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El PSOE intenta cargar sobre Mañueco los desplantes de VeganzonesEl debate sobre la reprobación del consejero de Industria y Empleo, Mariano Veganzones (Vox), se convirtió en el intento del PSOE de introducir una cuña en el tándem de Gobierno y descargar sobre los hombros de Alfonso Fernández Mañueco (PP) los desplantes del consejero ... . Alicia Palomo (PSOE) nombró más veces en sus intervenciones a Mañueco que a Veganzones, buena muestra de lo que se dirimía en realidad. «Mañueco calla y es el único responsable», dijo. Palomo, precisamente, tuvo que abandonar el Pleno del Ayuntamiento de El Espinar (Segovia) después de que el alcalde, Javier Figueredo, la expulsara por llamarle «imbécil» después de una discusión.
Para la socialista, los insultos y descalificaciones de Veganzones hacia los sindicatos o la patronal son solo consecuencia de que Mañueco le otorgue su confianza. Así, el consejero de Vox se convierte en ariete contra el PP, a quien se pretende redirigir la bronca de los sindicatos y la patronal. Mientras, los populares mantienen en sus consejerías los acuerdos que existían con los agentes del Diálogo Social, un escudo que les permite insistir en que se sigue respetando a esa institución desde el Gobierno autonómico. No hay más que escuchar la frase que intercaló la popular Paloma Vallejo en su respuesta: «En el PP sabemos de la importancia del Diálogo Social, reconocemos y valoramos el papel de los sindicatos y organizaciones empresariales, lo hemos demostrado».
La conclusión de los socialistas es que »la destrucción del Ecyl -que sigue sin gerente y que está a cargo del secretario general de la Consejería, Alberto Díaz- responde a una vendetta personal del señor Veganzones. En 2013 el Boletín Oficial de Castilla y León publicaba su cese por falta de confianza de sus superiores jerárquicos, el entonces consejero de Economía, Tomás Villanueva. Y hoy el señor Mañueco rescata a quien no tenía la confianza, quien ya apuntaba maneras, para que lo dirija y lo pilote. Hoy, Mañueco queda retratado», insistía Alicia Palomo.
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Susana Escribano
Vox defendió a su consejero, Mariano Veganzones, con la retahíla de datos que el propio responsable de Industria y Empleo acostumbra a exhibir en el hemiciclo: Castilla y León tiene menos paro que la media nacional, crecen las exportaciones por encima de la media nacional, lidera el crecimiento de la producción industrial… Y, por supuesto, con el 'y tú más' acostumbrado en el debate político autonómico y nacional. Carlos Menéndez, portavoz de Vox, recordó la derogación del delito de sedición, la rebaja de las penas por malversación, la ley del solo sí es sí. «Sin asumir ninguna responsabilidad, ¿vienen a pedir la reprobación del señor Veganzones?», espetó.
En el PP, Paloma Vallejo armó la réplica al intento socialista de reprobación del consejero con un argumentario que el propio Mañueco había dictado la víspera. Llamó a «rebajar la tensión», enunciado que ya se ha escuchado en las Cortes, por ejemplo, después de aquel «imbécil» de Juan García-Gallardo (Vox) a Francisco Igea (Cs). También utilizó un argumento que emana de Génova: los intentos del PSOE de desviar la atención de la negociación con Junts. «Tratan de distraer a este parlamento de una realidad con datos que les incomodan», dijo Vallejo. Y Menéndez, de Vox, abundó en la idea. «Es una cortina de humo».
Después, la procuradora del PP recordó los epítetos que en los últimos cuatro años ha lanzado la bancada socialista hacia los populares, tanto durante la legislatura con Ciudadanos como ahora con Vox. «Consejos vendo, que para mí no tengo. Desde la bancada hemos escuchado lanzarnos alabanzas como organización criminal, fascistas, sinvergüenzas, pacto de la rapiña. Se escuchan solo con carril de ida, de la bancada socialista hacia la bancada popular», recordó Paloma Vallejo. Y concluyó: «Respeto no solo es no insultar […] Hagamos el firme propósito de rebajar la tensión, respetar al adversario, argumentar sin insultar».
Como diría un creador de memes. Spoiler: no funcionó. Porque este propósito de enmienda se ha repetido en las Cortes con cierta frecuencia sin éxito. Primero, porque determinados portavoces son expertos en el arte político de chinchar al adversario a ver si salta. En todos los bandos. Ana Sánchez (PSOE), Raúl de la Hoz (PP), Francisco Igea (Ciudadanos), Pablo Fernández (Unidas Podemos), David Hierro (Vox). Y del chinche al exceso la línea es muy fina. Y después, porque la división de bloques y la tensión de la política nacional se contagian con facilidad a los escaños autonómicos e incluso municipales. El ejemplo más reciente: Jesús Julio Carnero (PP), alcalde de Valladolid, retiró una moción de Vox hace unas semanas por tratarse de una cuestión en clave nacional y no municipal, pero ha aprobado que su grupo presente la moción de Génova contra la posible amnistía del Gobierno de Pedro Sánchez a Carles Puigdemont.
La tensión en las Cortes, por tanto, continuará. Solo hay que escuchar algunas intervenciones en el debate. Pablo Fernández habló de que se ha pasado del «diálogo social» al «monólogo facha», por ejemplo. Francisco Igea tiró de ironía para recordar que Veganzones era subordinado del consejero de Ciudadanos en la pasada legislatura, Germán Barrios (y posteriormente de Ana Carlota Amigo). «Ha tenido que sufrir siendo la mano derecha de Germán Barrios, el rey del diálogo social. ¿Dónde quedó el señor que trabajaba con un consejero de empleo al que tuvimos que invitar a abandonar su puesto porque cedía en asuntos en los que no se podía ceder?».
Juan Antonio Palomar, de Soria ¡Ya!, lamentó en su alocución hacia el consejero «los descalificativos que están fuera de lugar y dejan en evidencia la categoría moral de quien los emite». Y le aconsejó hacer caso al portavoz, Carlos Fernández Carriedo, «a la hora de volver a emitir una valoración. Porque una cosa son las valoraciones políticas y otras las personales, que a todos nosotros nos importan bien poco».
Los 31 escaños del PP y los 13 de Vox votaron contra la reprobación del consejero. Los 36 de la oposición que estaban en el hemiciclo (faltaba uno) votaron a favor.
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