Cristina Zaballos, técnico de operaciones del Centro Coordinador de Emergencias de Castilla y León Rodrigo Ucero

Radiografía de una alerta por nieve en Castilla y León

Cuando se produce una situación extrema de climatología adversa, multitud de personas trabajan coordinadas para evitar que interfiera la vida diaria de los castellanos y leoneses

Rebeca Alonso

Valladolid

Viernes, 4 de marzo 2022, 11:32

En enero del año pasado, la borrasca Filomena tiñó de blanco buena parte del país. Incluso Madrid, donde se evidenció la importancia de estar preparados ante fenómenos de este tipo. Castilla y León está familiarizada con la nieve (excepto Valladolid capital, donde hace acto de presencia en contadas ocasiones) y cuenta con un importante dispositivo que prevé y combate este tipo de circunstancias extremas. «Nuestro trabajo comienza mucho antes de que caigan los primeros copos de nieve», puntualiza Cristina Zaballos, técnico de operaciones del Centro Coordinador de Emergencias de Castilla y León. Cada invierno, trabajan para que la nieve, el frío y el hielo afecten lo menos posible a las vidas diarias de los castellanos y leoneses cuando la situación se recrudece. Para ello, trabajan continuamente con las previsiones meteorológicas. «Llevamos a cabo un análisis diario y así podemos ver con anticipación qué es lo que se nos viene. Realizamos informes y estudios que se elaboran aquí en el Centro Coordinador de Emergencias y se distribuyen a otras entidades como delegaciones del Gobierno, ayuntamientos, empresas de conservación de carreteras, etc.», explica. Cuando es necesario, se encargan emitir una alerta, prever hasta cuándo durará y enviar información a las delegaciones territoriales.

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Avisos, alertas y colores

Esa alerta, a pesar de lo que piensa mucha gente, nada tiene que ver con las que comunica la Agencia Estatal de Meteorología. «Ellos no activan alertas, sino avisos, que pueden ser de color amarillo, naraja o rojo. Nosotros sí que trabajamos con alertas y no tienen ningún color», aclara Cristina Zaballos. Y es que, aunque también sopesan los datos de la Aemet, cuentan con un sistema propio de información meteorológica de la Agencia de Protección Civil de la comunidad. La fase de alerta tiene un carácter preventivo y su objetivo es tomar medidas para que no se produzcan complicaciones debido al fenómeno adverso. Cuando es necesario movilizar recursos y que intenvengan los servicios de emergencia porque se producen incidentes o daños sobre la población se pasa a la fase de emergencia, que diferencia entre situación 0 (para sucesos muy localizados), situación 1 (cuando superan el ámbito local, por lo que puede ser necesario la activación de recursos del Plan Territorial de Protección Civil de Castilla y León, Plancal), situación 2 (afecta a áreas más extensas y puede requerir el empleo de recursos extraordinarios) y situación 3 (de interés nacional).

Cristina Zaballos, técnico de operaciones del Centro Coordinador de Emergencias de Castilla y León, consulta los puntos preparados para el embolsamiento de camiones. Rodrigo Ucero

En Castilla y León, los principales problemas que pueden producirse por las inclemencias invernales son los referentes a la asistencia de personas y problemas en el tráfico. Las llamadas entran a través de la línea del 112 y, dependiendo de su contenido, los operadores avisan a entidades como el Centro de Emergencias, Bomberos, Policía, Guardia Civil, etc. «Los incidentes más relevantes se coordinan desde aquí. Cuando nieva donde suele nevar nunca pasa nada porque la gente está acostumbrada, a no ser que se produzca una emergencia sanitaria. El problema es cuando nieva donde no suele nevar: gente que se cae en la calle, accesos a servicios como colegios y centros de salud afectados y, sobre todo, complicaciones en la extensa red viaria de Castilla y León, que comunica todo el norte con el centro. Realizamos seguimiento de las incidencias y de los embolsamientos de vehículos por si alguien requiere asistencia, aunque los transportistas suelen estar muy bien preparados», reconoce Cristina Zaballos.

Fotos: así fue el paso de Filomena por Castilla y León

Es la Guardia Civil quien decide cuándo es necesario realizar estos embolsamientos, que suelen afectar especialmente a los vehículos pesados. Por ejemplo, los accesos a la Comunidad de Madrid desde Castilla y León suele ser un punto especialmente problemático. Los agentes valoran la situación y, cuando toman la decisión de embolsar, desvían el tráfico hacia puntos preparados como áreas de servicio, donde hay servicios y suministros y una capacidad para cierto número de vehículos. Se trata de una medida preventiva para que el tráfico no llegue a colapsarse. «A veces coordinamos el envío de mantas, medicantos... todo lo que necesiten», añade Cristina Zaballos.

Así vivieron la borrasca Filomena

«A nosotros nos repercutió Filomena porque, independientemente de la alerta y de que reforzamos el centro con más personal, hubo gente que no pudo llegar a trabajar, tuvimos que activar a personas localizables... se produjeronmuchos incidentes y en lugares donde habitualmente no nieva como la provincia de Valladolid. Vivimos momentos de aluviones, con muchos incidentes a la vez. En esos casos vamos priorizando, por ejemplo se atiende antes a la persona que necesita asistencia sanitaria que a los ocupantes del vehículo que se ha deslizado en una placa de hielo que no han resultado heridos... pero al final se gestiona todo», relata María Gutiérrez, responsable del Centro Coordinador de Emergencias de Castilla y León. Para ella, la nevada de la borrasca Filomena fue sin duda una de las peores de los últimos años junto con la que colapsó la A-67 en 2015.

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María Gutiérrez, responsable del Centro Coordinador de Emergencias de Castilla y León. Rodrigo Ucero

Una alternativa a las cadenas

Desde el Centro Coordinador de Emergencias de Castilla y León insisten en que una de las principales causas de los problemas en las carreteras en caso de neveda es el no llevar cadenas. Se trata de algo peligroso que puede provocar que el vehículo no pueda circular por la vía y provoque un gran atasco. Mucha gente afirma que no sabe cómo colocarlas y que muy es complicado, pero existe una alternativa para ellos: los neumáticos especiales de invierno.

En este tipo de situaciones meteorológicas adversas por nieve y hielo es importante no realizar trayectos a no ser que sea realmente necesario. En caso de que no se pueda evitar, es necesario llevar en el vehículo comida rica en calorías, mantas y ropa de abrigo, una radio, una pala, cuerda, una linterna, un botiquín y el teléfono móvil con la batería cargada. Antes de salir, hay que revisar frenos, neumáticos y sistemas de alumbrado y reponer el líquido anticongelante. También se debe llenar el depósito de gasolina y evitar conducir de noche si es posible. Si el temporal nos sorprende dentro del coche y lejos de un pueblo o lugar de refugio se aconseja permanecer dentro de él. El coche nos resguardará de la ventisca y los neumáticos nos aislarán de los rayos. Si mantenemos el coche en marcha con la calefacción puesta hay que abir un poco una ventanilla para que circule el aire y evitar posibles intoxicaciones. Además, es muy importante no dormirse con el motor en marcha y mantener libre de nieve y desbloqueado el tubo de escape. Lo más adecuado es conducir despacio, con suavidad y a una marcha reducida, sin cambios bruscos de dirección. Al entrar en una zona de hielo es mejor no pisar el freno y dejar que el vehículo cruce por su propia inercia.

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Centro Coordinador de Emergencias de Castilla y León. Rodrigo Ucero
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