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Con tan sólo 16 años, Francisco Martín dejó atrás su Gallegos de Hornija natal, para labrarse un futuro laboral en Basauri (Vizcaya). Desde entonces han transcurrido 57 años y nunca ha olvidado sus raíces. Seis veces al año, se acerca hasta la casa que tiene ... en el pueblo, donde pasa largas temporadas y donde puede disfrutar con sus hermanos. La visita que nunca perdona es la que coincide con la festividad de los Santos.
«Como a principios de marzo veía la cosa muy mal, decidí marcharme a Gallegos por si nos confinaban. Allí estuvimos divinamente desde el 12 de marzo hasta el mes de junio. En Gallegos soy realmente feliz. Lo que más siento es no poder ir al cementerio este año, donde están enterrados mis padres y mi tía. Ésta será la primera vez que faltaré a la cita desde que me jubilé», explica este veterano de 73 años. «Es una fecha muy señalada y también solemos acercarnos hasta Guijuelo en Salamanca, a llevar flores a mis suegros. Si la decisión de cerrar que ha tomado el gobierno vasco logra salvar vidas, entonces me parece perfecto. Yo sacrifico pasar los Santos en mi pueblo, si con ello contribuyo a que alguien se salve», concluye.
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