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La incertidumbre ha llegado al sector del vino. La crisis derivada del coronavirus se ha trasladado tanto a bodegas como a viticultores. Las primeras no saben si podrán asumir la uva de otros años y los segundos se preguntan por la salida de sus ... producciones. Solo el año pasado se recogieron en la región 251 millones de kilos, casi 60 millones menos que en la campaña de 2018. Las previsiones de este año apuntaban hacia una buena cosecha.
Lo que muchos intuían se concretó en la carta que Marqués de Cáceres envió a algunos de los viticultores a los que compra en la que les anunciaba su decisión de «no recibir las uvas de su producción en nuestra bodega la próxima campaña 2020». Los motivos no eran otros que «la fuerte crisis en el sector desatada por la pandemia de la covid-19». Fuentes de la empresa dan validez a la misiva, pero matizan que ha sido remitida «a cuatro viticultores de La Rioja con los que no tenemos contratos, lo hemos hecho de buena fe para avisar con meses de antelación para que puedan actuar» e insisten en que «tenemos muchísimos contratos y continuamos como siempre». En la región, Marqués de Cáceres tiene bodegas en Rueda y Ribera y en ambos casos elabora los caldos con su propia uva.
Con carta o sin ella, hay bodegas que no han renovado contratos de tres y cinco años, según confirman viticultores de la zona de Rueda, y muchos otros no tienen claro si este año podrán vender sus uvas en esta tormenta perfecta de la que habla COAG: el cierre de la hostelería tanto en el mercado nacional como en el internacional debido a las medidas para atacar la covid-19; el stock de las bodegas y la previsión de una cosecha abundante.
«Me ha llamado gente para que le compre la uva porque su bodega le ha dicho que no lo hará», asegura Miguel Mélida, dueño de Bodegas y Viñedos Mayor de Castilla, que, junto con García Carrión, ha plantado más de 600 hectáreas en los últimos años. «Estamos haciendo una inversión para tener siete millones de litros más de capacidad que va encaminada a no dejar tirado a nadie». Ese nadie son «nuestras hectáreas y las de los fijos, unos 100 viticultores; no podemos coger a todos los que nos llamen». Tampoco descarta que en algún caso estos anuncios vayan unidos a una probable «política para tirar los precios».
Se muestra crítico con las decisiones de la Junta de Castilla y León, que «ha dado derechos gratis a muchos agricultores que no tenían ni una hectárea, cuando a nosotros nos ha tocado pagar hasta 5.000 euros. Así que ahora, que lo resuelvan».
Esta misma semana, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se reunía con representantes de la Federación Española del Vino (FEV), con quienes repasó las medidas puestas en marcha por el Ministerio. Planas explicó los avances en la tramitación de un real decreto para modificar los que desarrollan, a nivel nacional, la normativa comunitaria sobre el régimen de autorizaciones de viñedo y sobre el actual Programa de apoyo al sector del vino. En concreto, la Comisión Europea podría autorizar determinadas medidas como la destilación de crisis o el almacenamiento privado.
Por su parte, el consejero de Agricultura, Jesús Julio Carnero, ha solicitado más financiación para las nuevas medidas apoyando especialmente la cosecha en verde y la destilación de crisis, que consiste en reconvertir el vino en alcohol.
En otra parte de la provincia de Valladolid, en Peñafiel, el director general de Bodegas Protos, Carlos Villar, analiza la realidad partiendo de los variados perfiles de las bodegas, que se resume en «pocas grandes y muchas pymes y micro pymes, por lo que la situación es muy distinta». En su caso concreto, «somos una marca de prestigio, con más de 100 años y contamos con muchos canales abiertos: el 65% de las ventas de España van a la hostelería y la restauración (canal horeca), pero también exportamos, tenemos venta directa, online o enoturismo. Nos afecta la situación, pero no tanto como a una marca que no está consolidada y todo lo vende a la hostelería. En esos casos, tienen un gran problema». Matiza, además, que aquellas bodegas «cuyo canal principal es la alimentación, y son diferenciadoras en precio, están igual o mejor que antes».
Para Carlos Villar el mayor problema ahora mismo es «la incertidumbre», a la que se une «una cosecha teóricamente abundante, dos meses sin vender y bodegas que tendrán problemas de capacidad física porque tengan los depósitos llenos, problemas de financiación y sin saber cómo se van a desarrollar las cosas».
Protos elabora el 40% de sus caldos con uvas de la sociedad y el otro 60% con la uva que compran a otros viticultores. ¿Comprarán las mismas cantidades que otros años? «No lo sabemos, es pronto. No digo ni que sí ni que no, pero mi ánimo y el del consejo es no dejar a nadie del año anterior en la estacada. Es un producto perecedero y haremos lo posible por intentar no dejar a nadie, pero pueden pasar muchas cosas».
Iker Ugarte, presidente de la Asociación de Bodegas Empresariales de la Ribera del Duero, vislumbra un escenario «muy preocupante» si se tiene en cuenta que para Ribera «el canal horeca supone más del 40% de las ventas en España». «Hay que tener en cuenta que muchas bodegas venden el 100% a la hostelería y las diez o doce más fuertes venden por el canal de la distribución». Esto lleva a la conclusión lógica de que si no se vende «será difícil que haya sitio en las bodegas para meter más, entiendo que habrá muchas que compren menos». «Todo influye, la uva hay que pagarla y si hay mucho stock no tiene sentido meter más; estamos a la espera, tenemos un problema de sobreproducción y lo que se compre o no dependerá de cada bodega».
En esa misma denominación, José Manuel de las Heras, que además es responsable de UCCL, opina que «no es momento de empezar a alarmar, vamos a esperar y antes de llegar a esto, hay que agotar posibilidades».
El director general del Consejo Regulador de Origen Rueda, Santiago Mora, mantiene que la situación del sector del vino en general es «compleja» y en el caso de los blancos «más del 95% son vinos jóvenes, son para consumir en el año, así que lo que no se venda, también es un problema a la hora de gestionar el stock». La parte que le corresponde a este organismo es el de trabajar de forma conjunta con otras administraciones como la Junta. Las opciones que están sobre la mesa son las de la cosecha en verde y así eliminar uva, «algo que nunca se ha hecho en Castilla y León»; y la destilación de crisis para eliminar excedente, «que se hizo hace muchos años».
Rueda decidió hace meses rebajar de 10.000 a 9.000 los kilos de uva por hectárea, pero hubo un recurso que todavía está pendiente. ¿Se podría rebajar todavía más esa cifra? «Se está esperando la resolución y a partir de ahí se tendrá que ver qué es jurídicamente posible».
Luis Antonio Arranz es viticultor, asentado en Peñafiel (Valladolid), en plena cuna de la Ribera del Duero. Este año tiene previsto plantar 3 hectáreas más de viñedo, algo que, como reconoce, «ahora con todo lo que ha venido no las plantaría, pero lo haré porque ya tengo pedida la planta y los derechos de plantación».
Las informaciones que en estos días recibe Adolfo Pariente, viticultor de Villaverde de Medina (Valladolid), hacen que piense en esta campaña «con cierto miedo e incertidumbre». Como muchos otros profesionales cuenta que la bodega a la que vienen entregando la uva estos años, asentada en Rueda, «no nos ha dicho nada, de momento; ni que sí ni que no, sabemos lo que se oye en la zona y es que se desconoce si las bodegas recogerán toda la uva».
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