Como sucedió con tantas otras cosas, el año 2008 marcó un antes y un después para el trabajo por cuenta propia en la comunidad. Hasta ese año, desde 1990, el registro de trabajadores autónomos ganaba efectivos año tras año, de manera sistemática. De menos de ... 150.000 Castilla y León pasó a contar con más de 223.000. A partir de 2008 la tendencia se invirtió y todos los años han terminado con menos afiliados al RETA que el anterior, con la única excepción de 2014, cuando hubo una ganancia de 1.500 inscritos. La región es la que más autónomos ha perdido en los últimos tiempos: más de 33.000 desde el máximo y 14.500 en los últimos diez años.
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En una comparación relativa, el 12,9% de reducción en el número de trabajadores por cuenta propia en diez años aventaja en casi un punto al sufrido por Asturias (12%), mientras que seis comunidades sí han ganado y el conjunto de España, también (1,3%).
En todo este tiempo, a la vez que el autoempleo ha ido perdiendo efectivos y atractivo, el colectivo de trabajadores por cuenta ajena se ha incrementado en un 4,9%.
Las principales asociaciones del sector coinciden en el diagnóstico. Por un lado, Castilla y León es también la comunidad autónoma que de forma más persistente sufre la pérdida de habitantes. A menos población, menos autónomos (no así asalariados), un hecho que cuenta con un matiz específico: el empleo autónomo desaparece a mayor ritmo en el medio rural, afectado por la despoblación. A menos gente a la que vender o prestar servicios, menos autónomos.
Por otro lado, el de los autónomos es uno de los sectores que más claramente acusa la falta de relevo generacional. En 2008, por cada cuatro autónomos que se jubilaron cinco iniciaron su actividad. Entre septiembre de 2021 y el mismo mes de este año, la comunidad ha perdido 1.822 afiliados al Régimen de Trabajadores Autónomos (RETA), la segunda cifra más abultada tras Galicia.
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Al cierre del pasado septiembre había en la comunidad 189.281 autónomos, casi el 1% menos que un año antes. Representan el 20,7% del total de afiliados a la Seguridad Social cuando en 2009 suponían el 23,5%. Castilla y León ha pasado en ese lapso de concentrar en su territorio el 6,2% de los trabajadores por cuenta propia de España, a quedarse en el 5,6%.
La tendencia no parece que vaya a cambiar si tenemos en cuenta que el 37% de los autónomos castellanos y leoneses tienen 55 o más años; el 43,1% tienes de 40 a 54 años, el 18,1% de 25 a 39 años y apenas el 1,6% tiene menos de 25.
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Por otro lado, en los últimos años los inspectores de Trabajo y Seguridad Social vienen detectando una media de 18.000 falsos autónomos al año en datos nacionales, lo que por la vía de las regularizaciones o del abandono también tiene su repercusión en las estadísticas de pérdida de efectivos. Famoso ha sido en este sentido el caso de los 'riders' repartidores de comida a domicilio.
«Pese a lo que se empeñan en hacer ver desde algunos ámbitos de la sociedad e incluso desde el Gobierno, los autónomos y las empresas somos la solución a la situación actual y no el problema», sostiene Domiciano Curiel, presidente de la Federación de Autónomos (ATA) enCastilla y León.
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«Creemos que se deben poner ya todos los esfuerzos para revertir la tendencia de pérdida de autónomos, por lo que instamos a todos los organismos públicos a que dejen de ponernos zancadillas. Es necesario contar con las empresas y los autónomos, que son los que pueden aguantar el empleo y los que pueden mantenerlo, el eje vertebrador de nuestros pueblos y ciudades», añade el responsable autonómico.
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La principal asociación representativa del colectivo redobla en estos días sus reivindicaciones sobre reducciones de las cargas tributarias, así como sus críticas a algunas de las medidas del Ejecutivo. Así, consideran que la bajada de un 5% en el rendimiento en módulos y el aumento de los gastos de difícil justificación del 5% al 7% apenas tendrá una repercusión de 115 euros, una cantidad «con la que no se paga ni un mes del excedente de luz que en estos momentos están sufriendo los trabajadores por cuenta propia».
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A ATA le gustaría que el Gobierno deflactase la tarifa del IRPF como han hecho algunas comunidades autónomas y que redujese al 5% el IVA para todos los autónomos en la factura energética ya que, sostienen, hay autónomos que en estos momentos siguen pagando el 21%.
Otras demandas son más recurrentes: piden que se bajen los pagos a cuenta y las retenciones fiscales a los profesionales porque, insisten, se sienten «los financiadores del Estado».
También en este sentido, la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE) hace hincapié en la necesidad de un plan de choque energético para el sector. Recuerdan que el Gobierno ha incrementado los beneficiarios del bono social, al que no pueden acogerse los autónomos. «Equiparar la figura del consumidor vulnerable a la del autónomo solventaría en gran parte el incremento de la factura energética en el colectivo», defiende María José Landaburu, secretaria general, quien recuerda que el Consejo de la UE ha autorizado la introducción de medidas para reducir los costes de la energía en las micropymes.
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Desde otra de las asociaciones del sector, Upta, llaman la atención acerca de que todas estas dificultades se traducen en la pérdida de miles de los empleos generados por los autónomos. «Estamos perdiendo músculo desde antes de la pandemia –señala EduardoAbad, su presidente– y hemos pasado de contratar a 923.000 personas a contar con 884.000, un 4,3% de bajada» que se produce sobre todo entre los autónomos de un solo trabajador contratado, pero que alcanza a todos los tipos de empleadores. No solo se pierden estos contratos, «sino que el número de autónomos contratadores también cae desde hace años», advierte.
De entre las 21 actividades que clasifica la Seguridad Social, doce pierden autónomos en los últimos doce meses y las otras nueve ganan; pero las reducciones son más significativas y el resultado final agregado es una pérdida de 1.822 afiliados al RETA de septiembre a septiembre, la segunda más grave de España. Las que más pierden en tasa son (industria extractiva aparte, que con 11 personas menos cae el 7%) son el sector educativo (93 personas, el 2,5%) y las actividades financieras (73 inscritos, el 2,4%). Entre las que ganan sobresalen tres: las actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento, un ámbito muy propio para el trabajo autónomo, con 242 personas (7,7%);las inmobiliarias, con 54 personas (4,4%) al calor de la gran actividad de compraventa de viviendas en los últimos tiempos;y el suministro de energía eléctrica y gas (ocho personas, el 3,9%), que sacan rédito a un sector que se encuentra en ebullición ante la necesidad general de buscar soluciones que ahorren consumo. La agricultura pierde 386 autónomos; el comercio, 962;la hostelería, 263 y la construcción, 273.
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