Los tres escenarios que el pulso de Vox a Mañueco abre en Castilla y León

El equipo de Santiago Abascal daba la noche de este miércoles por rotos los pactos en Castilla y León, Valencia, Extremadura, Aragón, Murcia y el apoyo en Baleares y Juan García-Gallardo trasladaba a través de redes sociales, pasada la medianoche que se sentían traicionados por el PP. «Nos traicionaron en la defensa del derecho a la vida... Nuestra generosidad ha sido infinita a pesar de los incumplimientos del pacto...», reflejó el vicepresidente de la Junta, en alusión a sus socios del PP.

A la espera de lo que ocurra en el Consejo de Gobierno que el Ejecutivo de Mañueco y Gallardo celebra en la mañana de este jueves y lo que los dirigentes de Vox decidan en el Comité Ejecutivo Nacional que Santiago Abascal ha convocado para esta tarde, se abren tres escenarios posibles en Castilla y León. Y la incógnita de que ocurrirá con los pactos en ayuntamientos como Valladolid y Burgos.

El primer escenario que se abre es que los dirigentes de Vox decidan enfriar el conflicto que han iniciado con sus socios y mantenerse en los despachos oficiales. Una estrategia compleja dado el tono que ha alcanzado el órdago de los de Abascal desde Madrid, replicado después por cargos públicos ultraconservadores en las comunidades, pero posible. Vox amagó en enero del año pasado con romper el Gobierno en Castilla y León cuando el PP envió al congelador el protocolo de medidas antiaborto y luego diluyó la amenaza. Entonces hubo complicidad de PP y Vox para dar por zanjada esa crisis. Ahora es más difícil, porque Abascal y García-Gallardo han endurecido la crítica. Desmontar eso, avanzada la legislatura, enrarecería la cohabitación política.

La ruptura del pacto por parte de Vox abriría dos escenarios en Castilla y León. El primero es el de un Gobierno del PP en solitario. A diferencia de la anterior legislatura, en la que Mañueco requería, sí o sí, los votos de los procuradores de Ciudadanos para sumar mayoría en las Cortes, ahora el PP es la primera bancada del parlamento autonómico. En 2019, Mañueco perdido las elecciones y el PSOE de Luis Tudanca le ganaba en escaños. Cualquier abstención de Cs hacía que los socialistas ganaran una votación. Ahora el PP tiene 31 procuradores frente a los 28 del PSOE. Es una mayoría muy frágil, pero suficiente como para intentar estirar el gobierno en solitario o cerrando acuerdos con UPL, Soria ¡Ya! y Por Ávila jugando la carta de que los 13 parlamentarios Vox no se unirán en las votaciones del hemiciclo autonómico al PSOE y a Unidas-Podemos.

A favor de esta opción juega que Alfonso Fernández Mañueco cuenta con un presupuesto recién estrenado, que podría prorrogar en 2025. También que están gestionando un importante contingente de fondos europeos con inversiones que se están plasmando en cascada, con sus inauguraciones correspondientes, lo que traslada a la ciudadanía un plus de gestión.

El adelanto electoral es la tercera opción que puede tomar Alfonso Fernández Mañueco. Solo o en compañía de otros, con las comunidades damnificadas por la voladura de acuerdos de gobierno de los de Abascal. Este es un escenario que los colaboradores del presidente de la Junta tienen muy estudiado, tras los excelentes resultados que el PP ha logrado en las últimas citas electorales en la comunidad.

Mañueco ya apretó el botón del anticipo electoral en diciembre de 2021 cuando reventó el pacto con Ciudadanos. Perseguía entonces gobernar en solitario. No lo logró. El relato sobre la 'traición' de Francisco Igea y los suyos no resultó creíble. Ahora la situación sería diferente, tras el órdago de Vox. El PP sacaría a relucir la cadena de pulsos, crisis, incluso salidas de tono, de los actuales socios en materia como la violencia de género, el saneamiento ganadero y la tuberculosis bovina, los ceses en la consejería de Veganzones y la situación del Ecyl, el conflicto en el Serla y los sindicatos por el Diálogo Social, la energía nuclear o la visión de la maternidad, entre otros.