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Imagen de archivo de la laguna de Fuentes de Nava. El Norte
Un refugio para las aves

Un refugio para las aves

En la comarca de Tierra de Campos palentina se encuentra uno de los humedales más importantes de la comunidad, un refugio para aves, algunas amenazadas

J. M. López

Valladolid

Domingo, 25 de agosto 2019, 10:32

En la llanura esteparia de Tierra de Campos, un paisaje denostado por muchos que pasan por ella sin detenerse, como agobiados por su sol de justicia y su interminable planicie cerealista, se encuentra uno de los espacios naturales de mayor valor ecológico de Castilla y León, especialmente desde el punto de vista ornitológico: las lagunas de Fuentes de Nava, Boada y Pedraza, en Palencia. Aquí, en medio de este paisaje terroso, duro de abrazar, que casi no se deja querer, pero que cuando lo hace ya no te suelta, sobrevive un humedal, antaño conocido como el Mar de Campos.

Convertidas hoy en lagunas artificiales reguladas por el hombre para garantizar un nivel mínimo de inundación gracias al agua del Canal de Castilla o el río Retortillo, parece un milagro que se hayan salvado, al menos en parte, porque durante décadas se desecaron sistemáticamente para ganar tierras de cultivo.

¿Milagro? En realidad mucho se lo debemos a un grupo pionero de ecologistas que a finales de los 80 y con escasos medios, iniciaron un proyecto de recuperación que luego la administración impulsó y asumió como propio. Hoy son un espacio protegido de la Red Natura 2000 de la Unión Europea, que hace compatible la conservación medio ambiental con los usos agrarios tradicionales de pastoreo. Aquí están catalogadas 253 especies de vertebrados, de las que 221 son aves, y se pueden observar algo más del 41% de todas las especies de aves de la península.

Para no perderse

  • Laguna de La Nava. En Fuentes de Nava está la Casa del Parque de La Nava y Campos de Palencia. A unos 10 kilómetros se encuentra Boada de Campos, también con su laguna esteparia. Y Pedraza de Campos es la tercera. Son zonas de especial protección para las aves (Zepa) y están incluidas en la Red Natura 2000 europea.

  • Recomendable. La iglesia parroquial de Santa Eulalia de Paredes de Nava (la cuna de Jorqe Manrique y los Berruguete) es bien de interés cultural desde 1962. Destaca su retablo mayor y su museo, con más de 300 obras.

Otoño y primavera, especialmente si han sido lluviosas, son las estaciones más agradecidas para el visitante. En pleno verano, en cambio, con la canícula se reducen al mínimo y la de Boada, por ejemplo, se encoge hasta casi llegar a desparecer a la vista. De octubre a marzo aquí se reúnen anátidas que algunos años llegan a sumar los 20.000. Es zona de importancia internacional para el ánsar común con concentraciones de hasta 10.000 ejemplares y otras muchas especies de patos, como azulones, cercetas, silbones o cucharas, se cuentan por cientos o miles. También se pueden observar aves esteparias como cernícalos, aguilichos cenizos, alondras, calandrias...

La Fundación Global Nature celebra en verano programas de voluntariado medio ambiental, con anillamientos de aves o instalación de cajas-nido, con especial atención al seguimiento del carricerín cejudo, una especie prioritaria de conservación, catalogada como 'Vulnerasble' a escala global y como 'En Peligro' a escala europea.

Y también los pequeños pueblos de su entorno merecn la visita. En Paredes de Nava, donde nació Jorge Manrique, hay un museo con más de 300 obras, retablos, esculturas, pinturas... de autores como Pedro y Alonso Berruguete, nacidos también aquí. Ampudia, qué pueblo más bonito. Becerril de Campos llegó a tener siete iglesias y ermitas y hoy es Conjunto Histórico. Y por estas tierras cruza el Ramal de Campos del Canal de Castilla, que viene de Calahorra de Ribas y se encamina a Medina de Rioseco, una herida abierta de agua y arbolado entre tanto secano que ofrece rutas de senderismo y paseos en barco turístico. En la Casa del Rey de Villaumbrales hay un interesante Museo del Canal. En Abarca, una antigua fábrica junto a la esclusa ha sido restaurada y convertida en hotel y restaurante. Y en Villarramiel todavía se puede encontrar una cecina de carne de caballo que hay que probar.

Estamos en una de las zonas rurales de la España interior más envejecida y despoblada. Enferma de abandono reclama evitar su definitiva e irreversible decadencia. Pero parece que eso sí que va necesitar de un milagro.

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