De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Alfredo Corell, José Maria Eiros, Mariano Esteban e Ignacio Rosell. El Norte

Cuatro científicos de Castilla y León analizan los temores y esperanzas de la 'era Ómicrón'

Los expertos de la comunidad reclaman prudencia ante un virus que «nos ha engañado muchas veces», pero confianza en la combinación de las vacunas y el descenso de la letalidad

Antonio Corbillón

Valladolid

Jueves, 30 de diciembre 2021, 07:19

Estrenaremos el 2022 con la 'era ómicron'. La quinta variante de la covid-19 ha superado en velocidad y capacidad de contagio y extensión a las que le precedieron. En España ya es responsable del 50% de los positivos, pero será predominante en breve. ... Es la cepa más distinta. Entra mejor en las células eucariotas (con membrana) y evita los anticuerpos con mayor eficacia.

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Y, sin embargo, el mundo vive su brutal expansión con menos temor que en los meses precedentes. Desde hace días, la comunidad científica empieza a describir la nueva mutación como la 'batalla final' del coronavirus antes de convertirse en poco más que un catarro o resfriado.

Parece evidente que hay muchos contagios, pero menos enfermos graves. Y, afortunadamente, menos muertes. Y todo esto acontece en plenas Navidades, la época del año con mayores contactos sociales. Un 'choque de trenes' entre la enfermedad y las rutinas humanas que aún nos hará pagar un elevado precio.

Los expertos consultados por El Norte coinciden en reclamar prudencia porque los contagios superarán todas las cifras conocidas. Muestran algunos temores ante un virus que «nos ha engañado muchas veces». Y se muestran confiados no solo en la importancia de las vacunas, sino en futuros sueros que eviten la revacunación periódica.

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LAS PREGUNTAS A LOS EXPERTOS

  • 1 Ómicron es la variante más transmisible pero mucho menos letal o que genera patologías menos graves. ¿Podría ser el principio de epidemias estacionales, catarrales?

  • 2 Hay expertos que ya dan por seguro un contagio general que infectara a los no vacunados y permitirá lograr la tan deseada imnunidad de grupo. ¿Lo ve factible?

  • 3 Lo que sí queda despejado es la necesidad y valor de las vacunas. Se habla de que podría haber una vacuna basada en ómicron el próximo invierno. ¿Este descenso de la letalidad puede ayudar a crear una vacuna que necesite menos revacunaciones? ¿Incluso ante futuras mutaciones que sigan ese modelo de virus casi catarral?

Mariano Esteban. j. ladra
  1. Mariano Esteban

    «Hasta que no controlemos el virus en mínimos, seguirá la revacunación»

1–Aún no disponemos de suficiente información científica para indicar que estamos al comienzo de la atenuación de la pandemia. Con el incremento notable de infecciones a nivel global, tenemos que seguir la evolución. Si realmente se produce o no un incremento notable en las hospitalizaciones. Y si esto se debe a que las personas no hayan sido vacunadas.

Aún es temprano para decir que estamos frente a un virus estacional como otros coronavirus. Cuatro de ellos producen catarros suaves y otros dos que aparecieron en 2002 y 2012 (SARS-CoV-1 y MERS) son  patogénicos con tasas de mortalidad del 30% y quedaron controlados.

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Lo que es predecible es que surjan mas variantes con mutaciones adicionales que vayan perdiendo virulencia y se queden como estacionales.

2–La transmisibilidad de ómicron es mucho mayor en todos los continentes. Los datos indican menor patogenicidad que variantes anteriores y, aunque también pueden ser infectadas personas previamente vacunadas, el cuadro clínico es suave.

La preocupación es el grado de severidad en los no vacunados que pueden colapsar los sistemas sanitarios si el cuadro clínico pasa a severo. Lo iremos viendo a medida que se obtienen mayores datos poblacionales, pero no debemos esperar a ser infectados para conseguir la inmunidad de grupo. Hay que vacunarse, si o sí, pues la vacunación es nuestra mayor protección y de las personas que nos rodean.

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3-Con la cantidad de miles de millones de dosis administradas en la población mundial ha quedado demostrado que la vacunación nos protege frente a la pandemia. Pero de momento sabemos que, para mantener el control del virus, necesitamos dosis de recuerdo.

Es predecible que mientras sigamos con tasas elevadas de infecciones por 100.000 habitantes, la vacunación debe de continuar hasta conseguir la totalidad de la población, muy difícil en países con índices bajos de vacunación. Viendo lo que ocurre en Israel ya con la cuarta dosis, es predecible que hasta que no consigamos establecer el control con virus a niveles mínimos de casos, seguiremos con las vacunaciones periódicas.

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Y, eventualmente, administradas de forma conjunta con la de la gripe, como se está haciendo ahora. Se están produciendo otras vacunas con la finalidad de conseguir una inmunidad duradera. Pero confiemos en la ciencia para mejorar la calidad de vida frente a esta y otras pandemias que vendrán.

José María Eiros. rodrigo jiménez
  1. José María Eiros

    «Las nuevas infecciones alcanzarán las cifras más altas desde marzo de 2020»

1– No sabemos con certeza el momento en el que estamos. Tenemos experiencia diagnosticando otros cuatro coronavirus estacionales: dos alfa y dos beta. Nuestros pediatras están acostumbrados a cuadros pediátricos en los que estos virus tiene protagonismo, al igual que otras dos decenas de 'virus respiratorios'. Con la nueva variante, lo esencial es delimitar e ir conociendo mediante estudios de cohortes compartidos por personas infectadas con diferentes variantes cuatro aspectos:

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-Primero: describir modificaciones fenotípicas, como la capacidad de transmisión o su poder patógeno en gravedad o letalidad. Es decir saber si causa, como parece, muchas infecciones asintomáticas y pocas que precisen atención hospitalaria.

-Segundo: conocer la interferencia en la respuesta inmunitaria tanto a la infección como a los procedimientos de vacunación.

-Tercero: si conlleva algún tipo de alteración en el uso de pruebas diagnósticas, bien sean directas (detección antigénica), en técnicas moleculares o en las que demuestran la respuesta serológica.

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-Por último: establecer su repercusión en el tratamiento que se prescribe a los infectados o enfermos con antivíricos y con anticuerpos monoclonales.

2–Tenemos el convencimiento de que las nuevas infecciones alcanzarán la proporción más elevada desde marzo de 2020, pero la gravedad global parece inferior. Sin duda la vacunación ha jugado un papel determinante.

3–Tanto en gripe como en SARS-CoV-2 los esfuerzos deben ir dirigidos a diseñar vacunas lo más 'universales' posibles y capaces de conferir una protección mantenida.

Las futuras mutaciones son inevitables, dado que los virus poseen genomas pequeños, adoptan tiempos de generación cortos y, al menos en el caso de los virus con ácido ribonucleico (ARN) en su genoma, como este, se encuentran dotados de enzimas de replicación que son propensos a cometer errores. Evolucionan mucho más rápidamente que otros organismos lo cual proporciona oportunidades únicas para estudiar los cambios de las poblaciones de virus circulantes.

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El estudio del SARS-CoV-2 para identificar con agilidad la existencia de sustituciones, inserciones o deleciones (mutaciones) que puedan inducir un cambio en el comportamiento vírico es una tarea esencial para el seguimiento de la pandemia y sus consecuencias para el manejo clínico y el abordaje de su prevención.

Alfredo Corell rodrigo jiménez
  1. Alfredo Corell

    «Tras la tercera dosis, nos puede dejar una inmunidad que permita su control más férreo»

1–Ómicron es la más transmisible y más leve. Si todo va como está yendo en otros países se puede perfilar como el pacto de convivencia entre el virus y el hombre. Porque tendríamos síntomas catarrales y se podría incorporar de un modo estacional.

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Es la evolución natural de muchos virus: formas más transmisible pero menos letales, para asegurarse de que tienen siempre huésped. De lo contrario, acabarían con el hospedador y no podrían infectar.

Pero no tenemos la misma situación geopolítica y geográfica que Sudáfrica y tenemos que esperar unas semanas para ver si en España se comporta de un modo equivalente.

2–Con Ómicron se están rompiendo barreras que dábamos por supuestas. Se están infectando los no vacunados, pero también los vacunados con dos dosis, con tres, incluso los que han pasado la infección con otras variantes y tienen inmunidad natural.

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La inmunidad de otras variantes protege parcialmente. Los anticuerpos no son del todo válidos, pero sí lo son las células C, y esto hace que, en dos o tres días, se pongan en marcha nuevas defensas. Eso se traduce en que en esos dos o tres días sean de sintomatología leve o moderada.

Hace meses que ya no se habla de inmunidad de grupo porque: no sabemos la inmunidad, las vacunas no son 100% eficaces y hay nuevas variantes que pueden alterar la eficacia y duración de la inmunidad. Pero sí se habla de control de la transmisión. Es previsible que con esta especie de 'combate' de tercera dosis masiva, nos deje a toda la población una inmunidad que nos permita hacer un control férreo de la transmisión.

3–Las vacunas han sido claves. Aunque no han detenido a ómicron, sí han valido para evitar un colapso de la sanidad. No sé qué hubiera pasado con esta ola si no tenemos a la población tan vacunada. Las vacunas son mejorables ¡claro que sí! Habrá que pensar en inmunidades más duraderas en anticuerpos puesto que en células ya la están induciendo bastantes de ellas.

Y habrá que diseñar vacunas por vía nasal que generen una inmunidad más protectora en la vía de entrada del virus: la mucosa. Y otras que actúen frente a partes del virus que no sean tan variables. Pero requiere un tiempo e inversión. Y la colaboración internacional.

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Es temprano para saber cuántas veces hay que revacunar y si hay que hacerlo de modo periódico. Hay que estudiar antes la inmunidad de anticuerpos y la celular, que es más robusta. Como referencia, 18 años después del SARS-1, seguimos teniendo personas inmunizadas. Y hay que meter en la ecuación la inmunidad natural, inducida por la propia infección, que no está teniendo en cuenta. Es muy robusta, heterogénea y más resistente a las variantes que las propias vacunas.

Ignacio Rosell r. iménez
  1. Ignacio Rosell

    «No es bueno especular con la menor letalidad cuando estamos en el 'boom' de las Navidades»

1–Este virus nos ha engañado muchas veces. Los coronavirus precedentes han sido siempre catarrales. Ojalá vaya evolucionando en esa línea. Hay indicios de un reemplazo del virus más transmisible, con menos impacto. Podría ser una buena noticia para los hospitales Pero no es una buena noticia especular sobre esto cuando estamos a punto de celebrar el Fin de Año. Tengo un profundo miedo al 'boom' que pueda salir tras estas navidades.

2–Por una parte puede contribuir a una inmunidad de grupo, aunque eso era mejor cuando no había vacunas. Los coronavirus no suelen dejar una inmunidad muy permanente. Hay que recordar que todos nos podemos contagiar de dos o más catarros en un solo invierno.

Por eso, hay que seguir tomando medidas contra esta 'explosión'. Si es diez veces más suave pero se transmite cien veces más rápido e, insisto, tenemos por delante todavía fiestas navideñas, las cosas pueden ponerse muy mal. Hay que seguir apelando a las decisiones restrictivas en la vida social. La gente tiene mala memoria. No debería ser posible realizar las interacciones que se están planteando en muchos espacios. Me apunto al optimismo, pero con una llamada a la calma.

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3–Si me llegan a decir que en un año íbamos a tener una vacuna que inmuniza el 70% o el 80% me habría parecido increíble. Es, con mucho, la mejor noticia del año. Aspiramos a una vacuna que evite la revacunación, pero no creo que nadie pueda hacer pronósticos hoy día. Tal vez nos haga falta una cada seis meses durante un tiempo. Ojalá hicieran falta menos pinchazos. Prefiero no lanzar campanas al vuelo porque insisto en que este virus ya nos ha engañado muchas veces. Vamos a ver qué pasa en primavera.

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