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A los dos partidos mayoritarios de Castilla y León se les entrecruzan los procesos internos con la estrategia política. Al PP le coge el rifirrafe con Ciudadanos y la posibilidad del adelanto electoral con dos congresos provinciales pendientes, Soria y Salamanca, y la cita ... nacional en Valencia, con esa divergencia Génova-Ayuso que amenaza con marcar el futuro inmediato de la formación. Al PSOE, que en este caso no puede hacer nada más que esperar acontecimientos, le pilla el congreso autonómico, después del nacional, también en Valencia, a finales de noviembre. Sin saber si para entonces habrá o no elecciones en Castilla y León. Porque los socialistas están convencidos de que habrá adelanto y también de que a Fernández Mañueco le interesa darse prisa.
Así que el PSOE ha trazado una estrategia que busca aupar a Luis Tudanca como «presidenciable» a ojos de un electorado que ya le apoyó mayoritariamente en 2019. El eslogan del congreso de noviembre es «La esperanza de Castilla y León», con un corazón con las manos a lo 'instagrammer' y «Luis Tudanca» escrito debajo. Casi un cartel electoral sin foto del candidato. Y eso se rodea de un aura de liderazgo indiscutido en el partido. «Este es un proyecto liderado de forma indiscutible por Luis Tudanca, líder social de esta tierra y apabullantemente apoyado por lo suyos. La recogida de avales tiene un tope por estatutos, necesita 381 y lleva más de 6.000, sin que sea necesario», presumía Ana Sánchez, su mano derecha y vicesecretaria de Organización.
Y a partir de ahí, que Mañueco ponga fecha. Porque convocar elecciones ahora sería «irresponsable», según Ana Sánchez, que curiosamente utilizó la misma palabra que Juan Marín, de Ciudadanos, en Andalucía. El PSOE no tiene necesariamente prisa, y menos aún después de que Pedro Sánchez haya movido ficha con el asunto de la factura de la luz. A eso se une la espera ansiosa del maná europeo como auxilio político. Pero eso no quiere decir que se mantenga impertérrito. «Trabajamos para hacernos cargo del Gobierno de esta tierra, que muy mayoritariamente eligió a Luis Tudanca como presidente. Convoquen cuando convoquen, estamos preparados para gobernar», aseveró Ana Sánchez.
La comparecencia de la socialista sirvió como ensayo general de lo que sería una campaña electoral en estos momentos. Punto uno del argumentario, presentarse como el partido útil al que no han dejado gobernar. «Paramos el decretazo sanitario, hemos forzado la retirada de la reforma sanitaria, hemos impulsado las comisiones de investigación de la corrupción». Punto dos, desautorizar al PP, ya que a Ciudadanos se le da por derrotado de antemano. «Tras 40 años de régimen de derechas en la Junta, estamos en condiciones de afirmar que la etapa corta de Mañueco en la Junta es la más decadente. Está enfrentado a todos. No ha quedado un solo colectivo al que no enfadara Mañueco. No ha eliminado ni un solo chiringuito, está pendiente el caso de las primarias del PP en Salamanca... La pérdida de calidad democrática en Castilla y León es palmaria, con sentencias en los tribunales». Y el punto tres, intentar comerse el trozo más grande posible de Ciudadanos. «A los miles de personas que depositaron su confianza en Ciudadanos creyendo en el cambio, les tendemos la mano. Les invitamos a sumarse a la mayoría decente».
A la campaña socialista solo le falta ya el autobús con el vinilo rotulado y el itinerario de mítines.
El fin de semana del 27 y 28 de noviembre se reunirán en Burgos los 400 delegados del PSOE de Castilla y León. No se interrumpirá por una convocatoria de elecciones, en principio, salvo que para entonces la campaña esté ya en marcha, lo que fuentes del PSOE tampoco descartan. «Nos daremos cita para rearmarnos como proyecto», admitía Sánchez.
Las encuestas, y en el PSOE son conscientes de ello, son más favorables al PP. Al menos las que se han hecho públicas, aunque Ana Sánchez dejó caer que el PSOE maneja sus propios sondeos. «Son los de encargo de la derecha», desautorizó. «A Mañueco se le está poniendo cara de Rivera, presidente del Gobierno en las encuestas y el perdedor más estrepitoso de unas elecciones en el país», apuntó a continuación. «El grito de cambio de las urnas es imparable, es un proceso que no tiene vuelta atrás. No hay quien aguante cuarenta años de un mismo color político».
Y con esto no dio por inaugurada la campaña electoral porque es Mañueco el único que puede decidir cuándo se celebran las elecciones, pero casi.
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