de hace más de dos décadas tras expurgar estos días la biblioteca de iniciativas que el Gobierno autonómico ha reunido para captar fondos europeos para la reconstrucción postcovid del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia.
«Será el mayor paquete de estímulo jamás financiado en Europa», recoge la página oficial de la Unión Europea. Orientado a pagar reformas de calado hondo que transformen el modelo económico hacia lo digital y la lucha contra el cambio climático y combatan desequilibrios territoriales y sociales. Claves para frenar la despoblación y el envejecimiento de la España interior. «Es más que un plan de recuperación. Es una oportunidad única», insisten desde el portal de las instituciones europeas. 806.900 millones de euros de los que 140.000, entre créditos y ayudas directas, se han asignado a España.
Un dinero para el que se plantean desde Castilla y León propuestas innovadoras, pero también obras de puro mantenimiento que desmerecen a las anteriores, con un trabajo desigual en las consejerías de la Junta. Proyectos como el que promueve plantas para recuperar las palas de fibra de vidrio o de carbono de molinos de viento que empiezan a quedar en desuso, con su justificación de encaje en estos fondos, su presupuesto millonario y su estructura de financiación, los indicadores para medir su aplicación y el impacto en el empleo y la cohesión social, se dan la mano con la propuesta para remodelar el tejado y los canalones, «deteriorados por el paso del tiempo», del centro de día de Gamonal, en Burgos. 124.000 euros. O con la sustitución de la enfriadora del sistema del aire acondicionado de las Cortes, porque la actual (el edificio abrió en 2007 y en 2012 tuvieron ya que reformar el sistema) no aporta temperatura «de confort» cuando el sol aprieta. 590.000 euros.
La Consejería de Familia despacha lo de Gamonal en 12 líneas de texto. Argumenta que encaja en el objetivo de 'cohesión económica y social' de los fondos europeos. Las Cortes se han currado más la ficha de su propuesta. Defienden que cambiar su aire acondicionado entra en el 'plan Marshall' de la UE porque suma en la lucha contra el cambio climático. Y que creará empleo, ya que la sustitución de la enfriadora requerirá mano de obra cualificada de soldadores, electricistas y calefactores.
Todo es posible. Un alcalde de Pedrajas de San Esteban encargó en su día la plaza de toros del pueblo a pagar con fondos para centros de cultura y convivencia. Solventó la inspección rotulando sobre la puerta de cuadrillas del coso la leyenda 'Centro Cultural-Plaza de Toros'. Coló.
Ojo, ahora, a lo que entendemos por proyectos transformadores en 2021.
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