Escolares y señorías

Primero, lo importante. Nuestros chavales salen del instituto codeándose de tú a tú con los escolares de los mejores sistemas educativos mundiales. A la par de los canadienses y siguiendo la estela de los japoneses. PISA evaluó en 2022 el nivel de los estudiantes de 15 años en esas tres materias y los de Castilla y León sacan un curso largo en conocimientos y competencias a valencianos, baleares, catalanes, extremeños, manchegos y murcianos y algo más de ese curso a andaluces, ceutíes y melillenses. No se trata de competir. Se trata de aprender y PISA demuestra que en Castilla y León se enseña bien.

Esta es una tierra donde por tradición ha importado a las familias que los chavales estudien. Especialmente y si vivían en pueblos, las chicas, hijas de mujeres que no tuvieron esa opción. El sobresaliente de PISA no es nuevo en Castilla y León. Lo recogen esta vez el presidente Fernández Mañueco y la consejera Rocío Lucas, pero dio alegrías antes a Juan Vicente Herrera y a sus consejeros Fernando Rey o Juan José Mateos.

Es la historia de un trabajo continuado en una dirección acertada. De aulas con maestros cuyos nombres recordarán alumnos (y padres) toda la vida. Gracias Inés y Aurora, Orencio y José Luis, Toño o 'teacher' Elena por el mimo puesto en la enseñanza de conocimientos, pero también del valor del respeto a uno mismo y a los demás. Los maestros vocacionales son una bendición. Muestran el mundo a sus niños y minimizan el efecto de tropezar con un docente pasota. Son excepción, pero ahí están.

A la nota de PISA contribuyen personas como César, que demuestra que un conserje puede ser la alegría de un colegio. O Leo, experta en quitar drama al brócoli en el comedor escolar.

Todo ese valor humano hay que cuidarlo y eso es responsabilidad de quien gobierna en la Junta. Los resultados de Castilla y León arrojan datos similares en la enseñanza concertada y la pública. Eso habla de equidad, pero no se puede perder la perspectiva de que la escuela pública, 100% responsabilidad de la Consejería de Educación, es el único recurso en los pueblos y para familias urbanas, que no ven una opción en los centros concertados. Bien sea por cuestiones personales, sociales o económicas, en hogares para los que es imposible de afrontar el pago 'voluntario' a la fundación del cole o servicios extraescolares y de conciliación más caros.

La comunidad educativa de Castilla y León encara las vacaciones de Navidad casi con matrícula de honor. Así que es bastante hiriente que cada enganchada en las Cortes autonómicas, habituales en estos tiempos, se compare con el patio de un colegio. Ya querrían los protagonistas del hemiciclo comportarse como esos chavales. Y quienes moderan el debate parecerse a los profesores que ponen paz en el recreo desde la aspiración a ser ecuánimes.

En las aulas se esfuerzan por enseñar conocimientos y valores para encarar la vida. ¿Superarían esa prueba sus señorías? Bastantes sí, pero marcan tendencia los que están en otra onda. La penúltima de quienes dirigen las Cortes ha sido dificultar el acceso a la información sobre el cobro de dietas y kilometraje al sustituir listados de nombres y apellidos por sopas de siglas.

El valor de la transparencia convertido en un gurruño para encestar en la papelera. Con acuerdo de PP, Vox y PSOE. Ahí no hay conflicto. Como no lo hubo en subirse el sueldo, con discreción, a principio de legislatura. 

Escolares y señorías, pura coincidencia cualquier parecido entre ambos.