Lo que Vox puede apretar a Mañueco con la tele y la incompatibilidad en sueldos

Y los de Abascal están en ello, que les va su futuro electoral en Castilla y León en acentuar diferencias con el PP. Y han elegido dos cuestiones espinosas, que los populares tenían ataditas, invisibilizadas. Una es la ausencia de régimen de incompatibilidades de los políticos pagados por las Cortes que facilitó, por ejemplo, que el exportavoz del PP Raúl de la Hoz cobrase por actividades privadas 40.000 euros anuales que sumaba a los casi 100.000 que le pagaba el parlamento por su «dedicación exclusiva». Solamente Castilla y León mantiene abierta esa barra libre. Todas las cámaras regionales, además del Congreso y el Senado, aplican prohibiciones al respecto.

Y el segundo asunto también conlleva repercusión electoral y de poder empresarial. Afecta al control de la televisión autonómica, oficialmente no pública porque la gestionan a alimón los grupos de las familias Ulibarri y Méndez Pozo, pero que recibe anualmente 22 millones de euros de la Junta, campañas de publicidad aparte.

El pulso entre Vox y el PP es evidente. Los primeros aceleran la tramitación de cambios legales para que, una televisión que la oposición considera sometida a las directrices de Mañueco y la Junta, pase a rendir cuentas ante las Cortes. Y los populares, que han intentado frenar la tramitación con el truco de pedir prórrogas para confeccionar enmiendas y solicitar informes jurídicos sorprendentes, visto que no ha funcionado, han presentado esta semana un recurso de amparo. Piden la nulidad de la convocatoria de la ponencia de debate que finalmente ha activado Carlos Pollán, presidente de la Cortes, ante la inacción del presidente de la comisión correspondiente, que es del PP.

Dirán ustedes que vaya esfuerzo derrochado en un asunto, RTVCyL, que parece menor para el ciudadano. Un brío que no han merecido esta legislatura para los populares cuestiones como la aprobación de una ayuda mensual para que los pacientes de ELA puedan afrontar los aplastantes gastos que ocasiona su enfermedad o el blindaje de los derechos de los enfermos terminales, con la obligación de la Junta de reforzar cuidados paliativos.

¿Es más importante la tele? A la vista está que sí, por lo que supone de escaparate político. En periodos entre elecciones y en tiempos electorales, hacia los que nos encaminamos. Con un panorama en el que el PP de Mañueco intenta distanciarse del Vox de quien decida Abascal como candidato y el PSOE gasta su energía entre el pulso que Carlos Martínez mantiene con el ministro Óscar Puente a cuenta del «error» que para el primero supone eliminar paradas de trenes Ave en Sanabria, Medina del Campo y Segovia. A eso suman los socialistas de Castilla y León el pago a escote del efecto Leire, Ábalos, Koldo, Begoña, del 'mato' por el escaño de aforado del Gallardo extremeño...

El escenario apunta a que lo que dirimirán en unos meses las urnas será el alcance de la victoria de Mañueco, si estará en condiciones de seguir al frente de la Junta en solitario, con acuerdos puntuales o sometido a Vox.

Ese vaticinio electoral lo perfiló hace unas semanas, quizá de forma fortuita y sin intención, el secretario autonómico saliente de CC OO, Vicente Andrés. Al abordar en una entrevista que el Diálogo Social volvía a funcionar tras la etapa 'destroyer' de Vox el sindicalista respondió: «El tema es si en el nuevo Gobierno que haya, si es de coalición porque no le llegan los números, también va a volver a entregar la joya de la corona al partido minoritario que entre con él. Esperemos que no».

Verbaliza que Mañueco sigue.