Luis Tudanca, durante el debate de la moción de censura.M. Chacón-Ical
Teoría de la segunda oportunidad
Moción de censura en Castilla y León ·
Tudanca hizo suyo el Acuerdo de Reconstrucción que firmó con PP y Cs y que cree «roto» por Mañueco e Igea, un programa al que sumó promesas electorales y parte de las 11.500 iniciativas que el PSOE ha presentado en las Cortes
El proyecto de comunidad que ha defendido Luis Tudanca en las Cortes a propósito de la moción de censura no es nuevo. En parte está refrendado por el propio Alfonso Fernández Mañueco y por Francisco Igea. Se sustenta en el Acuerdo para la Recuperación de Castilla y León de los efectos de la covid-19 que La Junta, PSOE, Podemos y Por Ávila alcanzaron en junio con sus 86 medidas. El 'Pacto por la Reconstrucción de Castilla y León', lo rebautizó Tudanca, que acusó a Mañueco e Igea, a PP y Cs, de haber «roto» ese acuerdo y tirado por tierra el respaldo político que les brindó la oposición. Esa es la propuesta «de futuro» que el socialista incardinó en lo que habría sido su programa de investidura de 2019, como ganador de aquellas elecciones (35 escaños PSOE, 29 PP, 12 Cs, 2 Podemos-Equo, 1 Vox, 1 UPL y 1 Por Ávila) si la formación de Albert Rivera entonces y de Inés Arrimadas hoy hubiera elegido cerrar tres décadas de poder del PP. A eso apeló. Sin éxito.
Tudanca hilvanó su propuesta como presidenciable con la bobina del hilo de las segundas oportunidades. Para él y el PSOE, para Cs, y para un PP que «solo podrá limpiarse en la oposición». Eso dijo tras el escrutinio de mayo de 2019 y los ha vuelto a repetir esta jornada, al recordar una «historia negra» que empezó con José María Aznar «manchando el buen nombre» de Demetrio Madrid, siguió con el caso Zamora y las tramas Eólica, Gürtel, Púnica, Perla Negra, Solar, Enredadera... Hasta llegar a las primarias del PP que ganó Mañueco, bajo investigación judicial en Salamanca. «En el mejor caso, hicieron trampas comprando votos y, en el peor, hubo, además, financiación ilegal», apreció. Directo al presidente de la Junta.
Luis Tudanca empezó su discurso por los principios, defendiendo la política «que nunca pierde el faro de la ética», con Demetrio Madrid como guía. La apelación a la honradez del expresidente es un clásico en discursos y mítines del PSOE en Castilla y León. Luego concretó su propuesta de actuación en un compromiso de una decena de leyes y una veintena de iniciativas. Empezaría, dijo, por derogar el 'decretazo' firmado por Fernández Mañueco con el que la Junta puede desde otoño cambiar turnos, vacaciones y condiciones laborales de los sanitarios, si lo exige al atención de la pandemia. Seguiría por el diseño, «con el concurso de expertos y la sociedad civil», de una propuesta para afrontar el nuevo escenario de la covid.
El Plan de Aliste de reforma de la asistencia sanitaria en el medio rural, campo de batalla con la Junta –y especialmente con Francisco Igea y la consejera Verónica Casado– cuando el coronavirus era una insignificante amenaza en la lejana Wuhan, al cajón. En su lugar, defendió «reforzar y reformar la atención primaria, recuperando la atención presencial con seguridad en todos territorios». Para lograrlo, Tudanca propuso un fondo extraordinario de 250 millones, que permitiría «contratar más profesionales y mejorar sus condiciones laborales».
El socialista echó mano del trabajo desarrollado por su grupo en las Cortes desde mayo, con 11.500 iniciativas (aquí se incluyen las preguntas por escrito y las peticiones de documentación). Recordó a PP y Cs que habían emulado a San Pedro y por tres veces negado en el parlamento autonómico equiparar las condiciones del personal de enfermería. Así que fijó como el primer logro de la moción el acuerdo que Sanidad firmó el viernes con el sindicato sectorial Satse en el que populares y naranjas se desdecían. Tudanca incluyó en su compromiso la regulación por ley del tiempo máximo de demora para pasar por quirófano, llegar a la consulta del especialista o lograr una prueba diagnóstica. Esta es otra propuesta que el PP ha tumbado más de una y dos veces en las Cortes.
El socialista echó mano de la concertación social y el diálogo para dar fuerza a sus iniciativas. Trabajadas, dijo, con los profesionales sanitarios, los hosteleros (para los que planteó ayudas directas), comerciantes y los profesionales del sector de la cultura y el comercio. Desde todos estos sectores se ha pedido la dimisión de Mañueco y de Igea, argumentó Tudanca, que ahondó en el enfrentamiento que arrastra el vicepresidente con sindicatos y patronal.
Tudanca prometió universalizar la cobertura de Internet e incentivos fiscales a personas y empresas de zonas despobladas, medidas que firman también el tándem PP-Cs que gobierna la Junta, pero añadió cuestiones como la atención bucodental o la gratuidad de los libros de texto, que iban en su programa electoral de mayo de 2019. A eso sumó un catálogo de nuevas leyes, desde la de Diversidad Sexual, a las de Conciliación, blindaje de tasas universitarias, de Desarrollo Rural Sostenible o de Prevención y reforestación de Incendios Forestales. Así hasta una decena. Subrayó a Mañueco e Igea una peculiaridad de esta legislatura, que es huérfana en proyectos de ley llegados desde la Junta, frente a los textos normativos presentados por el Grupo Socialista. Cerraba el listado de compromisos de leyes la del Trabajo Autónomo y Segunda Oportunidad. Como la que él pedía al interponer la moción de censura.
«Hemos demostrado, desde la oposición trabajo y responsabilidad. Ofrezco lo mismo para hacerlo desde el Gobierno», solicitó Tudanca en el hemiciclo. Fue que no.
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