Castilla y León registra su quinto peor año hidrológico del siglo, con Ávila a la cabeza

Aunque es importante el dato de la lluvia recibida como valor absoluto, desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) explican que hay que tener en cuenta también de qué forma llueve. «La componente hidrológica está diciendo que la parte del Mediterráneo ha mejorado en un 3% el nivel nacional, pero los embalses están vacíos. Es mucha agua que cae en poco tiempo y se pierde, por eso hay que tomar con cuidado las precipitaciones veraniegas», detalla el delegado territorial de Aemet en Castilla y León, Juan Pablo Álvarez.

En este sentido, aunque el mapa nacional muestre a Castilla y León como una de las regiones más perjudicadas, Álvarez asegura que en zonas como Huelva, Badajoz o Córdoba están «igual o peor». Por otra parte, dentro de Castilla y León también hay grandes diferencias territoriales. Tan solo muestran resultados cercanos al 100% en el último año hidrológico la zona del norte de Las Merindades (Burgos) y parte de los Picos de Europa, permaneciendo el resto por debajo incluso del 75%. La parte más perjudicada es Ávila, con tan solo el 59% de precipitaciones de lo normal en las últimas décadas, lo que le convierte en el año más seco en la provincia desde 1982.

Es el porcentaje registrado en la estación puntual del observatorio de Aemet en la capital de Ávila el que ha recibido con diferencia la menor cantidad de precipitaciones este último año en comparación con los anteriores. Otros que han obtenido una proporción de precipitaciones bastante menor a lo habitual son las estaciones de Matacán (Salamanca) y Virgen del Camino (León), con el 66% y 68% respectivamente. Después están Zamora capital, con el 73%; Segovia, con el 76% y quedan como las más cercanas a lo normal la de Villafría (Burgos), con el 90%, y la de Soria, con 99%.

Aunque en este último caso, el dato es ficticio, pues según detalla el delegado de Aemet, en la capital de Soria se registró una gran tormenta de verano, que dejó cerca de 60 litros por metro cuadrado en un día, lo que desvirtúa el dato final, aunque añade que en el resto de estaciones sí es más fidedigno.

En cuanto a los factores que pueden propiciar la escasez de precipitaciones, Álvarez asegura que el cambio climático puede acentuar ciertos periodos de sequía o de lluvia, pero que en general al hablar de precipitaciones tiene más sentido mencionar la dinámica de la atmósfera. «Igual que con la temperatura sí es muy claro que hay más frecuencia de días cálidos, más olas de calor y eso es atribuible a la subida de temperaturas consecuencia del cambio climático, con las precipitaciones, mientras no se observe una tendencia muy clara hasta finales de siglo, es mejor atribuirlo a esa dinámica de la atmósfera».

En este sentido, desde la Agencia de Meteorología recomiendan no crear situaciones de alarma, porque existen periodos de más y de menos lluvia. «Como siempre saltan las alarmas y se toman planes, luego vuelve a llover y se olvidan de esos planes», denuncia el delegado en Castilla y León, quien recuerda que de 1991 a 1995 también hubo un periodo prolongado de sequía.

Para analizar la de este año también es un buen ejemplo la capacidad de los embalses de la región. Según datos de la Confederación Hidrográfica del Duero actualizados el pasado lunes 14 de octubre, el volumen embalsado actualmente está en niveles del 33,3% de capacidad, más de tres puntos (36,6%) de la media de la última década, y muy lejos del 52,8% de hace exactamente un año. Entre los embalses más afectados está el de Las Cogotas (Ávila), con 8,2 hectómetros cúbicos de agua en esta fecha, siendo la media de los últimos diez años de 21,7. También el embalse de Camporredondo en Palencia, con 7,8 hectómetros cúbicos frente a los 16,8 de media, y los tres de Palencia (Requejada, Cervera y Aguilar), pues en total mantienen en la actualidad 54,2 hectómetros cúbicos de agua, casi la mitad de los 100,1 de media en la última década.