Teresa López, en la sede provincial del PSOE en Valladolid. La mascarilla solo se la retiró para la foto. RODRIGO JIMÉNEZ

Teresa López: «Hay un sector de la política que se dedica a denostarla porque no cree en ella»

Teresa López, senadora por el PSOE ·

La ex alcaldesa de Medina del Campo asegura que el Senado «no es un cementerio» de elefantes, sino una Cámara que «contribuye a la negociación»

Antonio G. Encinas

Valladolid

Domingo, 31 de enero 2021, 09:13

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Teresa López (Mojados, 1962) pasó de la Alcaldía de Medina del Campo y ser mano izquierda del sanchismo en Valladolid a verse en el Senado por designación autonómica. Todo ello, con una bronca importante por medio con Óscar Puente.

–¿Cómo es la vida de ... Teresa López, que se fue a Madrid después de una salida abrupta y un poco sorprendente?

–Pues absolutamente inesperada, sorprendente y he de reconocer que me dejó en estado de shock. Teníamos nueve concejales en Medina, nos daban 10, no había ningún signo que permitiera conocer que algo iba mal. La noche electoral fue un shock para todos. Me quedé impactada. No podía entender qué había pasado. Mi vida a partir de entonces da un giro radical. Me nombran senadora por las Cortes de Castilla y León y me voy al Senado con amargor y dolor por lo que había pasado, pero con la esperanza de encontrar una nueva etapa que me hiciera vivir la política de una forma tan apasionada como en los ocho años anteriores. No tiene nada que ver, pero he encontrado otra forma de hacer política que me hace igual de feliz, algo que nunca pude imaginar. Me he adaptado bien, estoy bien considerada, presido la Comisión de Asuntos Económicos, soy portavoz de la Comisión Especial para el seguimiento del pacto contra la Violencia de Género, estoy en la mesa de la Comisión de Hacienda... La Alcaldía te da una experiencia que no hay universidad ni máster que lo iguale y me está ayudando muchísimo. Es un orgullo, además, ser senadora designada por las Cortes de Castilla y León. Ahí está el señor Javier Maroto, también designado por las Cortes, aunque no lo parezca...

–Maroto interviene mucho con preguntas sobre Segovia, según el registro de la actividad parlamentaria.

–No entiendo bien cómo una persona con la experiencia política que tenía, que había sido alcalde de Vitoria, que dicen que lo hizo bien, de repente decide ser senador por Castilla y León, que es algo que sale en casi todos los debates que tiene con el resto de senadores. Allá él y el PP. Yo sí que he vuelto a reencontrarme con la política. Estoy en una nueva etapa y me gusta la política parlamentaria, algo que no podía imaginar. Creo que el Senado, a diferencia de lo que piensa la gente, es muy útil.

–Tampoco contribuye a su imagen que los partidos hagan un hueco a uno o a otro.

–Dicen que el Senado es un cementerio al que van a pasar los últimos años en política. Pero la media de edad es muy joven y con gente muy preparada. Lo que se traslada a la sociedad no tiene nada que ver con lo que hay dentro de la Cámara, que es un órgano fundamental a la hora de confeccionar las leyes y para negociar, limar y pactar lo que viene del Congreso. Contribuye mucho a la negociación. Me parece que el Senado debería tener en la sociedad la consideración que tiene de verdad. Apunta más cada vez como una Cámara territorial en la que las comunidades autónomas tienen mucho que decir y se habla mucho de los problemas de las comunidades.

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«He tenido ocasión de volver a hablar con Puente, de abrazarnos y decir 'estoy aquí'»

–Su salida dejó algunas heridas. No sé si se cerraron, después de aquella bronca con Óscar Puente delante de la militancia.

–Me dejó una herida personal que poco a poco se ha ido cerrando. Me dejó el dolor de ver a un amigo que estaba completamente equivocado con respecto a mí. Lloré muchísimo. Sufrí mucho. Pero la militancia luego se dirigía a mí diciéndome 'tú tranquila'. No tengo ya nada que reprochar a nadie, no tengo ningún rencor hacia nadie. A mí el Partido Socialista me he tratado muy bien, me ha dado mucho. Muchísimo. Llevo militando desde el 82, creo, si no es desde el 80. Seré una de las militantes más antiguas de este partido en Valladolid. Aquel mal rato se pasó. La militancia en un momento dado decidió que lo mejor era no demostrar públicamente una fractura y que lo que había que hacer era posicionarse del lado del partido. Y eso era no hacer daño. No podía poner a los compañeros en la situación de tener que elegir entre Óscar y yo. Probablemente habría perdido por goleada, pero es que no era ese el problema, sino que hubiera perdido el partido. Convoqué un Congreso Extraordinario y la militancia volvió a elegir.

–Son vueltas de los partidos tremendas. Cuando Pedro Sánchez inauguró su lucha contra el aparato del partido en la Cúpula del Milenio, usted abrió el acto.

–Desde joven me hubiera gustado mantener mucha más distancia con el PSOE, pero eso va en vena. O eres o no. Es como ser del Madrid. Aunque le elimine el Alcoyano, eres del Madrid. Digo a veces 'qué gusto vive la gente que no es de nada'. Pero yo soy del PSOE desde que tengo uso de razón, de izquierdas desde que nací. Y sé lo que tienen los partidos, en sus movimientos internos tienen tripas, y las tripas son feas. Todos tenemos tripas. No le pido a mi partido una perfección innata. Tiene tripas, hay movimientos, corrientes, tendencias... Es un partido muy vivo y yo lo sé y lo quiero así. Por eso cuando pasó lo que pasó supe que era fruto de pertenecer a un partido político y de formar parte de órganos de dirección o de órganos políticos. Sufrí... No te puedes imaginar cómo. Y ya está. Se pasó. Siempre querré a Óscar Puente. Era mi amigo, mi compañero. Y le admiraba mucho por esa forma que tiene de ser, y le sigo admirando. He tenido la ocasión de volver a hablar con él, de abrazarnos en un abrazo sin palabras y decir 'estoy aquí'.

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–Estas tripas de los partidos, ¿le hacen bien a la imagen de los políticos en la sociedad? En este momento, por ejemplo.

–Imagínate si no hubiera congresos internos y que siempre mandara el mismo. Tengo diez o doce seguidores en Facebook, de cinco mil, que me replican a cada cosa que pongo. Y siempre es 'tendrían que estar pensando, con la que está cayendo...'. ¿Pero alguien cree que porque uno haga un congreso, o intente licitar un contrato, no está pendiente de lo que pasa con la pandemia? Sí, hombre. Pero hay que seguir. No podemos pararnos a pensar y sufrir lo que está pasando. Era algo impensable, no lo podíamos imaginar. Pero hay que seguir. Hay quien dice 'están solo para sus riñas internas'. Eso es lo que quiere transmitir quien quiere denostar la democracia. Porque en esos congresos y comités es donde la militancia te dice 'eso no me gusta'. Y eso es fundamental. Los órganos de control, tanto a nivel político como orgánico, son totalmente necesarios.

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–Pero sobre todo los dos grandes partidos se han convertido en organizaciones a los que una derrota electoral les supone casi una quiebra económica.

–Nosotros pasamos de 202 escaños con Felipe González a no tener nada y siempre sobrevivimos. ¿Supone quiebra económica para el partido? Claro. Pues tendrá que ajustarse, como los ERE o los ERTE y la pérdida de puestos de trabajo de los ciudadanos. Los partidos son un fiel reflejo de la sociedad, con sus filias, fobias... Pero un partido siempre debe tener control de la militancia y que lo que gobiernan den cuentas. Eso no impide estar a otras cosas.

–¿Nota en el Senado esa polarización que se transmite hacia fuera?

–Lo que se traslada a la sociedad que se vive en el Senado es lo de los martes en la sesión de controla al Gobierno. Y sale la pregunta a la ministra de Igualdad y la cuestión de con quién se acuesta o algo parecido. O la pregunta al señor Marlaska y que salga alguien diciendo 'es usted un mentiroso'. Pero además de eso hay muchas comisiones, plenos que no son de control, reuniones, pasilleo donde se habla y negocia... Hemos sacado leyes casi consensuadas por todos, hemos aprobado la tasa Google... Se negocia mucho. Con toda la discrepancia que hay entre la derecha y la izquierda, sobre todo en temas fiscales, hay mucho arco parlamentario con el que poder hablar. Y se habla con todos. Aparte de la bronca hay mucho más.

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–¿Y por qué solo llega eso? No solo son los medios, los propios políticos en las redes sociales, trasladan esa sensación.

–Hay un sector de la política que se dedica a denostarla. Porque no cree en la democracia y en la política. Y es un sector muy amplio e importante. De gente que considera que diciendo burradas como las que se dicen tiene más adeptos. No hay nada más fácil que los populismos. Las encuestas nos dicen cómo va Vox, que pasa a Cs y al PP en Cataluña. Eso da votos. Claro. Y supone que se hable de uno. Decir que nos hemos sentado a negociar una declaración institucional sobre violencia de género no le importa a nadie. Importa hablar de cosas que generan mucho enfrentamiento y mucha división. El que siembra vientos, recoge tempestades, tarde o temprano.

–Pero las tempestades las padecemos todos. Con la gestión de la pandemia en Estados Unidos, escuchando ahora al doctor Fauci, queda en evidencia.

–Lo que nos dice es que la política es la solución y debemos saber elegir. El que decide elegir a un Bolsonaro, un Trump o un Maduro va a recoger eso. Debemos saber elegir a nuestros políticos. La política siempre es la solución y no el problema. Y la sociedad cree que los políticos son el problema. Elige un político que gestione, que sepa negociar en Europa, que sepa legislar dentro... Si eso es lo fundamental. ¿Tendríamos los fondos europeos que tenemos de no ser por los políticos? Cuando oigo que somos lo peor de la sociedad pienso en que Trump se enorgullecía de no ser político. ¡Un presidente de un Estado! Un alcalde del PP me decía que él no era político. ¿Cómo no va a serlo? Lo triste es que se avergüence de serlo. Llevo desde 2011 dedicada a la política, antes era abogada. Y estoy orgullosa de serlo. Y habré cometido errores, pero hemos hecho muchas cosas. Las hicimos en la Alcaldía y las intentamos hacer en el Senado. Son cosas que quiero que favorezcan a la ciudadanía, a mi país. La política es una profesión. ¿Por qué no? Debemos decirle a la gente que sin buenos políticos tendremos malos estados, y cuando le médico de Trump dice 'por fin'... Claro, pero imagínate si vuelve a salir. Por eso es importante la política.

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