José Ignacio Sobrini. ALBERTO MINGUEZA

Sobrini: «Si presidir la Comisión de Garantía de la Eutanasia estuviera retribuido, no lo hubiera aceptado»

El presidente de la Comisión de Garantía y Evaluación de la Ley de Eutanasia en Castilla y León asevera: «Al margen de mis convicciones, yo por responsabilidad tengo que cumplir la ley»

J. I. Foces

Valladolid

Sábado, 11 de septiembre 2021

He aquí uno de los letrados más respetados de cuantos están en activo en Castilla yLeón. Por formación, por actividad y trayectoria, por su sentido de servicio a la sociedad desde la función pública, por su forma de ser y estar y por su manera ... de actuar, marcada por el rigor desde hace más de 30 años como letrado de la Junta de Castilla yLeón, 19 de ellos en los Servicios Jurídicos de la Consejería de Agricultura y Ganadería, y como consejero del Consultivo, desde una más que envidiable independencia política. José Ignacio Sobrini, por cuyas venas corre sangre aragonesa, región en la que nació y de la que es originaria su madre; sangre navarra, comunidad en la que vivió y de la que es natural su padre, y sangre castellana, tras 34 años de residencia en Valladolid, donde ha echado raíces y ha visto nacer, crecer y formarse a sus seis hijos. Y donde ahora se enfrenta a su mayor reto personal y profesional: presidir la Comisión de Garantía y Evaluación de la Ley de Eutanasia en Castilla y León.

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–Eutanasia y polémica caminan siempre de la mano. ¿Hay que dar por hecho que usted tiene eso asumido en la etapa en la que va a presidir la Comisión de Garantía y Evaluación de la Ley de Eutanasia en Castilla y León?

–Tengo asumido que eso era así, lo que ocurre es que en nuestra función, en este caso la de miembro de esa comisión, tenemos unos cometidos específicos que son garantizar la aplicación de la Ley de la Eutanasia en los supuestos que se nos puedan plantear: Padecimiento grave, crónico e imposibilitante y enfermedad grave e incurable. La Ley los define. En resumen, o padecimiento o enfermedad, con los requisitos que marca la Ley y que deben acreditarse con la documentación clínica que conste en el expediente. Nosotros tenemos que garantizar la aplicación de la ley. Somos quince personas, un equipo muy completo: cinco médicos, que son los que van a tener que decir junto al personal de enfermería, tres, una psicóloga clínica y una trabajadora social, y cinco expertos en Derecho. Me he visto en un equipo muy completo y muy responsable, además, por lo comprobado en las reuniones que hemos tenido hasta ahora.

–¿Por qué aceptó presidir esta comisión?

–Pensé que si habían pensado en mí sería por algo, cosa que no sé muy bien por qué... Será por un cúmulo de circunstancias de mi trayectoria profesional y me pareció que en conciencia no debía decir que no. Por responsabilidad.

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–Desde sus convicciones íntimas, éticas, religiosas, ¿necesitó de un debate interno, de usted con usted mismo?

–Hice mis consultas, lógicamente, con la familia, sobre todo con mi mujer, y es que mi función es muy específica: como jurista garantizar en Castilla yLeón la aplicación de la Ley de la Eutanasia. Hay una serie de requisitos y un procedimiento que se ha de cumplir.

–El procedimiento de tramitación y aprobación de la ley tampoco ha estado exento de críticas.

–La ley se ha sacado de una forma muy apresurada: no ha tenido informe del Consejo de Estado ni del Consejo General del Poder Judicial, no se han tenido en cuenta los informes de colegios profesionales de médicos y de otro personal sanitario y se ha sacado muy rápido, con un plazo que llamamos de 'vacatio legis' para la entrada en vigor en tres meses; en otros países llega a ser de hasta un año. Si te dan más tiempo, tienes más tiempo también para adentrarte en los entresijos de la ley, organizarte... Aquí la verdad es que la Consejería de Sanidad cumplió estrictamente con la ley: dijeron que en tres meses había que constituir la Comisión y lo hicieron.

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–¿Dónde buscan referencias para el desarrollo de las funciones que les han encomendado? ¿Hay un lugar en el mundo en el que esto funcione mejor que en otros?

–En ese sentido, creo que no. Porque, incluso, en algún país la Comisión actúa una vez que ya se ha realizado la prestación...

–Dice «se ha realizado la prestación». ¿Por qué se expresa así?

–Sí, es la aplicación de la ayuda a morir. Yo prefiero hablar mejor de «realizar la prestación» porque lo otro me parece un poco fuerte. Pero cada país tiene su modelo. Y que quede claro que, al margen de mis convicciones, yo por responsabilidad tengo que cumplir la ley. Y al margen de estos requisitos yo lo que creo es que la comisión tiene una conciencia muy importante del sufrimiento que puedan tener las personas. Pero cada país tiene su modelo. Todos los miembros de la comisión hemos firmado un compromiso de confidencialidad sobre los datos. Y somos muy sensibles al sufrimiento de las personas: lo que nos importa es la persona, porque las situaciones que pueden darse en las personas son muy tristes y muy desgraciadas, que a lo mejor les llevan a esta situación de solicitarlo porque llevan muchos años sufriendo, pero nosotros tenemos que vigilar el cumplimiento de la ley, no podemos dejarnos llevar solo por el sentimiento.

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–Lo de «aplicar la prestación» suena muy eufemístico, qué quiere que le diga. Estamos hablando de vivir o morir.

–La misma ley no habla de suicidio asistido, tampoco. Es una forma de hablar, pero no me importa decir prestación del derecho a morir. Es el punto final al que se puede llegar.

Aplicación de la ley

«Denegar es una decisión que tiene remedio porque quien lo pide puede volver a plantearlo, pero ejecutar la prestación ya no tiene marcha atrás»

JOSÉ IGNACIO SOBRINI

Presidente de la Comisión de Garantía y Evaluación de la Ley de Eutanasia en Castilla y León

–¿Cabría pensar que algo se ha hecho o se hace mal en los cuidados paliativos para que se haya tenido que regular la eutanasia?

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–No. Yo creo que los cuidados paliativos funcionan. No es mi cometido hacer crítica política pero lo de los cuidados paliativos es importante. Y por lo que se dice en jornadas, congresos, etc, es que una persona con unos buenos cuidados paliativos rara vez pide la eutanasia.

–Para presidir la Comisión de Garantía y Evaluación de la Ley de Eutanasia en Castilla y León, ¿es condición 'sine qua non' no estar a favor ni en contra de la materia a decidir?

–A mí me merece el derecho a la vida un respeto tremendo. Al mismo tiempo, soy servidor público y tengo que desempeñar estas funciones con total responsabilidad.

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–¿Pero le han preguntado al nombrarle si está a favor o en contra de la eutanasia?

–No, no, no. Nadie me ha preguntado ni nadie nos ha condicionado en ningún momento en nada. Tenemos total autonomía, tal y como recoge el decreto regulador. Si estrictamente se cumple la ley... Esa es mi función y la de la Comisión. Y hemos puesto unos requisitos de mayoría absoluta a la hora de decidir porque, claro, denegar es una decisión que tiene remedio porque quien lo pide puede volver a plantearlo, pero ejecutar la prestación ya no tiene marcha atrás.

–En ningún texto legal aparece dónde termina el querer dejar de sufrir y dónde empieza el querer morir.

–Claro. En la ley se vienen a definir los dos supuestos. Luego, ha salido un manual de buenas practicas sobre la eutanasia, pero al final ahí son los médicos los que tienen que decir; los juristas tenemos que vigilar procedimientos y cumplir los requisitos, pero los informes médicos son muy importantes.

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–¿Lo tiene más fácil el componente del Derecho que el de la Medicina?

–Acabamos de empezar a trabajar y tampoco...

–...¿No han tenido casos planteados aún?

–Sí, sí los hemos tenido. Pero no puedo decir más.

El presidente de la Comisión de Garantía y Evaluación de la Ley de Eutanasia en Castilla y León, José Ignacio Sobrini. ALBERTO MINGUEZA

–En estos tiempos en que hay retribuciones públicas de todo tipo y por todo, sorprende que con la responsabilidad que recae sobre ustedes el decreto que regula la Comisión establezca que no puedan recibir ninguna retribución.

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–Si fuera retribuido, es posible que no lo hubiera aceptado. No me habría parecido bien percibir un dinero por esta función.

–¿Por qué? Si es a mayores de su trabajo como personal de los Servicios Jurídicos de la Junta.

–Sí, sí, yo tengo que seguir haciendo mi trabajo a diario. Pero no hubiera aceptado esta responsabilidad de haber tenido sueldo porque me parece que la vida, los sentimientos de las personas... No me hubiera quedado tranquilo en conciencia percibiendo dinero por eso.

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–¿Una buena vida ha de incluir una buena muerte?

–Entiendo por buena muerte, por muerte digna, morir en compañía de la familia y morir en paz con uno mismo y con los demás. Puede haber personas, y lo respeto, que consideren que morir dignamente, en algunos casos, puede ser también esta otra forma, pero yo en principio lo entendería ir por la primera vía, con los sufrimientos controlados a través de los paliativos. Los médicos dicen que existen muchas posibilidades de paliar los sufrimientos, quizás no en todo, hace falta la colaboración del enfermo y yo comprendo que el paciente pueda estar en una situación muy desesperada y nos conmueve el sufrimiento de las personas. Pero para llegar a la eutanasia hay que cumplir unos requisitos y el plano de nuestra actuación es que se cumplan. Hubo una persona que al saber que había aceptado esta responsabilidad me dijo que va a haber muchas noches en las que no voy a dormir...

–¿Y está preparado para muchas noches sin poder dormir por esta nueva tarea?

–Me preocupa desempeñar esta función con total responsabilidad. Acabamos de empezar y la experiencia de poco más de un mes tampoco es significativa.

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–¿Se le ha pasado por la cabeza que un día le llegue la petición de aplicación de la eutanasia de alguien conocido, incluso alguien cercano y querido?

–A lo mejor en ese caso tendría que abstenerme porque la ley prevé el conflicto de intereses. Podría darse ese caso, claro.

–¿Por qué nadie en ninguna etapa de nuestra vida nos prepara, nos forma o nos educa para afrontar la muerte? Siempre tratamos de evitarla: cuanto más lejos, cuanto más tarde...

–Es uno de los signos de la civilización actual. Quizá tenemos tantas cosas para distraernos, para pensar, para disfrutar que a lo mejor siempre podemos llegar a pensar que la muerte está lejana. Luego de repente tenemos choques: el accidente súbito de una persona próxima, una enfermedad gravísima en pocos meses...

Futuro

«Al saber que había aceptado esta responsabilidad, alguien me dijo que va a haber muchas noches en las que no voy a dormir»

JOSÉ IGNACIO SOBRINI

Presidente de la Comisión de Garantía y Evaluación de la Ley de Eutanasia en Castilla y León

–Todos tenemos miedo a morir.

–Entran ahí también las ideas religiosas. En ese sentido, la persona con creencias religiosas, quien piense que en esta vida está de paso, tiene mucho avanzado. Y en un momento dado el consuelo, la aceptación de esas situaciones es muchísimo mayor.

–El Papa recientemente ha circunscrito la eutanasia a 'la cultura del descarte'. Los mayores estorban, los enfermos graves estorban, hay que descartarlos...

–Si el Papa lo ha dicho, con su autoridad, sabe perfectamente lo que dice con más conocimientos que los que yo pueda tener. En esta vida estamos también para disfrutarla. Desde las cosas que no cuestan dinero como, yo qué sé, el sol, a un viaje que uno se pueda permitir. Pero hay otras cosas que están por delante, que, bueno, esto no va a ser así toda la vida y podemos tener un contrapié de cualquier tipo... Lo sabemos todos. Pero es verdad que sí, que todos nos podemos olvidar... En ese sentido, creo que la formación religiosa es importante y hoy día, pues no lo sé, pese a que la Iglesia lo dice, u otras religiones lo dicen, quizá está un poquito ahí en segundo plano.

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–Frente a lo que dice el Papa, otros defienden que la eutanasia hace al ser humano más libre.

–La ley consagra el derecho a la prestación, con lo cual consagra el derecho a morir. Yo en este caso como jurista si voy a aplicar la ley tengo que tener en cuenta esa premisa que se recoge en la ley. Bien es verdad que, sepa yo, hay dos recursos de inconstitucionalidad interpuestos...

–Pero el alto tribunal no ha suspendido la aplicación de la ley.

–Cierto es, no la ha suspendido. Esto no se tramitó como proyecto de ley. De haberse tramitado así, hubiera ido al Consejo de Estado, pero al ser una proposición de ley, que se originó en el seno de las Cortes Generales, no fue a ese y otros órganos. Ha sido todo muy rápido y, sobre todo, quizá se debería en primer lugar haber puesto en marcha un sistema de paliativos que, aunque ya existen, consagrarlos a nivel normativo y luego ya que venga esta ley. Es mejor, antes que poner fin a una vida, si se puede remediar...

–Con más de 30 años de trabajo vinculado al Derecho, ¿es esta la labor más delicada a la que se ha enfrentado?

–Obviamente, sí, y por la que prefiero no cobrar ningún emolumento. Pensaron en mi... Y yo no sé si hay otras personas que lo hayan rechazado... No lo he preguntado. Como le he dicho, me lo propusieron, lo pensé y por responsabilidad dije que sí.

–Y en estas más de tres décadas de labor profesional, ¿en algún momento se ha detenido a pensar qué quiere ser de mayor?

–De mayor, me gustaría morir en paz: con la familia, conmigo mismo, por supuesto, con los demás y con Dios. Si me muero de repente, tampoco me importa. Lo que esté previsto para mí.

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