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Zona reservada para higienizar las prendas que se han probado, en El Corte Inglés. Ramón Gómez

La seguridad, el gran reclamo de los centros comerciales de Castilla y León para la reapertura del lunes

Instalan contadores para controlar en tiempo real el aforo y se llenan de señales de seguridad y gel de manos

Antonio G. Encinas

Valladolid

Sábado, 6 de junio 2020, 09:07

Por enésima vez, y las que le quedan, una operaria revisa el dispensador de gel hidroalcohólico de la entrada. Lo hará más veces hoy. En el que hay junto al ascensor. En los de los baños. En cada puerta de acceso al centro comercial ... Vallsur. A su lado, pero a suficiente distancia, dos limpiacristales se ocupan del escaparate de Justo Muñoz, que tiene la verja entreabierta mientras dentro se observa el movimiento habitual previo a una apertura: abrir cajas, colocar género, mover precios... Lo mismo sucede en una tienda ropa cercana, donde las dependientas descubren que junto a su 'fachada' han aparecido, en el suelo, unas marcas pegadas que indican dónde se tiene que hacer la cola para esperar a ser atendidos sin correr riesgos. Parecería un domingo sin apertura si no fuera porque algunas de las tiendas, consideradas esenciales, están abiertas en medio de este paisaje de persianas echadas: Kiwoko, Movistar, Carrefour...

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Quedaban solo unas horas para que el Gobierno confirmara que Castilla y León, al completo, pasa a la fase 2 a partir del lunes, 8 de junio, pero los centros comerciales tenían claro que esta vez sí, que era su turno, y ya estaba todo listo para lo que un gerente calificó como 'efecto champán', a tenor de lo visto en otras comunidades. Una afluencia grande en los primeros días, un descenso después y una meseta que recuerda a tiempos pre-coronavirus transcurrido un leve periodo de adaptación a estas nuevas normas.

En El Corte Inglés, José Antonio Lobato, director de Comunicación y Relaciones Institucionales, explica que han tenido «tiempo suficiente» para adaptarse a estas circunstancias y han podido preparar con antelación un aluvión de medidas preventivas capaces de tener en cuenta la seguridad de los empleados y de los clientes en ámbitos tan diferentes como libros, ropa, comida, deportes, tecnología... Todos convergentes bajo el mismo techo y sin embargo cada uno con sus propias exigencias higiénicas.

Esa es la diferencia respecto a centros como Vallsur o Rio Shopping, donde la seguridad dentro de cada local es responsabilidad del dueño del negocio. Así, en El Corte Inglés, con los sombreros, zapatería, colchones y sofás se obligará a utilizar «protectores para calzado y sombreros cuando se quieran probar, así como fundas desechables en colchones y sofás», que se limpiarán periódicamente. En joyería y gafas de sol se desinfectará cada producto una vez probado; no se podrán aplicar las famosas muestras de productos de maquillaje; se limpiarán todos los productos de exposición como televisores o equipamiento deportivo y al mismo tiempo se implanta una modificación relevante en la política de devoluciones. «Los productos devueltos serán sometidos a una higienización mediante centros de planchado de vapor DS-38, exposición a luz ultravioleta-C, u otras fórmulas válidas, debidamente acreditadas. Las bolsas en las que el cliente devuelve las prendas deben destruirse y las perchas, desinfectarse», explica el protocolo.

Una operaria revisa el dispensador de gel hidroalcohólico a la entrada del centro Vallsur. Ramón Gómez

Pero si en algo coinciden todos los centros comerciales es en la necesidad de controlar al minuto la afluencia de público. Tal es así que todos ellos han modernizado las herramientas de conteo que ya tenían para poder disponer de la información en tiempo real. «Hemos actualizado el software para saber al instante cuánta gente hay en cada zona», explica el gerente de Rio Shopping, Juan Ros. En El Corte Inglés se sabrá cuánta gente hay en cada planta y unos indicadores informarán de cuándo se alcanza el máximo admisible. En Vallsur han optado por duplicar el sistema, según explica su gerente, Pablo Pérez. El dispositivo de la entrada peatonal, que será única por el paseo de Zorrilla, se verá reforzado por personal que marcará con un sistema de códigos QR cuánta gente entra y sale. Luego, en cada tienda serán los responsables del local los que tendrán que actuar en función del aforo permitido en ellas.

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Todos ellos contarán con más personal de seguridad y control en las primeras jornadas. Un despliegue que se explica más por la necesidad de informar correctamente a los clientes de todas las novedades. En Vallsur, por ejemplo, se han señalizado unos itinerarios que garantizan fluidez y distancia y las escaleras y rampas mecánicas, en función de la zona, serán solo de subida o solo de bajada. En Rio Shopping se han colocado 40 papeleras exclusivamente para las mascarillas y guantes que ya no sirvan. Se han colocado mamparas de metacrilato donde era necesario y se han retirado mesas y sillas de las zonas comunes -incluida la de restauración- para garantizar que se mantienen las distancias de seguridad.

La buena noticia, en todos los casos, es que podrán regresar a la actividad con pocas bajas. En Vallsur cuentan con que se reabrirán todos los locales que ya funcionaban. En Rio Shopping decidieron no cobrar renta ni gastos a los establecimientos comerciales mientras durara el cierre por estado de alarma, por lo que «abrirán la mayoría el mismo lunes». Solo Primark puede demorarse un par de días y abrirá el 10 porque las medidas de seguridad en un establecimiento de ese tamaño y características son más complejas. «Ningún local ha cerrado», presume Juan Ros.

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Los horarios serán los habituales, de 10 a 22 horas, para evitar que se produzcan aglomeraciones e intentar que este primer 'descorche', que llega además a punto para la temporada estival y las rebajas -también matizadas por cuestiones sanitarias-, sea un éxito económico y epidemiológico. «Adiós, Rocío», saluda Pablo Pérez a la joven que se encarga del mostrador de Recepción en Vallsur. «Si alguien necesita una mascarilla, aquí se la darán», explica. Lo que sea por evitar volver a la fase 1.

Los cines Broadway, cerrados por la pandemia. Ramón Gómez

Los teatros esperan y los cines volverán en su mayoría en el mes de julio

La letra de la ley es una cosa; su espíritu, otra; y su aplicación, otra más. Dice el Plan de Desescalada que en la fase 2 se pueden abrir cines y teatros con una reducción del aforo a un tercio del total. Dice el espíritu que es para empezar a promover la vuelta a la actividad económica de estos sectores. Y dice la realidad que nanay. Cines Yelmo, en Vallsur, se plantean regresar a mediados de mes. Broadway, como otros, esperarán al 3 de julio. «Esperamos que podamos abrir al 100% o al 70%», dice Paco Heras, dueño de los Broadway. «Al 30% no te puedes permitir abrir». Y menos sin una película que te garantice cubrir ese porcentaje sí o sí. Porque los estrenos también se han demorado. «Algunos están anunciados para el 3 de julio, otros para el 10 y el 17, con una escalada de tres fines de semana.

Algo similar ocurre en los teatros. Desde el Ayuntamiento se descarta que Calderón o Lava abran porque, además, aprovechan el verano para labores de mantenimiento. Todos los espectáculos se han reubicado en el calendario y solo se han suspendido de modo definitivo las jornadas flamencas que debían celebrarse en el Lava. El Ayuntamiento, mientras, ha programado un amplio calendario de espectáculos al aire libre.

El Teatro Carrión, de gestión privada, espera saber cuanto antes si habrá semana de ferias en septiembre. «Dependemos de lo que diga Sanidad, de si habrá ferias, de si las compañías quieren venir y del nivel de ocupación que nos dejen tener», explica el empresario del Carrión, Alain Cornejo. «Tenemos toda la programación hecha», explica, pero «con un 50% del aforo, con 800 plazas, es difícil equilibrar gastos» en un teatro que acostumbra a albergar «entre 12 y 14» eventos al mes, señala.

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