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El objetivo es mitigar. Amortiguar el impacto sanitario. Templar el daño psicosocial y económico porque, la consejera de Sanidad fue contundente ayer, la situación es de «riesgo muy alto, extremo» y «va a aumentar la mortalidad y la morbilidad» por covid y por otras causas. ... La pandemia se expande con más crudeza que en la primera ola; aunque con más recursos para afrontarla.
Un oscuro panorama sin duda –compartido con el resto del mundo– en el que, junto a un virus de alta transmisión que en esta segunda etapa ataca a personas más jóvenes, sin abandonar a las mayores, tiene añadido un adversario más, el de «la desafección de la población», el «hartazgo social» y el de «haberle perdido miedo». Verónica Casado insistió ayer en lo preocupante de que una población, y unos profesionales agotados y escasos, se hayan sumido en el hartazgo y en la desorientación que, reconoció, «provoca el cambio continuo de criterios y las diferentes medidas adoptadas en cada comunidad». En este sentido, reclamó numerosas veces «unidad, cohesión y coordinación» y, sobre todo, criterios y niveles para la adopción de medidas además de herramientas jurídicas para ello.
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Ángel Blanco Escalona
La consejera explicó ayer que esta nueva fase de la misma pandemia se ha disparado en los pueblos. La comunidad «está sembrada» de coronavirus, «toda ella y casi por igual». Y de tal manera que. salvo que les medidas logren su objetivo. el sistema sanitario «colapsará». La responsable autonómica no tuvo paños calientes ayer en su intervención en las Cortes en la Comisión de Sanidad a petición propia, se avecina un mes de noviembre «terrible» tal y como anuncian los estudios europeos y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y añadió que, si la situación no cambia, con tratamientos o vacuna, esta segunda ola pandémica se mantendrá hasta el mes de mayo.
El PSOE y el Grupo Mixto señalaron ayer el problema de, a su entender, no solo la falta de rastreadores sino de dedicación parcial en muchos casos a tal labor para compatibilizarla con otras de enfermería. Además, coincidieron todos los grupos parlamentarios, también Ciudadanos y PP, con la necesidad de despolitizar la gestión de la pandemia y de no utilizar los datos con intereses de partido. La consejera Verónica Casado había pedido, en su intervención, lealtad y apoyo, unidad de acción de todos los grupos parlamentarios para hacer frente a la covid, aportando ideas, ayudando, en lugar de ser «perros de presa buscando el fallo, que lo va a haber, y usarlo como arma arrojadiza». La respuesta, al menos sobre la mesa, ha sido de colaboración pero con la demanda de que sea un camino de ida y vuelta.
No obstante, la responsable sanitaria indicó que el crecimiento de los contagios de covid-19 podría empezar a frenarse en Castilla y León por la aplicación de diferentes medidas; aunque admitió que todavía es «muy pronto» para confirmar que sea una tendencia mantenida. El dato esperanzador en este sentido llega de la mano del indicador de transmisión, el número reproductivo básico instantáneo, que se sitúa ahora en el 1,07; lo perfecto es que sea menor que 1. Las zonas rurales, por su baja población, la escasa movilidad y la dispersión, habían aguantado más o menos limpias antes del verano. Ahora, «también agrupan un alto número de casos» y, en los últimos quince días, «la mitad de los nuevos positivos corresponden» a este ámbito. Y detrás de este aumento, entre otras causas, están los traslados a una segunda residencia tras el confinamiento, las 'no fiestas' y celebraciones familiares y sociales que proliferaron durante la época estival y los desplazamientos, 130.000 personas, procedentes de otras comunidades a los pueblos de Castilla y León.
Aunque ayer la pandemia bajó a 840 los casos nuevos en la comunidad, una breve tregua después de días de superar el millar de afectados, la covid volvió a llevarse 34 vidas. De ellas, seis eran enfermos de residencias y la mitad murió en estas instalaciones. Llenó de nuevo los hospitales con 25 personas más en la UCI que hace una semana, tres de ellas en tan solo 24 horas y alcanzó las 1.524 hospitalizaciones en planta.
La quinta comunidad de España en incidencia acumulada y con tendencia general al alza, la tercera en fallecimientos y la séptima en ocupación de la UCI. «La ocupación de los hospitales es similar a la del día 22 de marzo pero entonces se clausuraron consultas y quirófanos, ahora se comparte con un importante nivel de actividad», destacó ayer la consejera de Sanidad, Verónica Casado. Indicó asimismo que las plantas están al 68% de ocupación y las unidades de críticos ampliadas al 67%, es decir, que ya se ocupan servicios de Reanimación o postquirúrgicos para pacientes que precisan vigilancia intensiva. Hay 1.524 pacientes covid en planta y 195 en UCI.
La incidencia acumulada es altísima en Castilla y León y especialmente en Burgos con 1.359 casos por cien mil habitantes. Menos Segovia, con 467, y Soria, con 484, que además contienen sus positivos en las pruebas de infección activa en 26,10 y 22,63, respectivamente, el resto de provicias se disparan entre los 855 casos por cien mil habitantes de Palencia y los 989 de Valladolid y con más de un 32% de positividad.
Los brotes activos actualmente en el conjunto de la comunidad llegan a los 706 y los casos positivos vinculados a ellos son 6.227. En cuanto a las altas registradas en la última jornada son 68, para un acumulado de 13.458.
Por otro lado, y según los datos delMinisterio de Sanidad, Castilla y León ha realizado 784.158 pruebas PCR desde que comenzó la epidemia por coronavirus. Entre los días 23 y 29 de octubre, la comunidad ha realizado un total de 55.520 PCR. Además, desde el 23 al 29 del mismo mes ha llevado a cabo 2.613 test de antígenos que, sumados a las PCR realizadas, suponen un total de 28.057 pruebas .
La consejera explicó las cuatro líneas principales de trabajo para su departamento potenciadas en octubre: Actuaciones en las instalaciones, con refuerzo de recursos como camas de UCI y medios de acceso al sistema; la reorganización asistencial en cuanto a la coordinación de la información y respuesta asistencial a la covid; la creación de un sistema seguro de atención al paciente y el doble circuito de afectados y coronavirus y de otras patologías. Casado volvió a manifestar su preocupación por el resto de enfermedades de atención no demorable como los ictus o el cáncer y, compartió con el PSOE la necesidad de potenciar lo presencial de nuevo.
Insistió en el grave problema de la falta de personal, en particular de médicos y enfermeros, de una plantilla además envejecida y recordó que había pedido en el Consejo Interterritorial una convocatoria extraordinaria del mir para las especialidades deficitarias. Informó de que, entre el mes de marzo y el 30 de septiembre se han realizado un total de 7.683 contrataciones con una inversión de 81,6 millones de euros –de ellas 468 médicos y 3.083 enfermeros– y destacó que las bolsas de empleo están vacías. Señaló además que se había recurrido a los veterinarios para realizar las inspecciones de control de la covid en las residencias de mayores al ser un cuerpo «fantástico».
También explicó que el gasto de la Consejería de Sanidad para afrontar la epidemia ya ha sido de 253,7 millones de euros a 30 de septiembre solo para covid y de 3.077 millones en total.
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