«Yo quiero tener libertad»

Martina Bayón García quiere tener libertad. A sus 9 años se siente privada de un derecho tan fundamental, presa en su casa, sin entender muy bien los motivos. Cursa tercero de primaria en el colegio Margarita Salas de Arroyo de la Encomienda, junto a su hermano Rodrigo, que termina sus estudios en el colegio y espera obtener plaza en el IESO de Arroyo.

Martina apenas conoce el porqué de esta situación tan extraña. «Llevamos mucho tiempo encerrados, y no es normal. Echo de menos a mis amigas, Inés, Valeria, Elsa, Nerea, Miranda y Carlota, y a Beatriz, mi profe, y la gimnasia rítmica, que me gusta mucho y he dejado también de ir». Rodrigo también ha tenido que dejar el fútbol, los entrenamientos y las tardes de camaradería en el vestuario.

El Margarita Salas es un centro bilingüe de reconocido prestigio, premiado en este sentido por su excelencia. Martina y Rodrigo no disponen de medios digitales del centro, «porque las tabletas se quedaron en las clases», explican. «Hemos tenido conexiones por Teams. Por el Aula Virtual nos han mandado deberes, y hemos tenido en directo clases de tutoría e inglés», todo ello desde el ordenador de la familia.

Para Martina, «esto de la pandemia ha sido muy raro». Ha perdido contacto con su entorno escolar en los últimos tres meses, aunque a varias de sus amigas las ha vuelto a ver en los últimos días por los parques y en los paseos por La Vega, donde vive. «Creo que a este paso ni piscina vamos a tener», lamentan Martina y Rodrigo, quienes valoran los buenos ratos que pasan en el pueblo de sus abuelos, Villasexmir los maternos y Torrelobatón los paternos. Así, entre animales, campos de cultivo, patio, siestas y orilla del río, a caballo entre Arroyo y los dos pueblos, pasarán el primer verano de esta nueva vida que les ha tocado vivir, esa vida tan extraña de los tres últimos meses.