La táctica gruyere para impedir el paso al virus

Ningún sistema de prevención, por sí solo, es perfecto. La vacunación, que es por ahora la mejor forma de evitar los casos graves de la enfermedad, no impide absolutamente que alguien se contagie, por ejemplo. Las mascarillas funcionan mejor cuanto mejor se ajusten y en función de su capacidad de filtrado. La ventilación no siempre es fácil de realizar. Por eso los expertos hablan de una táctica 'queso de gruyere'. Cuantas más capas de protección se añadan, más complicado es que que los diferentes 'agujeros' que presentan se acoplen y permitan el paso del virus. Una cena en un restaurante bien ventilado (o con filtros HEPA), manteniendo ciertas distancias y utilizando las mascarillas adecuadamente, con todos los invitados vacunados y previo test de antígenos, por ejemplo, sería un escenario de riesgo muy bajo. Ante cualquier síntoma, por leve que sea, lo mejor es actuar como si fuera covid y realizarse un test de antígenos antes de relacionarse con otros.

En Castilla y León los mayores de 12 años se han vacunado con pauta completa en un 91%, y se ha comenzado con la tercera dosis en las personas más vulnerables. Los menores aún no se han inmunizado. Alguien vacunado puede infectarse y contagiar, aunque la vacuna protege contra los casos más graves de covid. En el tramo de edad de 20-40 años es donde está el mayor 'agujero': solo un 76-78% de los hombres y un 80-83% de las mujeres en esas edades se han vacunado.

Es la medida más sencilla de protegerse. En el hogar, con ventilación cruzada (puertas y ventanas en lados opuestos de la habitación, por ejemplo). Conviene renovar el aire cada cierto tiempo. Un medidor de CO2 (los hay desde 20-25 euros) permite saber cuándo hay que ventilar. En el exterior, el promedio es de 420 partículas por millón (ppm). En el interior, las comunidades han recomendado ventilar las aulas, por ejemplo, a partir de 800 ppm., y en todo caso a partir de 1.000 ppm.

Colocarse la mascarilla adecuadamente no es sencillo. Mantenerla durante una cena navideña o una celebración, menos. Las quirúrgicas no se adaptan perfectamente, lo que puede limitar su eficacia de un modo considerable. Las FPP2 se ajustan mejor, pero son poco confortables en interiores. Si se pasa mucho tiempo en el interior, conviene llevarla puesta.

Los test actuales, de saliva, tienen una sensibilidad del 96% y permiten obtener un resultado en quince minutos. Lo ideal es realizarlo poco antes de la reunión a la que se vaya a acudir, y que el resto de comensales haga lo mismo. Solo se deben adquirir en farmacias y hay que comprobar que incluye las siglas CE seguidas de cuatro dígitos. Un test cuesta en torno a 3-4 euros y se pueden comprar en packs de varias unidades. Es recomendable hacerse una prueba ante cualquier síntoma de tipo catarral.

Si las condiciones del comedor, restaurante o sala de fiestas lo permiten, es aconsejable mantener cierta distancia con personas ajenas al grupo de convivientes habituales. Una medida que en estas celebraciones, más aún de fiesta, se antoja casi de imposible cumplimiento.

Si se encuentra mal, ha tenido fiebre o síntomas compatibles con covid-19 (como pérdida de gusto y olfato, opresión en el pecho) debe hacer cuarentena y consultar a su médico sobre el procedimiento a seguir.

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