«Siempre compito conmigo misma, por eso no sé lo que es la envidia deportiva»

–¿Maratoniana de vocación tardía?

–Vocación desde niña.

–Pero lo canalizó de adulta.

–Lo retomé muy de adulta. Me encantaba de niña, pero hubo un parón porque no había atletismo en el colegio, donde todo era gimnasia rítmica, ni en la universidad, donde había que estudiar muchísimo y daba clases particulares para sacarme un dinero con el que pagar los estudios.

–Retomó de mayor la pasión por las maratones, pero ¿cómo?

–He estado unos años con triatlon, estoy en el club Triatlón Duero, y con padel y otras disciplinas. Las quise manejar y al final me dije, '¡Pero si lo que me llena es correr!'. Dejé los triatlones porque mis padres se han hecho mayores, han estado muy enfermos y entre esto y los turnos partidos del trabajo no sacaba tiempo para las tres disciplinas del triatlón. Además, necesitas más logística, mientras que para correr, sacas una hora y te sientes realizada. Cuando cumplí 40 años, decidí celebrarlo haciendo un maratón. Otros dan una fiesta sorpresa; yo corrí un maratón y ahí empezó todo. Siempre digo que otras deciden tener hijos y yo he decidido tener 'majors'.

–¿'Majors'?

–Grandes maratones es 'World Marathon Majors', y agrupa Boston, Londres, Berlín, Chicago, Nueva York y Tokio.

–¡Con 40 años, ¿a correr la maratón de Nueva York?!

–Lo especial a los 40 para mí fue hacer lo que más me llenaba: correr. Para mí, correr es como mi mascota.

–Como no se explique...

–La gente cuida a su mascota, la mima, la hace compañía, no se siente sola con la mascota, le produce alegrías, la saca de paseo... Pues a mí correr me produce eso: mucha alegría, me acompaña muchísimo...

–¿Correr engancha, es adictivo?

–Hice Nueva York, después Berlín. Pero el resto de los seis grandes 'majors', he tenido que encajarlos en el calendario de trabajo. Son fechas fijas y Boston siempre me coincidía en Semana Santa.

–Que en Zamora y trabajando en una Oficina de Turismo...

–Solo hubo un año que, quitando los dos de pandemia, la maratón de Boston no coincidió con Semana Santa. Después de Berlín corrí Londres, Valencia, Chicago, Boston, que es el más duro con muchísima diferencia y fue donde obtuve mi mejor marca, 3 horas 25 minutos, y Tokio.

–¿Y tan de ganadora cómo se ve?

–Soy muy disfrutona y creo que ese es el secreto de mi éxito personal en las carreras. No sé lo que es la envidia deportiva y es lo que siempre intento transmitir.

–¡Rara avis!

–No puedes ir a rueda de lo que hacen los demás. Yo compito conmigo misma, con mi reloj. En cada maratón he mejorado y me siento superrealizada. Me han acompañado en estas maratones amigos y amigas que han hecho sacrificios de tiempo y dinero por acompañarme y me parece una falta de respeto hacia ellos el tratar de superarme a mí misma porque si por llegar cinco minutos antes voy a estar reventada y no podemos después hacer turismo para conocer las ciudades a las que vamos, sería una falta de respeto tan grande hacia ellos...

–A ver si ahora va a decir que lo importante solo es participar.

–Pues no, no es así. El éxito y el fracaso son muy relativos. Hay un estudio sobre los atletas olímpicos para saber cuáles eran los más felices, si los que ganaban la plata o los que ganaban el bronce. Curiosamente, los de bronce, porque los de la plata estaban frustrados por haber perdido el oro. Lo mío es un hobby, el éxito y el fracaso igual que vienen, se van. Tienes que disfrutar el momento. Por eso ese éxito has de hacerlo tuyo y ha de ser un éxito personal, no social.

–Pero, lo compartirá con alguien.

–El club Duero Triatlon, mi pueblo, mi grupo de amigos... No corro para salir en prensa ni para ser la mejor. Por eso no soy la mejor.

–¿Para qué corre entonces?

–Porque me produce mucha humildad, mucha confianza en mí y mucha compañía.

–¿Compañía una carrera de 42 kilómetros con enormes momentos de soledad?

–En soledad son los entrenamientos; en la prueba, nunca. Por eso Boston me salió tan bien. En estas pruebas es como en la Semana Santa: los 'majors' se caracterizan porque cada ciudad vive por y para ellos, cada familia tiene su sitio, se desviven por los corredores, cuando acabas has de llevar colgada siempre la medalla, te consideran un héroe y te sientes arropada.

–Pero siempre ha ido sola...

–Sí y me lo he costeado yo. Que vale una pasta, ¿eh? Hay mucha gente que te critica por eso y les oyes 'Claro, es que con dinero...'. Hay gente que se gasta 40.000 euros en un coche; yo he decidido no hacer eso y sí correr los 'majors'. Es organizarte. Con 40 años yo no tenía ni idea de que existían los 'majors' y fui a Nueva York, que era mi reto. Cuando lo acabé, con lo mal que lo pasé, con calambres en las piernas desde el kilómetro 8... fue una locura, mi mente estaba perfecta, pero el cuerpo no iba. Logré terminar la carrera y ví a un chico argentino con una medalla con los 'majors' que había conseguido: ¡Y fue como un flechazo! Al regreso al hotel me propuse hacer los seis 'majors'. Y lo he conseguido.

–¿Qué le saca a usted a correr?

–Soy muy jovial y muy optimista. Es un hobby y me lo paso bien. Salir a un hobby triste no tiene sentido. Correr saca la mejor versión de mí misma y me produce mucha felicidad.

–En la vida, ¿por culpa de qué ha echado a correr?

–¡Salí corriendo de la política!

–Fue concejala en la capital zamorana un mandato solo.

–Quema mucho y en ciudades pequeñas, más. Me brindaron la oportunidad y fueron cuatro años muy diferentes en mi vida, de los que aprendí muchísimo, conocí mucho la ciudad y sus gentes, pero me sentí infeliz y me di cuenta de que no era lo mío.

–Alguien dijo que más importante que llegar a la meta es lo que se aprende por el camino. ¿En su caso qué ha aprendido en tanta maratón por el mundo?

–Tengo tatuadas interiormente tres sensaciones: He aprendido a ser camaleónica, adaptarme al medio; he aprendido resiliciencia, mucha, tan necesaria en uno mismo, y, principalmente, he aprendido a quitarme prejuicios, que viviendo de un pueblecito de la España vaciada, una ciudad pequeña y una familia muy conservadora era necesario. Correr me ha aportado mucha confianza en mí misma, pero sobre todo no me he estancado al conocer tantas ciudades, países y culturas. Mi personalidad se ha reforzado: conoces tanta gente, ves tantas cosas, llevas al correr la mente y el cuerpo al límite. Un maratón es 33% entrenamiento, un 33% alimentación y un 33% tu mente.

–¿Qué le ha dado el atletismo que no le hubiera dado la Sociología?

–Aire fresco, libertad. La Sociología es más teoría y el atletismo es todo práctica. El deporte me ha hecho mejor persona y me llena tanto... Y soy muy afortunada porque tengo un trabajo increíble y unos amigos inmejorables.

–Es informadora turística. ¿Nos vende Zamora en dos frases para que visitemos la ciudad ya mismo?

–Zamora tiene la combinación perfecta: buena gastronomía, mucha cultura y arte, buenos precios y está todo cerca. Lo bueno que tiene Zamora es que puedes hacer el doble de cosas que en otra ciudad, porque lo haces todo caminando: puedes comer bien, a la vez ver monumentos, la ciudad del Románico en Europa: 22 iglesias románicas. Y a la vez alzas la vista y ves 19 edificios modernistas. Y está ahí el Duero. Zamora tiene todos los ingredientes para que disfrutes.

–¿Cuando va a otra ciudad en qué se fija inmediatamente?

–Sobre todo, en la limpieza. Zamora se caracteriza por ser una ciudad muy limpia y los turistas nos lo dicen. Y me fijo siempre en las indicaciones, en las señalizaciones.

–¿Qué no quiere dejar de correr por el mundo mientras el cuerpo le aguante?

–Cuando nazcan más 'majors', si la salud me lo permite, lo haré, con independencia de la edad. Tengo los seis 'majors', los que hay hoy en el mundo, y la organización mundial de los 'majors' quiere que haya un séptimo; están entre Cabo Verde y Sidney. Mañana Sidney se examina para ser 'major'. Si se lo conceden, en 2025 será 'major'. Volver a Sidney el año que viene... uff, es mucho dinero, mucho sacrificio. Yo tengo un sueldo y para correr el 15 de septiembre en Sidney he tenido que vender una vespa que tenía. Los viajes son carísimos. Aunque si completo mañana Sidney en el Campeonato Mundial de Atletismo por grupos de edad, me entregarían una estrella y no tendría que volver el año que viene en el caso de que resulte elegida como sede del séptimo 'major'.

–¿Y no se ha planteado buscar patrocinadores?

–No he querido, y eso que he tenido opciones.

–¿Por qué no ha querido?

–Porque si vas patrocinada, no es tu maraton. Tienes que hacer lo que el patrocinador diga y yo eso no lo quiero, no es mi objetivo. Lo que sí hago es correr 'Por el corazón con Hugo', una asociación sobre enfermedades raras de niños, que apoyo y respaldo.

–¿Entre maratón y maratón ya ha decidido qué quiere ser de mayor?

–Buena persona.