Alejandro y Álvaro Ballesteros González | Estudiantes del máster de Abogacía y premio al Compromiso Universitario

«Si solo estudias, es muy difícil diferenciarte»

–¿Cuál es su compromiso?

–Alejandro: Es la mezcla de muchos ámbitos diferentes. No solo centrarte en las actividades y en la excelencia académica, que es muy importante y en la que nos hemos esforzado mucho, sino también llevar a cabo actividades representativas, asociativas, deportivas, solidarias...

–Álvaro. Compromiso también es intentar dar de vuelta a la sociedad las oportunidades que hemos tenido.

–¿Que han sido...?

–Álvaro. Hemos estudiado todo en la universidad pública y siempre hemos tenido los dos una sensación muy fuerte de no dar por hecho lo que ésta nos ha ido dando. En la medida de lo posible, y aunque somos muy jóvenes y hay muchas cosas que no sabemos, estamos intentando aportar.

–¿De qué manera?

–Álvaro. Tratamos, por ejemplo, de mentorizar a la gente de los primeros años de carrera. Y en relación con los despachos de abogados, que es en lo que más metidos estamos, ayudamos a la gente para aconsejarle, orientarle, para que vean que es posible entrar en los mejores despachos de España aunque vengas de una universidad pública y de provincias.

–Alejandro: Teníamos nota suficiente para estudiar la carrera en la Carlos III o en cualquier otra, pero decidimos quedarnos en la Universidad de Valladolid, y teníamos un poco el complejo de que pensábamos que no íbamos a poder entrar en un gran despacho porque, es verdad, aquí está un poco fuera del radar y un poco desconectado del mercado laboral porque está todo en Madrid. Como nosotros hemos conseguido darle la vuelta a esa situación y tener ofertas en Madrid y estar donde queríamos, aquí hemos montado una asociación de estudiantes de Derecho, con la que organizábamos talleres y charlas.

–Desde la asociación ELSA.

–Alejandro: Es la Asociación Europea de Estudiantes de Derecho. Cofundamos el grupo local en Valladolid para intentar aquí el que se puedan hacer muchas cosas.

–¿Como cuáles?

–Alejandro: Un taller de cómo hacer el currículum, por ejemplo. También un taller de comunicación. Trajimos al despacho Garrigues a una charla,... Se trata de mostrar que es posible hacer cosas.

–¿Con herramientas digitales como la plataforma Zrive?

–Álvaro. Es una plataforma de orientación profesional que trata de ayudar sobre todo a la gente con talento que viene de distintas universidades de provincias, con las mismas capacidades que las mejores de España, pero a las que les falta, quizá, es el acceso a la información y de lo que se trata es de facilitarles esa información y traer a mentores de las mejores empresas para que sepan hacia dónde orientar su carrera laboral. Y nosotros hemos estado muy involucrados en ello y hemos ayudado a montar un programa de Derecho para entrar en los mejores despachos de España.

–Alejandro: Zrive empezó como plataforma de mentorías; es una startup que ha montado Eduardo Riera, que estudió en la Universidad de Oviedo, también pública y de provincias. Estaba en un 'hedge fund' de Londres, había llegado altísimo y lo dejó para dedicarse a esto completamente. Tiene 600 miembros y ha ayudado a muchísima gente, como nosotros, a tener acceso a la información a través de sesiones semanales que hacíamos con mentores de las mejores empresas.

–Esa preparación, ¿qué facilita a quien se encuentra a las puertas del mercado laboral?

–Alejandro: Lo hemos notado muchísimo porque hemos llegado a Madrid y algunos se piensan que hemos estudiado allí por la información que tenemos de los mejores despachos, bancos, consultoras... Y nos ha abierto mucho la mente. Como Riera venía del mundo de las finanzas, nos propuso montar un programa de Derecho y le estuvimos ayudando. Ahora está ya a pleno funcionamiento. Eso nos ha ayudado mucho, también a nivel social, porque hemos llegado a Madrid y no hemos tenido ningún tipo de problema.

–Pero es de imaginar que todo eso solo se puede hacer si está la base de un expediente académico de primera.

–Álvaro. Claro, ha sido esencial. En los momentos en los que no sabía muy bien por qué me esforzaba tanto, como que lo hacía simplemente por pura autorresponsabilidad y también por ver a mi hermano. Eso nos ha ayudado mucho a los dos porque tener en casa al que es el mejor de la clase y que lo hace siempre muy bien todo nos ha estimulado mucho a los dos. Por ejemplo, la información que yo no tenía, la tenía Alejandro.

–¿Cada uno se ha mirado siempre en el otro?

–Alejandro: Es así, es así. El tema del expediente ha sido clave. De hecho, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Valladolid es muy difícil sacar buenas notas porque son muy exigentes. Eso es muy bueno, pero a la vez cuesta ponerte en el mapa.

–Con lo cual, hay que dar por hecho que la compenetración entre ustedes además de constante ha sido efectiva al 100%.

–Alejandro: Nos hemos motivado el uno con el otro, nos hemos inspirado el uno en el otro y el uno con el otro. Lo hemos llevado al máximo nivel en todos los sentidos y por suerte nos llevamos fenomenal. Tenemos los mismos objetivos profesionales y eso nos ha ayudado mucho.

––Si en sus carreras no ha sido todo del aula a casa y de casa al aula, ¿cómo lo han hecho para tener tiempo para más que estudiar?

–Álvaro. Hemos tenido tiempo hasta para el deporte. Jugábamos en el Valladolid de Baloncesto, aunque lo dejamos en los primeros años de la carrera. Pero hemos estado todos estos años practicando otros deportes. Y hemos hecho otras muchas cosas. Las notas importan, y mucho; sirven para maximizar tu opcionalidad y que luego puedas hacer lo que quieras con tu vida, no cerrarte puertas, pero las notas no son lo único importante. Lo ideal es organizarte bien. Y nosotros lo que hemos hecho ha sido organizarnos muy bien, estudiar desde el principio y saber siempre qué es lo urgente y qué lo importante. Hemos sabido sacar tiempo también para desarrollar habilidades sociales, para ese punto extra de meterte en una asociación, hacer otras cosas. Todo eso, cuando tienes muchísimo que estudiar, no es fácil, pero es lo que luego capitaliza de una manera enorme y que el retorno sea muy grande. Si solo estudias, es muy difícil diferenciarte, sobre todo a cierto nivel.

–En septiembre de 2024 empezarán a trabajar. De esa nueva etapa vital, ¿qué esperan?

–Alejandro: Trabajaremos en el despacho Uría Menéndez, en el que ya estuvimos de prácticas en Madrid y vimos lo que vamos a tener que hacer. Será bastante exigente a todos los niveles porque es un despacho muy prestigioso. Pero lo afrontamos con ganas, muchas ganas, en la creencia de que estamos preparados para ello. Estamos orientados al Derecho transaccional, al Derecho de los negocios, que no es tanto representar a alguien en un juicio o defender delitos de sangre o parte penal, sino que es más en la parte mercantil, de hacer grandes operaciones. A los dos nos gustan mucho las finanzas, las grandes operaciones. Aprovechando las concomitancias que hay entre el grado en Derecho y ADE nos queremos especializar más en la parte mercantil.

–Álvaro. La vocación es más hacia un despacho de abogados en la parte transaccional que una oposición. Nunca nos planteamos opositar, por ejemplo.

–Con el actual sistema de Enseñanza a ustedes les ha ido de maravilla. Pero, ¿cambiarían algo?

–Alejandro: El mundo teórico y el práctico están algo desconectados, cuesta acceder a la información que necesitas para llegar a grandes despachos y empresas porque está todo muy centralizado en Madrid. Falta información práctica, aunque poco a poco enValladolid se están haciendo bastantes actividades tanto desde el Decanato de Derecho como del de Económicas; mejoran algunas cosas. La Facultad de Derecho de Valladolid es de lo mejor, buenísima. Los profesores que hay son inmejorables y el prestigio de esta Universidad no tiene que envidiar nada al de las de Madrid, lo que pasa es que a veces cuesta acceder a la información y quizá la gente por eso oposita más.

–Álvaro. Siempre hay cosas que mejorar pero nosotros cuando hemos llegado a Madrid y hemos estado con gente de las mejores universidades hemos comprobado que nuestra formación es muy sólida. Es verdad que hay cosas que mejorar, como la de estar más conectados a las empresas, pero en Valladolid en Derecho los profesores son excelentes.

–¿El papel de los abogados y de los expertos en Derecho está amenazado por la inteligencia artificial?

–Alejandro: Yo creo que más bien se va a poder utilizar como una herramienta para poder quitar el trabajo de menor valor añadido. Hay bastantes despachos que están integrando herramientas de inteligencia artificial para, por ejemplo, de cara a si hay pleitos en masa, juntar miles de datos y documentos, en lo que puede ser muy útil, pero en el abogado hay un punto de criterio personal muy difícilmente sustituible, que no veo peligrar ni a corto ni a medio plazo. Es más una herramienta que una amenaza.

–Álvaro. Hay que abrazar la tecnología y todas las posibilidades que ofrece, pero hay un elemento que nunca va a poder sustituir la inteligencia artificial: la confianza, que es la base de la relación entre cliente y abogado. Y en los asuntos de máximo valor añadido siempre va a estar ahí. La inteligencia artificial nos ha de servir para sacar los máximos datos posibles que nos ayuden a ahorrar tiempo, pero no veo nuestro trabajo amenazado.

–Confiesen: Tienen el secreto de la gestión del tiempo, ¿verdad?

–Alejandro: Eso sí que lo podemos decir sin que suene pretencioso: nos gestionamos muy bien el tiempo. Y estamos agradecidos de haber tenido en casa la oportunidad de poder estudiar. Somos unos privilegiados puesto que nos hemos podido dedicar a estudiar; y hay mucha gente en España que es brillante, pero no se ha podido dedicar toda la carrera en cuerpo y alma al estudio y ha tenido que trabajar también. Con el esfuerzo de nuestros padres hemos podido hacerlo.

–Con lo claro que tienen el futuro, ¿también han pensado ya qué quieren ser de mayores?

–Álvaro. De mayor me gustaría ser un buen abogado corporativo y estar en los asuntos y las operaciones más importantes del mercado. Y tener la sensación de formar parte de algo y de que puedes aportar un grano de arena a la sociedad para mejorar el estado legal y de la economía.

–Alejandro: A todo eso añado que en algún momento me gustaría poder llegar a compaginar la actividad profesional de abogado con la docencia en alguna universidad para continuar el camino del compromiso universitario.