Secciones
Servicios
Destacamos
el norte
Valladolid
Miércoles, 4 de noviembre 2020, 07:24
El de la hostelería, uno de los sectores punteros de Castilla y León por hábito social y reclamo turístico, vive sus peor crisis, con sus negocios al borde del estrangulamiento económico. En las provincias de la región varios testimonios ponen voz al complicado presente de ... unos negocios a los que se suman los gimnasios, anticipando las consecuencias del agravamiento de su situación a partir del viernes cuando bajen la persiana.
Mª Ángeles Fraga, bar Moeda (Burgos)
«Esto no es normal porque no nos hemos repuesto del anterior cierre, la gente es reacia a entrar y ahora otra vez a lo mismo». Así se desahoga María Ángeles Fraga, propietaria del bar Moeda, en el centro de Burgos. «Lo peor es la incertidumbre, nos están calentando muchísimo la cabeza y esto no es normal, no nos han dado una triste ayuda, no he recibido un duro y hemos seguido pagando legalmente», lamenta Fraga, que, aunque no tiene empleados, trabaja junto a su marido en el bar.
Insiste en lo «injusto» de las restricciones. «Se están cebando con los hosteleros, porque yo vengo en autobús, está petado y ahí no pasa nada, pero aquí en el bar tengo mis medidas de seguridad, mi gel, limpiamos cada vez que se va un cliente, la hostelería no es el oco; nos están arruinando la vida». El viernes echará la persiana «hasta nueva orden» y con mucha «incertidumbre».
César Rodríguez, propietario de cuatro locales hosteleros en San Rafael (Segovia)
César Rodríguez es, junto a sus hermanos, el propietario de cuatro locales en San Rafael: el bar Orly, el restaurante Plaza, la discoteca Kadampa y la casa rural La Rosa de Pedro. «Llevo toda la mañana sin aire», reconocía ayer. Y eso que considera que «ahora mismo que nos cierren puede ser hasta una ayuda». Sus negocios dependen de que se permita la movilidad con Madrid. Si no, ocurre como el pasado fin de semana, que apenas ofrecieron cinco cenas la noche del sábado. Con trece empleados a su cargo, la posibilidad de mandar a sus trabajadores a un ERTE le ofrece un cierto alivio. Pero aunque se ahorren el sueldo de sus empleados durante las semanas que el sector cierre, los negocios siguen afrontando unos gastos importantes. «Tenemos cuatro préstamos, además de las hipotecas de nuestras casas», resalta César, que también apunta al pago del alquiler de un local. «Son muchos gastos. Nos da mucho miedo esta situación».
El centro Tres60 Ocio y Deporte abría sus puertas el 7 de octubre. Tras varios meses de trabajo se levantaba una nave que acoge un gimnasio, pistas de pádel, un campo de fútbol cerrado, un parque infantil y una cafetería. Un proyecto liderado por David García Bores y respaldado por 15 trabajadores abocados a acabar en un ERTE. Tras su breve estreno, a partir del viernes permanecerán cerrados hasta que la Junta de Castilla y León indique lo contrario. Desde el centro Tres60 Ocio y Deporte esperan que al menos la medida sea efectiva, aunque recuerdan que «los centros deportivos no están teniendo una tasa alta de contagios».
Leo Cadenas, bar PB (León)
Leo Cadenas pone cañas en el PB. A pesar de la mascarilla, no esconde la sensación que tiene al otro lado de la barra. «La noticia la puedes encajar como todo el mundo, que de esta ya nos mandan cerrar definitivamente. Después de tres meses en los que estuvimos cerrados, ahora toca lo mismo. Estamos trabajando al mínimo, no llegamos a un 20% de lo del año pasado. La poca gente que hay se acumula en la terraza, pero dentro, nada de nada de nada; si ahora nos clausuran marcharemos a tomar por saco, a pedir». En su caso hay otra opción en el horizonte: seguir el camino que muchos han tomado empujados por una pandemia que se ceba con los bares. «Si nos cierran me jubilaré, qué voy a hacer».
«Estábamos desangrados y ahora ya es la desgracia absoluta». Así resume las nuevas medidas Óscar Somoza, presidente de la Asociación Zamorana de Hostelería, la patronal del sector en una provincia con 3.000 empresas hosteleras. «Toda la provincia está vinculada a la actividad turística y a la hostelería», destaca el presidente de Azehos. Óscar Somoza insiste en que las restricciones tienen que llegar acompañadas de compensaciones, por lo que espera que se anuncien ayudas para compensar a los afectados.
Carlos Martínez aplaude las medidas tomadas porque «la situación de la comunidad es grave y tenemos que priorizar la salud de la ciudadanía por encima de todo». También considera «necesario y urgente poner en marcha medidas económico-financieras para quienes van a cerrar y para quienes están siendo golpeados por la crisis, más de lo que estaban ya en la otra ola del virus». Martínez llama a la Junta a que movilice recursos económicos.
José Sánchez Blanco tiene su restaurante El Bardo en la céntrica calle Compañía. «Lo que más me duele es que se esté atacando y echando la culpa de todo a la hostelería y a los chavales, porque a un chico de 20 años no lo puedes encadenar a la pata de la cama para que no salga». En su local han estado trabajando durante estos últimos meses «con solo el 10%» de ingresos. El restaurante cuenta con tres comedores y la plantilla está formada por 12 personas, de las que seis se encuentran actualmente en ERTE.
«Cerrar la hostelería es un grave error». advierte Jorge de Miguel remarcando que en Barcelona han cerrado «y los contagios se han multiplicado por 300; la gente se sigue reuniendo en sus casas». De Miguel subraya que en 40 años de profesión ha conocido muchas crisis pero «ninguna como esta».
Textos elaborados con informaciones de Gloria Díez, Quique Yuste, Ramón Morales, Alicia Pérez, Nacho Barrio, Isabel G. Villarroel, Ricardo Rábade y Marco Alonso
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.