El Escaño 82

Castilla y León educa bien, salvo a algunos políticos

Entre un asunto optimista y otro regulero, los chavales de Castilla y León de 4º de Primaria que se han enfrentado a los ejercicios de números, medidas y geometría y a razonamientos y contenidos de las ciencias de la vida, físicas y de la Tierra me permiten empezar por lo ilusionante antes de conectarlo con lo insufrible, como ha sido a ratos el pleno de que los procuradores de las Cortes de Castilla y León han celebrado esta semana.

Imaginando a estos niños respondiendo preguntas y resolviendo problemas, listos como ratones colorados, da por preguntarse en qué momento se tuerce la transición hacia la vida adulta cuando no hay pleno autonómico sin improperio que trasladar al Diario de Sesiones.

Pero permanezcamos unos momentos aún en las aulas, entre mochilas y cuadernos de cuadrícula. Los niños de Castilla y León logran 522 puntos en Mates y 525 en Ciencias. Hay un ligero retroceso de 5 y 10 puntos respectivamente, pero eso no les descabalga de los puestos de pódium, con 24 puntos de ventaja sobre la media española. A una distancia de 33 puntos en Matemáticas de los escolares catalanes y de 40 puntos en Ciencias de los alumnos baleares, comunidades que fijan el suelo de los sistemas educativos autonómicos en del desempeño en estas materias. Mates y Ciencias abren camino hacia profesiones tecnológicas y también hacia las que cuidan de nuestra salud y del medio natural. Eso es futuro.

La evaluación es un respaldo a la políticas educativas de Castilla y León, hoy bajo la batuta de Rocío Lucas y antes de consejeros como Fernando Rey, Juan José Mateos o Javier Álvarez Guisasola... Todos ellos, docentes en la Universidad de Valladolid, disfrutaron de valorar los buenos resultados del alumnado de Castilla y León en los informes PISA.

Pero por encima de gestores, el resultado indica que el personal que se queda a cargo de la educación de los niños en los colegios demuestra de manera general como mínimo capacidad y en muchos casos compromiso. Y luego están las familias, herederas de unos mayores que siempre valoraron la formación de sus hijos.

Cuestión aparte es si habrá un momento en el que esos alumnos excelentes podrán elegir entre quedarse en su tierra, porque haya trabajos acordes a su capacitación, o Castilla y León seguirá exportando ese valioso activo a otros territorios. El último informe de la Agencia Tributaria sobre Movilidad del Mercado de Trabajo recoge que en 2023 salieron de la comunidad 2.951 trabajadores más que los que recalaron aquí. Menores de 35 años que formarán su familia en otros lugares. Allí crearán riqueza, gastarán y tributarán.

Pero ese es otro asunto. El de hoy es la enhorabuena por una evaluación sobresaliente del alumnado, que nubla la oratoria de sus señorías en los plenos autonómicos. Por las formas y por el contenido. No es algo nuevo, pero la reiteración de la palabra gruesa y de argumentos ofensivos termina por 'inmunizar'.

Y eso no es bueno. Escuece al escucharlo, pero es una más, en un pleno más... Algo que lleva, por ejemplo, a que Pablo Fernández (Unidas Podemos en las Cortes de Castilla y León) empiece una pregunta al presidente Mañueco afirmando que «la gente folla poco» en la comunidad por las políticas de la Junta.

Y que al día siguiente, Juan García-Gallardo diga que en La Moncloa se cuece «un golpe de Estado» y elogie la dictadura Franquista, con sus fusilados aún en cunetas, sus exiliados y la persecución durante 36 años, una vez acabada la Guerra Civil, a quien no pensaba lo que quería el dictador.

Todo ello en víspera del aniversario de la Constitución. Un oxímoron político, porque no se puede añorar lo que supuso el Franquismo y ser constitucionalista.