Análisis de una prueba PCR en el laboratorio del hospital Río Hortega. NACHO GALLEGO-EFE

La cepa británica del coronavirus ya circulaba por Castilla y León en diciembre

El centro de secuenciación lo halló en Medina del Campo en una vallisoletana que regresó de Inglaterra ocho días antes de cerrarse el tráfico aéreo

Antonio G. Encinas

Valladolid

Viernes, 29 de enero 2021, 07:10

El 30 de diciembre, los laboratorios encargados de secuenciar el genoma del coronavirus Sars-Cov-2 en Castilla y León detectaron un caso de variante británica en una paciente vallisoletana que había regresado de Inglaterra a mediados de mes. Es decir. Ocho días más ... tarde, cuando se cerraron los vuelos, esta variante «más transmisible» ya circulaba en la región con total seguridad.

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Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas Sanitarias, admitía ayer que la presencia de esta variante puede situarse, en España, en torno al 5-8% de los casos, con picos mayores en algunas zonas, donde sería la responsable de hasta el 20% de los contagios, aunque Simón no especificó dónde. «Si la semana pasada la variante ocupaba un 1,5% del espacio [de los positivos], a la semana siguiente se encontraba en torno al 2%; la siguiente, al 3-4%. Es una información similar a la que tenemos del resto de los países», señalaba.

En Castilla y León, la secuenciación del genoma del Sars-Cov-2 recae en los Servicios de Microbiología del Hospital Clínico Universitario y del Hospital Universitario del Río Hortega, el ITACYL y las Universidades de Valladolid y Burgos. Este consorcio pertenece a la Red Nacional de Vigilancia y Secuenciacion del virus y lo dirigen José María Eiros y Antonio Orduña. El centro tiene como misión investigar la posible aparición de variantes existentes en otros países, como la sudafricana y la brasileña, que de momento no se han detectado en la comunidad autónoma. Simón sí informó ayer de que se ha identificado un caso de la variante sudafricana, «que no ha generado casos secundarios». De la brasileña, mientras, no hay noticias.

Los responsables de la secuenciación del virus tienen entre sus cometidos, precisamente, señalar aquellas nuevas mutaciones que puedan derivar en variantes que supongan un mayor riesgo epidemiológico, por ser más contagiosas, y clínicas, por provocar daños más severos.

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Los centros que participan en la red nacional han recibido el encargo de analizar de forma aleatoria los genes de entre un 2% y un 5% de los casos nuevos para «crear una base de datos que permita detectar la aparición de nuevas variantes y su capacidad de difusión». Ese es el motivo por el que se estudiarán, por ejemplo, brotes «especialmente virulentos», así como las posibles «reinfecciones». Es difícil hacer muchas más pruebas, ya que es necesaria una PCR y el proceso es complejo, largo y muy delicado. Se tarda seis días en obtener los resultados, según las fuentes consultadas.

La preocupación respecto a esta variante británica ya radicada en Castilla y León está en su carácter más «transmisible», como señaló Fernando Simón, que aclaró que con las medidas habituales de prevención sería suficiente para cortar la transmisión. Francisco Igea, vicepresidente de la Junta, teme sin embargo lo que puede suponer que esa variante arraigue en estos momentos. «Es probable que empiece a crecer la presencia de la cepa británica. Si esto es así podría producirse un estallido de la incidencia. Puede producirse una nueva ola si no mantenemos medidas restrictivas, eficaces», señaló.

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«La cepa británica puede ser la predominante en España a finales de febrero o principios de marzo», señalaba este jueves Fernando Simón, que no preveía un avance tan significativo hace tan solo unas semanas.

El mayor riesgo de que aparezcan estas variantes más contagiosas está en que el sistema sanitario ya se encuentra al límite. Aunque no sea necesariamente más mortal -lo que parece haberse comprobado en todas ellas-, sí provoca una expansión acelerada de los positivos. Eso, a medio plazo, conlleva más hospitalizaciones, más casos graves y, por tanto, más fallecidos. Además de que la paralización de todos los demás procesos supone que otras patologías se agraven y se registre un exceso de muertes asociado a ellas. Como recordó el vicepresidente de la Junta: «Si tenemos 2.700 positivos diarios, eso son otras 250 personas que van a ingresar en los hospitales».

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