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Puente, Carnero y las moquetas de MadridEra un hasta luego, no un adiós. La renuncia de Óscar Puente como concejal en Valladolid, tras ser nombrado ministro, no era un punto y aparte en la relación con quien le relevó en la Alcaldía pucelana, Jesús Julio Carnero. El exregidor se despidió del Consistorio el 27 de noviembre ... . Con él salía del grupo socialista la ministra de Igualdad, Ana Redondo.
Fue una mañana de deseos bienaventurados que duraron suspiro y medio, porque el adiós era un nos vemos Madrid, que la moqueta es mullida de pisar. Se intuye que más que los baches de las Delicias o las aceras reventadas por las raíces en Parquesol. Madrid es otra realidad, pero el pulso entre los que fueran candidatos en las municipales continúa en el Senado. Puente aprovechó que tenía sentado a Carnero en el hemiciclo para ponerle de ejemplo de cómo el PP, abrazado a Vox, va a la contra de Europa. A juicio del ministro, devolviendo al coche y a la contaminación el espacio que habían ganado el peatón y los ciclistas.
Esos duelos madrileños traen origen en unas elecciones a la Alcaldía vallisoletana que dejaron una resaca inusual, con los dos primeros candidatos de las listas del PP y del PSOE aterrizando en la capital de España. Algo que puede tener sentido entre quienes pierden y dejan paso, pero muy poco entre quienes ganan. Primero fue Mercedes Cantalapiedra. Aportaba la experiencia de los tiempos de Javier León e iba en la lista de Carnero en posición de teniente de Alcaldía, de segunda, pero la dejaron fuera del equipo de gestión y encabezó la lista al Congreso. Es diputada y concejala.
El mismo camino siguió luego Óscar Puente, desalojado de la Alcaldía. No terminó ahí la operación salida. Quedaba la sorpresa de Carnero. Sin tomar la medida al despacho municipal y a la responsabilidad que asumía de gestionar una ciudad de más de 300.000 habitantes, Jesús Julio Carnero movió ficha para ser también cabeza de lista al Senado por Valladolid. El cuarteto vallisoletano con billete a Madrid lo completó Ana Redondo, exteniente de Alcaldía con Puente y ahora ministra de Igualdad.
Reajustado el tablero municipal, el morbo político se sirve en el Senado. Cuando hay pleno, el alcalde de Valladolid debe dejar libre su agenda de trabajo municipal para acudir a Madrid. Y a eso se sumarán las jornadas en las que haya Comisión de Transportes. Es el órgano que aborda las políticas del ministerio de Óscar Puente y el PP ha puesto a Carnero como presidente. O el alcalde lo ha pedido. Se esgrime que así controlará al ministro, desde la trinchera que ofrece el enfrentamiento por el soterramiento de la vía. Un control irreal. Quienes se fajan en esos órganos son los portavoces. Los presidentes de comisiones parlamentarias son una suerte de figura protocolaria abonada al modo 'reina madre', que permite cobrar, en el caso del Senado y el Congreso, un complemento mensual de 1.622,27 euros en 14 pagas. Eso se suma al sueldo y al suplemento del parlamentario de fuera de Madrid.
Asumir la presidencia de comisión aumentará el ir y venir del regidor y sería recomendable poner especial precaución en el medio de transporte, una vez que ha recuperado el conductor exclusivo para la Alcaldía. Mimar la separación, a ser posible con transparencia, entre cuando ejerce de alcalde y cuando lo hace de senador. Ese trajín entre Valladolid y Madrid lo puede afrontar Carnero más tranquilo tras reforzar el equipo de la Alcaldía fichando como funcionario de élite y con salario acorde, para la gestión del día a día, a Indalecio Escudero.
La decisión de acumular el cargo de senador al de alcalde expone a Carnero, en cada pleno de Madrid, al dardo de Puente. El alcalde es señor del Ayuntamiento. En el Senado, uno más y a medio gas. A caballo entre los dos sillones, está abonado a la crítica de que no se vuelca en el Ayuntamiento. Pese a que dice haberlo encontrado casi en quiebra. Y esa crítica va a ser creciente.
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