Paula Mielgo Martín, finalista del Premio Compromiso Universitario 2024
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Paula Mielgo Martín, finalista del Premio Compromiso Universitario 2024
«La sociedad tiene que ser más empática con los jóvenes»He aquí una joven muy preparada y extraordinariamente formada en la primera línea de las Ciencias. Paula Mielgo Martín (Pobladura del Valle, Zamora, 25 años). Graduada en Ingeniería Informática de Servicios y Aplicaciones y graduada en Matemáticas, es máster en Ingeniería Informática por la Universidad ... de Valladolid, donde cursa el doctorado e imparte clase en la escuela de Ingeniería Informática. Premio extraordinario de fin de carrera en el Grado y en el Máster y segundo premio en los galardones 'Valladolid Ciudad Inteligente y Climáticamente Neutra', acaba de ser confirmada como finalista del Premio Compromiso Universitario 2024 de la Fundación Schola. El ejemplo de esfuerzo, constancia y trabajo de sus padres, Gaspar y Ángela, le acompaña en todo momento, consciente de una realidad, la que les toca vivir a los jóvenes hoy, para los que reclama más empatía por parte de la sociedad.
–Uno ve su currículum y su edad y es imposible no exclamar '¡Qué cerebro!'
–Hay mucho trabajo también, ¿eh?
–Nada es fácil de conseguir.
–Mucho trabajo, mucho trabajo. Sobre todo hace un par de años en el máster, como ya tenía decidido hacer después el doctorado, sí que estuve pegándome una buena a estudiar para alcanzar las mejores notas, porque luego hay premios determinados que puntúan a la hora de acceder a becas para la tesis y, uff, eché muchas muchas horas.
–¿Cómo encaminó su vida a la ingeniería informática y las matemáticas?
–Mi madre es licenciada en Matemáticas y en casa, desde pequeña, siempre cuando ha habido que hacer deberes ha estado conmigo; me ha transmitido esa pasión y ese gusto por las Matemáticas. Me trajeron mis padres a la jornada de puertas abiertas de la Universidad de Valladolid y fue mi madre también la que me animó a cursar el doble grado, porque inicialmente yo quería hacer solo Matemáticas.
–Sabio consejo el de su madre a la vista del resultado.
–Le hice caso y ahora sigo por la rama de informática, que me gusta mucho.
–Cursar Matemáticas implica, por ejemplo, acostumbrarse a moverse en los espacios euclídeos viendo el movimiento de los vectores. Volver luego a pisar la calle tiene que ser un choque...
–Hombre, en Matemáticas son cosas muy abstractas, pero la suerte que he tenido es que la parte que más me ha llamado la atención es la que liga con la informática, la de la inteligencia artificial, y es a lo que me estoy dedicando.
–Trabajos recientes suyos se titulan: 'Predicción de trayectorias aéreas con técnicas de Deep Learning' y 'Triangulaciones y diagramas de Voronoi'. ¿Son la aplicación práctica de las Matemáticas?
–El primero es de un proyecto que tiene Boeing con la Universidad de Valladolid, alrededor del aeropuerto de Madrid, para por una parte hacer predicciones de tiempos de llegada, que eso de cara a gestionar todo el tráfico aéreo alrededor del aeropuerto es muy importante y les ahorraría un montón de dinero y tiempos de espera. Predecir ese tiempo de llegada es la parte en la que estuve trabajando, predecir las trayectorias, porque hay veces que cuando están llegando los aviones al aeropuerto si no tienen pista han de dar alguna vuelta de más o hacer algún tipo de desvío. Ese es un claro ejemplo de aplicación práctica de algo tan abstracto como pueden ser las Matemáticas.
–¡Luego como matemática se ve útil para la sociedad!
–Realmente, sí. A veces la investigación parece que se queda un poco lejana de lo que es el día a día pero, por ejemplo, ahora mismo en mi tesis estamos trabajando en Deep Learning y lo que estamos haciendo es control de calidad en sectores industriales utilizando imágenes.
–¿Que persiguen qué?
–Con imágenes de piezas podemos hacer un control de calidad y determinar si las piezas tienen defectos o si son correctas y pueden seguir en la línea de producción. De alguna manera, estás evitando que piezas defectuosas pasen a momentos más avanzados en la línea donde se detectaría el problema, con lo cual realmente estarías perdiendo tiempo, que viene a ser también perder dinero.
Paula Mielgo Martín
Graduada en Ingeniería Informática y en Matemáticas
–Las mujeres se inclinan menos por las carreras STEM (Ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). ¿Hay que mirarle a usted como la excepción que confirma la regla?
–No soy la única excepción, pero es cierto que todavía somos muy pocas. Informática es la rama que menos porcentaje tiene de mujeres estudiando, ronda el 14%. Espero que en pocos años cambie; se está intentando que cambie.
–¿A qué atribuye, dado lo que ha visto en la carrera, que haya en ciencias menos mujeres que hombres?
–En mi generación, lo que tenemos asimilado, normalizado o visibilizado es que cuando hablas de un ingeniero siempre va a ser un hombre y a las pocas excepciones que eran mujeres tampoco se les daba relevancia. Creo que es importante dar visibilidad a las pocas mujeres que a día de hoy estamos trabajando en estos sectores para, así, normalizarlo y que los niños y las niñas hoy, cuando tengan que tomar la decisión de elegir una carrera, puedan considerar las STEM como una opción también.
–Siempre se alude a la falta de conexión entre la Universidad y el mundo empresarial. ¿Lo ha experimentado ahora que se orienta ya a al mundo laboral?
–En mi sector concreto no hay tanta desconexión. Desde mi grupo de investigación, y tengo constancia de que en otros de la Escuela de Ingeniería Informática de la Universidad de Valladolid también, sí que sacamos muchos proyectos de colaboración con empresas. Ellas presentan un caso real de estudio y nosotros sobre ese caso, sobre esos datos, trabajamos. Y, también, desde nuestra Escuela se imparten formaciones en algunas empresas.
–¿Está el mundo empresarial en esta comunidad para destinar fondos a la investigación o, por el contrario, eso queda en manos de cuatro multimillonarios, tipo Elon Musk, y de las administraciones públicas?
–El mundo de la investigación, en general, está complicado. Está complicado incluso dentro de la universidad porque las pocas ayudas que hay son muy difíciles de conseguir ya que hay mucha más gente que está intentando acceder a ellas que las propias ayudas que hay.
–Vaya panorama...
–Cuando empiezas a hacer una tesis doctoral, como mínimo vas a estar un año en lo que tardan en resolver tu convocatoria. Entonces, mínimo vas a estar ese año sin cobrar y, después, si tienes suerte y coges contrato, vas a estar financiada. Eso son becas a nivel de Ministerio, de Junta y de Universidad. También puedes empezar a hacer una tesis en una empresa. Tengo constancia de que en Valladolid hay un par de empresas o tres que están destinando bastantes fondos a formar a nivel de realizar una tesis doctoral a algunas personas en ámbitos de inteligencia artificial.
–¿Qué echa de menos en la sociedad hacia los jóvenes, de los que se dice que son los mejor formados de la historia?
–Realmente, a veces lo que echo de menos un poco de empatía porque siempre se escucha a las personas mayores decir que somos la generación de cristal, que lo tenemos todo, pero si se ponen a mirar los datos, somos una generación que está cobrando muchísimo menos que antes para unos alquileres que son muchísimo más altos. En mi caso me tengo que pagar un alquiler porque no puedo vivir en casa de mis padres porque está muy lejos de Valladolid, pero tengo la suerte de que con mi sueldo puedo hacerlo; sin embargo, hay mucha gente que no puede hacerlo y que las está pasando canutas. Y encima nos toca escuchar a algunos de la generación un poco más mayor que somos unos lloricas y que la gente que no tiene trabajo es porque no se esfuerza.
–¿Pesimistas por obligación, entonces, los jóvenes de ahora?
–Es posible que seamos pesimistas también porque siempre a tu alrededor conoces a gente joven como tú que anda mal de dinero, que aunque quiera trabajar no le contratan... Hemos llegado además en una época en la que te están exigiendo experiencia para contratarte pero nadie te ofrece esa experiencia si no tienes experiencia previa. Entonces, es un círculo...
Paula Mielgo Martín
Graduada en Ingeniería Informática y en Matemáticas
–La inteligencia artificial está ya omnipresente en nuestras vidas. ¿Llegará a sustituir a la razón humana?
–No, no, yo creo que va a ser un buen apoyo y una herramienta que las personas van a poder utilizar en su trabajo para facilitar y simplificar las tareas del día a día y hacer su labor más fácil. Pero no creo que vaya a haber una sustitución total del ser humano por la máquina. Hay, por ejemplo en lo que comentaba antes del control de piezas, fallos tan imperceptibles al ojo humano, que es necesario que sea una máquina la que lo revise.
–Pero, ¿y en el trabajo de creación? Hay ya programas de inteligencia artificial que con tres palabras y una indicación escriben una homilía de 12 minutos.
–Con la llegada de ChapGPT y demás hay gente que se está aprovechando de eso y está haciendo un uso abusivo. Es verdad que ese tipo de herramientas te pueden ayudar en cierto sentido a hacer redacciones, por ejemplo, pero no creo que sea algo que debieras aprovechar porque es algo que da siempre los mismos patrones, no va tener la pasión que le va a poder poner una persona escribiéndolo, ni la originalidad. En ciertas tareas puede ser útil, pero no creo que deba reemplazar el trabajo de escritores, artistas, filósofos, pensadores,...
–Se oye mucho que bien utilizada, la inteligencia artificial va a ser positiva. Pero, ¿quién nos va a enseñar a utilizarla bien?
–Es algo que ha venido bastante rápido y sí que es verdad que las entidades que tienen que regularla están tardando demasiado. Pero no creo que sea porque estén siendo lentas, sino porque la cosa avanza tan rápido que a su vez debería reaccionar tan rápidamente que no son capaces. Yo quiero pensar que de aquí a unos años se regulará todo bien.
–Usted ha nacido, ha crecido y se ha formado en sus primeros años en el medio rural. ¿La brecha digital de ese medio con el urbano sigue siendo tan grande como hace años?
–A día de hoy es menor. De hace sólo un par de décadas tengo el recuerdo en mi pueblo de tener el ordenador y para poder coger internet abrir la ventana y sacar una tarjeta por ella. Y si no hacía eso, no tenía conexión. Hoy a mi pueblo ya ha llegado la fibra, por eso creo que se está reduciendo esa brecha.
–¿Qué necesitaría como joven e ingeniera informática para lograr los anhelos que marquen su carrera profesional?
–Se tiene que hacer una mayor inversión en investigación. Hay muy pocas ayudas y salen fuera de tiempo. Es verdad que a nivel de ministerios se está intentando adelantar las resoluciones para que no haya tantos meses sin cobrar...
–¿Cómo que tantos meses sin cobrar?
–Tengo compañeros que han estado hasta dos años sin cobrar nada. Una opción es no tener ingresos, pero tampoco tener gastos, es decir, tener la suerte de que tus padres vivan aquí y puedas vivir con ellos; lo cual es triste teniendo en cuenta que lo estás haciendo con veintitantos años, cuando realmente deberías estar ahorrando para comprarte una casa. La otra opción es estar trabajando a la vez que haces la tesis, lo cual al final hace que no hagas la tesis. Hay que hacer una mayor inversión en becas, en contratos, tanto de manera previa a la tesis, con contratos predoctorales, como luego tener un apoyo cuando la terminas.
–A sus 25 años, con su currículumn, ¿se ha parado ya a pensar qué quiere ser de mayor?
–Hoy me veo en la universidad. Coincido allí con personas muy trabajadoras con las que es muy agradable trabajar, porque me motivan a hacer proyectos, tanto en el ámbito docente como a nivel investigador.
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