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María 'la extremeña' y los demás

El 'hasta aquí hemos llegado' de María Guardiola marca el cromatismo máximo en el tablero negociador entre PP y Vox. En el pacto de Castilla y León de hace quince meses, Mañueco se movería en la gama de los amarillos pajizos, que parecieron ganar brío cuando el valenciano Carlos Mazón optó por el blanco, de rendición total, cerrando un pacto sin explorar el terreno negociador y con el escrutinio aún caliente. Esa es la paleta de colores que manejan los populares en sus pactos con Vox. La gama oscila entre la dureza del granito extremeño y la blandura de la horchata valenciana. En Baleares, por ejemplo, el PP ha votado un presidente del parlamento, de Vox, que afirmó en 2020 que «las mujeres son más beligerantes porque carecen de pene». Tela la asociación. De altura intelectual. ¿Aplicará a Guardiola la observación?

Lo que dará de sí el plante de María 'la extremeña', si va de farol o en serio, se sabrá en próximas fechas. Pero el hecho de hacer valer una posición de fuerza en la negociación sitúa ante ese espejo el proceder en otros territorios de otros compañeros del PP. Ella encabeza un grupo con los mismos escaños que el socialista Fernández Vara, 28, pero con el PSOE ganador en votos. Podemos mantuvo sus cuatro parlamentarios y Vox irrumpió con cinco. Es necesario que los de Abascal apoyen a Guardiola para que la popular gobierne. Ella plantea a Vox un acuerdo de medidas sin tocar la violencia de género ni recortar la atención a inmigrantes y los derechos de las personas LGTBI. Siempre con los de Abascal fuera de su Ejecutivo. Porque lo prometió en campaña, por principios, y por aritmética, dice. Vox representa al 8,1% de votantes y Guardiola entiende que no pueden imponer presidir el parlamento, un vicepresidente y consejeros.

El resultado de la extremeña es más esponjado que el que logró Mañueco. Vox recogió en Castilla y León el 17,6% de los votos y 13 escaños, frente a los 31 del PP con el respaldo del 31,4% de los votantes. El salmantino inició la negociación reiterando que no habría repetición electoral. Mostró esa carta. A partir de ahí, Vox logró el 'pack' completo: presidir las Cortes, una vicepresidencia en la Junta que Juan García-Gallardo eligió sin cartera de gestión y desde la que ejerce de presidente bis –del área de Vox con incursiones en la del PP– y tres consejerías. Todo a lo que aspiraba de partida. De aquel no amagar siquiera con ponerse rojo, han surgido varios episodios que han pintado a los populares la cara de amarillo: los ataques al diálogo social, los insultos en las Cortes, el protocolo antiaborto, el conflicto de la tuberculosis bovina...

Comparado con Valencia, Mañueco fue un negociador 'duro'. Al lado de María 'la extremeña', el castellano y leonés y otros barones parecen de consistencia mantecosa. La demostración de firmeza de Guardiola enarbolando principios éticos y políticos conlleva un doble riesgo: el que asume a nivel institucional tanto si mantiene el pulso como si cede, y el del resentimiento que ha sembrado entre las baronías del PP. Al mínimo resbalón jalearán su caída los 'compañeros' de partido. Al tiempo.