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La pandemia de covid «continúa siendo actualmente una gran amenaza para la salud pública y sigue planteando enormes retos, tales como la mayor transmisibilidad, posible mayor gravedad y el escape inmunitario a las vacunas disponibles debido a la posible aparición de nuevas variantes». Así ... lo valora el Ministerio de Sanidad en la estrategia de cara a una nueva dosis de refuerzo, la cuarta para la mayoría de las personas, que previsiblemente se pondrá en otoño junto a la de la gripe. El tercer pinchazo, el de recuerdo necesario porque, según estudios, la protección vacunal decae claramente a partir del sexto mes, ya tuvo muchos menos adeptos que la cobertura inicial de dos pinchazos (salvo Janssen que era de un solo pinchazo). Mientras la pauta completa llegó a los brazos de 2.144.620 castellanos y leoneses, la tercera se quedó rezagada y 601.013 personas no reforzaron su sistema inmunitario frente al coronavirus con una nueva dosis. Eso sí en algunos casos estaría indicado no hacerlo por haber contraído la enfermedad; pero, aún así, el interés por vacunarse bajó a la par que lo hicieron los datos de incidencia y la gravedad de la misma, unido a cierta carga de hartazgo y también por querer esperar a productos más adaptados a las nuevas variantes. Son las causas que señalan expertos en Salud Pública. Así que, según datos de la Consejería de Sanidad, el recuerdo se frenó en el 35,35% de los casos a los que iba dirigida. No obstante, la posibilidad de vacunarse desde la primera hasta la última vacuna contemplada en la estrategia sigue abierta a través de la autocita y cada área de salud tiene uno o varios puntos de vacunación a tal efecto.
El 89,69% de los habitantes de la comunidad están vacunadas ciclo completo (2.144.620). Y desde los 12 años, la cobertura de pauta completa en la comunidad es altísima, por encima del 90% superando el 99% a partir de los sexagenarios. En los niños, de 5 a 12, llega aún así al 71% y al 82% con una sola dosis lo que hace esperar que completarán la pauta. La dosis de refuerzo tiene buena cobertura también desde los 60 años, aunque algo menor, y supera el 90% llegando al 97,4% entre los octogenarios y nonagenarios. No obstante, entre los 20 y los 40, solo el 55,75% ha recurrido a una tercera dosis. Es, no obstante, también una población donde los contagios en los últimos meses han sido altísimos; aunque oficialmente no se hayan cuantificado. Las cifras, en general, son más altas, proporcionalmente, en las mujeres que en los hombres en todas las edades.
La cuarta dosis estará destinada a los mayores de 60 años; lo que se traduce en Castilla y León en 795.272 dosis necesarias para tal cobertura. Destaca el Ministerio de Sanidad que es muy probable que ni el padecimiento de la infección ni la vacunación, sean altamente protectoras frente a las nuevas subvariantes de ómicron; de ahí la necesidad de este recuerdo. Y añade que «la infección más la vacunación, a pesar de inducir una inmunidad híbrida, puede que no sea duradera ni logre una sustancial protección frente a las nuevas subvariantes». Con prioridad además, como ya se hiciera en la primera campaña, en las residencias de mayores, y ello independientemente del número de dosis recibidas y del número de infecciones previas, al menos cinco meses desde la última dosis de ARNm.
Además, se recomienda la administración de una dosis de recuerdo al personal sanitario y sociosanitario que trabaja en Atención Primaria, centros hospitalarios o residencias de mayores o de atención a la discapacidad, por su mayor exposición y posibilidad de transmisión a personas altamente vulnerables; así como por «la necesidad de garantizar el funcionamiento del sistema sanitario y sociosanitario, sobre todo en los momentos de mayor sobrecarga asistencial. A este colectivo se le administrará la dosis de recuerdo también al menos cinco meses desde la última dosis de vacuna de ARNm o desde la última infección. Solo Sacyl tiene 49.709 trabajadores.
Aunque en este momento no es posible predecir cómo será la evolución de la pandemia, el escenario más plausible es la aparición de nuevas ondas epidémicas en otoño-invierno, posiblemente por nuevas variantes, que previsiblemente pueden afectar de forma más importante a las personas más vulnerables. Este hecho, junto con la circulación de otros virus respiratorios, como el de la gripe, puede, además, generar de nuevo una importante sobrecarga del sistema sanitario.
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