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Los sindicatos de enseñanza de Castilla y León piden que haya flexibilidad y sentido común en las decisiones que se tomen respecto a esta situación «atípica».
Beatriz García (UGT) tiene claro que el escenario de volver rápidamente a las aulas no se contempla. «No ... estamos barajando volver el 26 a las aulas». admite. Eso sí, asegura que es necesario evaluar, nada de seguir el modelo italiano de aprobado general y a otra cosa. «La máxima es que por un trimestre no se pierde un curso. Hay dos trimestres con clase presencial, que han sido evaluados, y la idea es no perder el curso por ese trimestre, reforzarlo el curso que viene».
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Y luego, y es una palabra que repiten todos, es necesario ser flexibles. «Lo que nos dicen es que la idea es que vuelvan poco a poco, no es lo mismo hablar de 2º de Bachillerato o los estudiantes de FP que titulan, o 4º de la ESO, que Infantil y Primaria, que es un refuerzo de contenidos que se repiten».
Christina Fulconis (STECyL) pide que se «escuche a los profesores» antes de tomar una decisión. Y es que la equidad resulta, más que nunca, crucial para no dejar a nadie atrás. «Un 15% de alumnos no sigue a sus compañeros en la enseñanza tradicional, tenemos que involucrarnos un poco más. Hay que hacer una labor importante por parte del profesorado de compensatoria que está atendiendo a esos chicos, que son los que más fácilmente se van a descolgar».
Coronavirus en Castilla y León
Fulconis tiene más dudas en cuanto a la conveniencia de avanzar o no con las diferentes materias. Por un lado, explica, «no hay que desmotivar al alumnado que avanza bien», aunque matiza que «hay contenidos que no tienen por qué ser luego evaluados estrictamente. Pero la tendencia debe ser dar a cada uno lo que necesite. El que necesite seguir avanzando, sigue. Hay que tender a ir dando a los chavales según sus aprendizajes». Y es que lo de evaluar «no es lo más importante», a juicio de la representante de Stecyl. «Puede hacerse evalución continua. Tenemos dos evaluaciones finalizadas con una serie de calificaciones que pueden servir para tener una idea de hacia dónde tenemos que ir. Pero no podemos dar el curso por finalizado porque si no los chicos se cruzan de brazos y no los recuperamos».
Isabel Madruga (CSIF) hace hincapié en la necesidad de «flexibilizar». «Incluso compañeros nuestros con hijos dicen lo mismo, que no pueden trabajar y ayudar a los niños», pone como ejemplo. «Por eso pedimos que se intente flexibilizar el calendario y que se den todos los medios por parte de administraciones y plataformas para tener recursos. Y no pasa nada si no se avanza materia. Es una situación excepcional que requiere soluciones excepcionales».
Pese a que las competencias son autonómicas, Madruga considera que en este caso debe ser el Ministerio de Educación quien «lidere, coordine y establezca bases comunes para todas las comunidades autónomas, no puede haber alumnos de primera y de segunda, ni profesores de primera y de segunda». Esa flexibilidad a la que alude Madruga es clave porque las diferentes etapas, y los diferentes cursos, tienen necesidades peculiares que requieren de respuestas específicas.
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Pilar Gredilla (ANPE) lo explica así. «Tenemos dos tercios del curso pasados, el primer trimestre se desarrolló con normalidad, el segundo ha sido algo distinto pero los centros han evaluado a sus alumnos. ¿Qué va a pasar ahora? A ver cómo evaluamos estas clases, pero el trabajo se ha hecho en dos tercios del curso. Hay que tener en cuenta que los estudiantes de 4º de la ESO tienen que titular y Bachillerato y FP y tienen más complejidad. Requieren que tengan una titulación al acabar», recuerda.
Por eso, en su caso Anpe apuesta por una «evaluación continua y flexible». «Los profesores tienen un conocimiento suficiente de los alumnos y hay que continuar».
Asegura Gredilla que no son partidarios de que el curso se prolongue más allá del 30 de junio. Sin embargo, considera que habrá que replantearse seriamente cómo enfocar el próximo. Son varios los sindicatos, de hecho, que plantean la posibilidad de realizar una evaluación inicial «fuerte» y de adaptar los contenidos para repasar aquellas competencias que sean necesarias para poder abordar con seguridad el curso próximo.
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Elena Calderón (CCOO) pide que «en ningún momento se introduzcan contenidos nuevos, es decir, que no se avance en el programa». «El trabajo educativo se debería centrar en el repaso profundización y afianzamiento de los contenidos y aprendizajes fundamentales de cada materia y en las competencias básicas abordados desde el comienzo del presente curso hasta el mes de abril», recalca a modo de conclusión. Pide CCOO que las tareas que se hayan realizado desde casa durante los días que dure el confinamiento se evalúen mediante un informe personalizado para cada alumno, que debe tener en cuenta, advierte, «sus condiciones tecnológicas y de conectividad para la creación del conocimiento». Y pone el acento en la necesidad de evitar «el fracaso escolar», puesto que no es achacable al alumno. «El alumno no fracasaría y sí lo haría el propio sistema», asegura.
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