Navidades tensas en el PSOE de Castilla y León

Tudanca insta a esperar a ese día para conocer cual será su decisión, pero sigue fiando su futuro a lo que diga la militancia y no «un dedo divino». Eso implica presentarse a la reelección y resistirse a ese 'dedo divino', que aplicado al socialismo español y en rango supremo es el de Pedro Sánchez. El dedo apunta hacia Soria. A Carlos Martínez, alcalde de la capital del Duero desde hace 17 años y cosechador de mayorías absolutas.

El soriano ha estado siempre en las quinielas de sucesivos relevos autonómicos y ha esquivado esa encomienda envenenada que lleva quemando candidatos socialistas desde 1987. Los sucesivos 'dedos divinos' han ido designando aspirantes desde 2001: Ángel Villalba, Óscar López (trompazo mayúsculo con Juan Vicente Herrera y hoy gran esperanza del PSOE para desbancar a Díaz Ayuso en Madrid), incluso Luis Tudanca... Si hace un tiempo nos dicen que iba a surgir una corriente tudanquista en confrontación con el oficialismo de un Partido Socialista sanchista al máximo, habríamos pensado que alguien desvariaba, pero no.

Un PSOE con casi 40 años de experiencia en la oposición en Castilla y León es el que encara estas Navidades con miradas de reojo y los militantes y la competencia haciendo cábalas. ¿Aguantará Tudanca el pulso de Ferraz o seguirá el camino del madrileño Juan Lobato? ¿La falta de emoción que transmite Carlos Martínez cada vez que se le menciona el salto a la política autonómica es tan real como parece o disimula? ¿Será posible una candidatura única? Si es así, ¿cómo encajarán en ella el tudanquismo y el oficialismo? Si Carlos Martínez se resiste, ¿qué baza jugará Ferraz? ¿Se atreverá alguien de ese grupo de dirigentes con ascendencia en Madrid a dar el paso de currar por intentar gobernar en Castilla y León, donde el PP ha demostrado ser incombustible incluso perdiendo elecciones?

Seguro que hay más preguntas por contestar, pero estas son más que suficientes para medir el test de estrés al que estará sometido el PSOE de Castilla y León estas Navidades. Lo saben ellos y también en el PP. Alfonso Fernández Mañueco ha evitado hacer sangre esta semana. Ya gastará la energía con quien salga vencedor del pulso socialista y sea su contrincante en las elecciones autonómicas.

Argumentos para relevar a Luis Tudanca hay. Lleva 10 años como secretario autonómico. Él defiende que cuenta con un proyecto ganador. Lo fue en 2019, pero no gobernó y perdió en 2022. El rédito de un político se mide, principalmente, en las urnas. Eso juega en su contra hoy.

Y en contra de quienes le quieren mover la silla juega el fondo de las formas. A todos les convino que siguiera tras la derrota de febrero de 2022, porque nadie quería asumir el marrón de su relevo. Las maniobras actuales desde Madrid implican un trato colonial hacia el PSOE de Castilla y León. Ferraz ejerce de metrópoli con gente 'entendida'. Y en provincias, que lo acaten.

No es nuevo, pero en el caso del PSOE, es algo recrecido hoy en un partido con liderazgo hiperbólico que castra cualquier cuestionamiento sobre los tratos con Puigdemont, las corruptelas de Aldama o el proceder de Begoña Gómez desde La Moncloa y en el que se emplea con desahogo entre oficialistas el término traidor para definir a históricos como Felipe González. O con supervivientes electorales como Emiliano García Page.

Así encará el PSOE la Navidad, entre hieles y con el turrón del duro atragantado.