El Día de Castilla y León es el 23 de abril y el 23 de abril no se puede desligar de Villalar de los Comuneros. Por historia y por sentido institucional. Si se es autoridad autonómica, con responsabilidad pública y sueldo holgado y privilegios ... de protocolo acordes al cargo, menos. El mismo Estatuto de Autonomía que respalda la existencia de cargos políticos autonómicos, eleva el 23 de abril a fiesta de la comunidad. Con rango reforzado de ley orgánica. Esa es la primera razón por la que al menos respetar lo que implica Villalar de los Comuneros es la obligación mínima, ramplona, para un responsable institucional. Por mandato legal. Guste más o menos.
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Y bajo un prisma histórico, la revuelta comunera se adelanta a revoluciones liberales posteriores en la reivindicación de derechos y el intento de acotar el abuso de un gobernante autoritario. Principios, valores e ideales que deberían servir para unir, en positivo. Si Villalar lo pillan en Cataluña, lo lustran con pan de oro. Tiene 'mérito', si se permite la ironía, querer convertir el 23 de abril en un elemento de exclusión. En el caso de Vox, como si Padilla, Bravo y Maldonado fueran seguidores de Mao Tse-Tung, tildando Villalar y a quienes allí de acercan de participar en un «aquelarre de la izquierda».
A diferencia de Alfonso Fernández Mañueco, Carlos Pollán, presidente de las Cortes, no estará en la villa comunera. Al desplante institucional se añade la decisión de no organizar desde el parlamento el programa de actuaciones para celebrar allí el Día de Castilla y León, recortar fondos e intendencia y contraprogramar con la jornada de puertas abiertas en las Cortes para conmemorar los 40 años del Estatuto que no se hizo el 25 de febrero, fecha del aniversario.
A esa estrategia suma Vox desde la Consejería de Industria la maniobra para borrar el 23 de abril del calendario festivo, con la advertencia de los Servicios Jurídicos de la Junta de que no era legal. Este año cae en domingo y eso permite el trampantojo de 'eliminar' el festivo trasladado al lunes 24 y ponerlo el 25 de julio, Santiago. Veremos en 2024.
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Villalar ha pasado muchos trajines. Y se ha sobrepuesto a todos. A cada helada, un brote. Fue esperanza de libertades en los estertores de la dictadura franquista y semilla de orgullo propio durante la Transición en una tierra que reivindicaba no ser menos que nadie. Luego sufrió el desprecio de José María Aznar cuando el madrileño pretendió diluir el símbolo de Villalar haciendo rotar la fiesta por el mapa autonómico. Ese alejamiento lo mantuvieron después Posada y Lucas, alimentando el desafecto de la derecha.
El hueco de ese agujero institucional lo 'okuparon' grupos radicales de izquierda que se esforzaron en vincular Villalar con incidentes de orden público. Eso quedó atrás. Muy atrás. La normalización que impulsó Juan Vicente Herrera, con su presencia todos los 23 de abril en la localidad, abrió una etapa equilibrio entre el acto oficial de entrega de los Premios Castilla y León y el respaldo institucional a la fiesta popular. Hasta el año pasado, con una fractura política agudizada este.
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La oposición, a excepción de Soria !Ya!, dejó solos a PP y Vox en la entrega de los Premios Castilla y León. El procurador de Por Ávila estaba de guardia médica y la invitación era personal. En UPL es tradición no acudir. Y PSOE, Podemos y Cs cimentaban el boicot en la degradación de la convivencia autonómica y el ataque a los símbolos y las instituciones por parte de la «ultraderecha». Premios convertidos en propaganda y pago de favores, añadían, por el galardón a Sánchez Dragó. Y hacían cómplice al PP.
¿Acertaron? Se puede criticar y cumplir con la responsabilidad institucional que tienen como representantes públicos. Lo explicó Demetrio Madrid, que entendió que para él era una «obligación» acudir. Fue y no ahorró críticas sobre un acto que interpretó sin neutralidad y a mayor gloria del fallecido Dragó y de 'su libro', lo que ensombrecía al resto de galardonados.
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Feliz día de Castilla y León. Que cada cual lo disfrute como quiera, aunque haya quien no esté donde le corresponde.
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