Carlos Blanco, en el rincón de su domicilio desde el que a diario observa lo que pasa a su alrededor, después de toda una vida dedicado a contárselo a los oyentes. RAMÓN GÓMEZ
Carlos Blanco Álvaro | Periodista, escritor e investigador sobre tradiciones populares y folklore

«Sólo la honestidad nos salvará de lo que viene con la inteligencia artificial»

El veterano informador advierte de que «la noticia no es un producto, es un derecho. Y la información, un servicio público. Ese es el fundamento de todo»

J. I. Foces

Valladolid

Sábado, 17 de junio 2023, 00:04

He aquí uno de los periodistas más reconocidos de Castilla yLeón en el último medio siglo. Carlos Blanco Álvaro (Segovia, 1955). Imprimió su particular sello a la forma de hacer Periodismo, siempre con la radio (Cadena Ser) como eje central de una trayectoria profesional muy ... versátil, que incluyó permanentes incursiones en la prensa escrita y también, aunque más lejanas en el tiempo, en la televisión. Un hacer periodismo incluso desde el mundo de la literatura, en el que dejó una huella imborrable en libros que fueron el resultado de una descomunal labor investigadora sobre el folklore autóctono y las tradiciones. Hoy, varios años ya jubilado, se asoma a las páginas de su El Norte de Castilla y reflexiona sobre Periodismo, sobre el momento actual de España y sobre el futuro. Sobre la vida, en definitiva. El entrevistador, entrevistado.

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–Estudió Derecho, cuyo lenguaje goza de precisión, de claridad, imprime orden y seguridad a lo que se escribe. ¿Le sirvió luego para la profesión periodística?

–Eso es así. Es algo que Miguel Delibes declara en su momento, cuando reconoce que un libro de texto, 'Tratado de Derecho Mercantil' de Joaquín Garrigues, le cautivó por amor a la precisión y el adjetivo. Y a la metáfora... Tienes que utilizar muy bien las palabras porque si las utilizas mal pueden incluso matar; eso lo decía Álex Grijelmo.

–Si estudiaba Derecho ¿cómo le entró el gusanillo del Periodismo?

–De verlo.

–¿De verlo? ¿Dónde?

–Una de las personas que me dio un empujón para que el Periodismo fuera mi forma de vivir fue Paco Cantalapiedra. Yo iba a una cafetería al lado de casa que se llamaba Noche y Día. Desde allí, Paco, que ya era jefe de Prensa de la Confederación del Duero, hacía un programa para 'La Voz de Valladolid'. Después supe que habló con Rafa González Yáñez, en aquel momento director en funciones de Radio Valladolid, para decirle que había que empujarme porque creía que yo valía para la radio.

–¡Rafael González Yáñez!

–El inventor de la radio moderna. Fue mi maestro en aquellos años, tuvo mucha paciencia conmigo. Años después, cuando marchó a Madrid, tuve el inmenso honor de sustituirle como jefe de Programación de Radio Valladolid de la Ser.

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«No es lo mismo traer y llevar la nota de un portavoz que querer averiguar lo que hay en ella de verdad. Y contarlo»

CARLOS BLANCO

Periodista y escritor

–Su vida profesional radiofónica siempre en la Cadena Ser.

–Empecé a colaborar en la radio antes del Servicio Militar en Madrid. Hice prácticas en la radio sustituyendo a los locutores de plantilla en sus vacaciones. A Rosita, Clarita, Pilar García Santos, Josefina García, Maripresen... Por Radio Valladolid, en Montero Calco, ya rondaba Javier Ares con las transmisiones deportivas. Por cierto, Javier también era estudiante de Derecho, al igual que Carlos Gallego, cuando llevaba a la radio sus columnas y guiones. Aquello empezaba a animarse.

–Pero ha tocado todos los palillos: radio, prensa y televisión...

–Todavía no habían aparecido los canales privados de televisión cuando TVE decide, presionada por las autonomías, regionalizar parte de la programación del segundo canal. Se trataba de dar a conocer personajes locales de interés, desde artistas plásticos a escritores, cantantes y grupos musicales formados en Castilla y León. Tuve la oportunidad de formar parte de aquel equipo pionero de la televisión de proximidad, como director y presentador de 'Nosotros mismos'.

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–Pero al final fue la radio la que le cautivó por completo.

–He podido hacer todo lo que me ha gustado. Tanto en la radio local, como en la regional y la nacional. La radio ha sido la fuente de todo. Entré muy joven y me gustaba porque te permitía mucha libertad. La radio ha sido siempre la más creativa, la más versátil, la más flexible, la que permitía hacer más con menos, como me enseñó Rafa González Yáñez. Rafa ya tenía allí gente como Luismi de Dios, Germán Losada, Jesús Díez Lobo, estaba yo... Profesionalmente tenía dos cometidos: 'Los 40 Principales' y corresponsal de Hora 25 en la época de Iñaki. Éramos polivalentes, que se dice ahora.

El periodista Carlos Blanco posa en su domicilio de Valladolid. RAMÓN GÓMEZ

–¿Qué se perdió el mundo del Derecho sin usted?

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–¡No se perdió nada! Yo he ganado haciendo Periodismo. Que escribiera desde muy temprano opinión en 'La Hoja del Lunes' y en El Norte de Castilla puede que se debiera a tener el vocabulario adecuado y los procesadores de texto, que tanto me facilitaron el orden y la claridad de lo escrito. Que, en el fondo, sigue el esquema de una sentencia, esto es: antecedentes, hecho probados, fundamentos, parte dispositiva y resolución. Un artículo debe ser preciso como el mecanismo de un reloj.

–Al periodista, como a la radio, se le ha intentado enterrar muchas veces. Llegó Internet y se dijo que cualquiera podía ser periodista. Y ahí siguen los periodistas. Y ahí está la radio.

–Se han dicho muchas cosas con muy poco respeto al periodista. Desde varios ámbitos no se ha respetado la función que tiene el periodista y que es imprescindible, pero tan molesta a veces. A Juan Cruz le gustaba mucho la definición que hacía Scalfari, exdirector del diario italiano 'La República': «Periodista es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente». ¡Acertaba de pleno!: Es que un periodista debe estar siempre muy pendiente de lo que quiere la gente.

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–¡La invariable esencia del periodismo!

–Sin ese contenido social, sin ese derecho a la información que tiene la gente, el periodista no tendría sentido, porque, ¿a quién tiene que hablar? Pues a quien precisa de una información adecuada. Lo que pasa es que esa información tiene que ser de calidad, que sirva para algo, que ilumine las salidas. Eso es imprescindible. Mucha de la culpa de lo que les pasa a los periodistas la tenemos los propios periodistas, que nos dejamos hacer. Tiene usted razón al recordar aquella moda del 'Periodismo ciudadano', que se podía ejercer con el único requisito de tener un móvil y cierta verborrea. ¿Ocurriría lo mismo con un médico o un abogado?

–¿A qué se refiere?

–¡También llevan móvil! Los empresarios de la comunicación están nerviosos y buscan ideas y remedios para el futuro con informáticos y comerciales. A los periodistas se les consulta cada vez menos. Son mayoría quienes creen que el Periodismo tiende a desaparecer. Y la confusión se extiende. La noticia no es un producto, es un derecho. Y la información, un servicio público. Conviene que no se olvide, porque es el fundamento de todo. Cada vez está más descolorida la línea que separa la comunicación de la información. No es lo mismo traer y llevar la nota de un portavoz que querer averiguar lo que hay en ella de verdad. Y contarlo.

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–Con lo inabarcable de la realidad informativa, usted encontró tiempo para dedicarse a investigar sobre folklore autóctono y tradiciones. ¿Una vía de escape a tanta información?

–¡No, al revés! También era periodismo. Hacía reportajes sobre las fiestas populares, sobre sus aspectos menos conocidos, sobre la belleza de sus ceremonias, atuendos, música y colores, para publicar en Páginas Especiales de El Norte y revistas especializadas. Eso por una parte. Por otra, la vieja amistad que mantengo con Joaquín Díaz, que es una personalidad que irradia sabiduría y conocimiento. Cuando se retiró de cantar se le reconoció como el padre del Folk español, un personaje muy importante que cambió para siempre la imagen de lo folklórico, uniéndola a la música comprometida y de autor, a la altura de Joan Báez o Peter Seguer.

Carlos Blanco. R. GÓMEZ

–Publicó usted tres libros de fiestas de Valladolid y Castilla y León. ¿Por qué fiestas?

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–Necesitaba escribir sobre algo divertido y, sobre todo, porque quería llevar la contraria a algo que me había parecido siempre una injusticia, el cliché que años atrás se tenía del vallisoletano, una suerte de Felipe II aburrido, oscuro, de mal humor, de hogueras, capuchones y tristeza en sus pueblos. Tópicos y lugares comunes que se declaraban falsos en cuanto te acercabas a ellos. Los arquetipos en todo su apogeo estudiados por Caro Baroja o Díaz Viana. Había que cargarse esa imagen oscura y aburrida y qué mejor que hablar de las 400 fiestas que recorren la provincia.

–Nacía entonces Castilla y León como autonomía. En 40 años hemos pasado de la España de las Autonomías a la España de los nacionalismos...

–¡Que es mucho pasar!

–¿Cuánto es mucho?

–Sobre todo para un Estado centralista sobre el que descansó la Corona de Castilla durante siglos. Tengo la impresión de que se hizo lo que se pudo y también un poco menos. Y tengo la impresión de que hubo muy poca lealtad. No sé si se explicaron bien las cosas, no sólo por los que gobernaban sino también por los que estaban en la oposición aquellos años. En España se vendió esto como si la regionalización o el federalismo, vamos a hablar mejor así que nos entendemos todos, fuera la solución. Se hicieron las cosas como se pudieron hacer en esos momentos, pero no calcularon cómo podía terminar aquello. Se pusieron los ejemplos de EE UU, Italia y Alemania como estados compuestos de éxito. Y el federalismo como solución. Pero lo que no se explicó es que el federalismo tiene dos direcciones, una centralizadora y otra descentralizadora.

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«¿Que cualquiera con un móvil y verborrea podía ser periodista en Internet? ¿Y por qué no médico o arquitecto?»

CARLOS BLANCO

Periodista y escritor

–¿Que llevan hacia dónde?

–La Alemania creada por el canciller Bismark, la italiana de Garibaldi y, por supuesto, Estados Unidos parten del principio 'De muchos, a uno'. En España se fue al revés, se aplicó el modelo federativo a partir de un Estado fuertemente centralizado. En fin... Agregar es lo que hicieron Alemania e Italia. Desagregar, lo nuestro. Aquí se hizo al revés y se crearon 17 particiones. Y como esto no tiene fin siempre se va a pedir más y más... Llegará el momento en el que ya no quedará más que pedir. Se ha ido muy lejos para contentar a todos.

–No le veo muy optimista respecto al futuro del Estado autonómico como lo conocemos.

–Es que esto tendrá que cambiar. Ángela Merkel centralizó discretamente servicios en la peor época del covid. En España, cuando tras interminables negociaciones se ponían de acuerdo en algo, las autoridades regionales salían a contarlo como una gran noticia y una prueba de su lealtad. ¡Pero si es su obligación!

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–Hablaba antes del estereotipo sobre los vallisoletanos. Pero aquí vivió Cervantes, esta es la tierra de Miguel Delibes y está la Seminci, que da dimensión internacional a la ciudad...

–Y con el tiempo se verá con mejor perspectiva que una de las actividades más interesantes que contradice ese cliché será la Semana Internacional de Cine.

El periodista Carlos Blanco Álvaro. RAMÓN GÓMEZ

–Valladolid y el cine, esa sí es una simbiosis a estudiar.

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–Veremos con más perspectiva lo importante que es la Seminci para la formación de la personalidad de Valladolid. Por cierto, aprovechando que es Ciudad de Cine y que se van a entregar los Goya el próximo año, podría rendirse homenaje al creador de la Seminci y director de ella los primeros 20 años, Antolín de Santiago. Quedan testigos de cómo se partieron la cara por proyectar películas como 'Las Hurdes, tierra sin pan', de Buñuel, o 'El manantial de la doncella', de Bergman, que a punto estuvo de costarle el puesto a Antolín de Santiago. El actual presidente de la Academia de Cine, Méndez Leite, era habitual de la Semana.

–Hoy nada, Seminci incluida, se concibe sin Internet.

–Claro, Internet ha sido muy importante.

–¿Cómo que 'ha sido'?

–Se están empezando a crear otras cosas que no sabemos ni qué son ni qué es lo que hacen.

–¿La inteligencia artificial?

–Claro. Y no nos podemos ni imaginar en qué va a concluir todo esto. Pongo un ejemplo que usó Umberto Eco: La imprenta la inventó Guttemberg hace casi 600 años; fue un adelanto tremendo porque se podían editar libros de forma rápida si lo comparamos con lo que había, que era copiarlos manualmente. 300 años después se produjo la gran revolución social de la aparición de la prensa tal y como la entendemos ahora, una forjadora de opinión, una forjadora de expresión, de progreso, de integración entre naciones. Y sobre todo de control al poder. ¡Pero fue 300 años después de la invención de la imprenta! Ahora puede que esté pasando lo mismo. Pasa algo que no sabemos qué es, pero que intuimos, y será tan importante como lo fue la prensa global. No sé quién nos salvará de lo que venga, pero sí sé que serán muy importantes la ética y la conducta adecuada. La honestidad nos salvará de lo que viene.

–¿El periodista llega a jubilarse alguna vez?

–Hemingway decía que el periodismo es una buena profesión si se sabe uno retirar a tiempo. Para mí lo ha sido.

–¿Y ya se ha parado a pesar qué quiere ser de mayor?

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–¿Lo pregunta de verdad?... Pues paseante de perro por la Tierra de Pinares.

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