«Más tranquilos». Literalmente, como «de resaca». Así calificaban varios procuradores la segunda sesión del Pleno en las Cortes de Castilla y León tras el barullo bárbaro del día anterior. Es habitual también que la reanudación rebaje el tono cuando se baja al barro ... de las proposiciones no de ley, los decretos y otros debates con menos focos que las preguntas de control al Ejecutivo. Esta vez, sin embargo, hubo mucho pasilleo y mucho de analizar quién dijo qué y cómo, y quién tuvo más la culpa de que el hemiciclo se convirtiera en un ring verbal. La consecuencia de todo ello fue que Ana Sánchez (PSOE) se quedó fuera también de la segunda jornada pese a haber solicitado que se reconsiderara su expulsión. Ocurre que quien tiene que decidir sobre el perdón del expulsado es el mismo que lo decretó, Luis Fuentes, presidente de las Cortes. Y como el motivo de la sanción fue «ser llamada al orden en tres ocasiones consecutivas», Fuentes decidió que no había por qué revocar la decisión.
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La actividad paralela a la sesión sirvió para analizar cada fotograma de la acción. Que Ana Sánchez tocó en el hombro a Luis Fuentes. Que el presidente de las Cortes no fue tan diligente a la hora de amonestar a Verónica Casado, lo que podía haber hecho por «proferir palabras o vertir conceptos ofensivos al decoro de las Cortes o de sus miembros», en este caso a la socialista Gómez Urbán. Para el PSOE, una demostración de doble rasero que Ángel Hernández, procurador socialista por Soria, quiso hacer notar cuando, tras recibir el turno de palabra, le interrumpieron voces desde los grupos adversarios en el hemiciclo. «Unos días pone orden y otros no», le recriminó a Fuentes, que como respuesta le instó a terminar. «Me quedan 16 segundos», aclaró el soriano.
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Hernández es, precisamente, el procurador más amonestado por Luis Fuentes desde que se inició la legislatura. En 15 ocasiones le ha llamado al orden, lo que le ha valido dos expulsiones. Es el 'recordman' de ambas facetas, seguido de cerca por su compañera Ana Sánchez (12 y 1) y por Pablo Fernández (Podemos), que acumula 13 avisos, aunque ha sabido esquivar la expulsión del hemiciclo las cuatro veces que acumuló el doblete.
Las llamadas al orden, según el Reglamento, funcionan como las faltas personales en el baloncesto. A la tercera, expulsión. La segunda debe incluir el aviso de que la tercera conlleva esa sanción. Y además son acumulativas a lo largo de las dos jornadas en que se divide el Pleno. Lo curioso, alegan desde el PSOE, es que las dos primeras llamadas a Ana Sánchez se produjeron en apenas 12 segundos. El vicepresidente de la Junta, Francisco Igea (Cs), le había dicho a Diego Moreno (PSOE) que no podía competir con él en empatía y comenzaba a explicar su versión de la suspensión de la vacunación hace una semana. «Nosotros suspendimos la vacunación cuando sí que sabíamos, como lo sabía todo el mundo, lo sabía la ministra también, que la EMA se iba a reunir y que ra posible que se cambiaran esas indicaciones [sobre la edad adecuada para recibir la dosis de AstraZeneca]. Sabíamos...». En ese punto, con ruido de fondo en el hemiciclo durante la intervención de Igea, irrumpe Luis Fuentes. «Señora Sánchez, la llamo al orden», dijo, lo que provocó el aplauso en las bancadas de PP y Cs. A los nueve segundos, añade, aún con los aplausos de fondo, «señora Sánchez, la vuelvo a llamar al orden por segunda vez, si tengo que volver a llamarla al orden tendrá que abandonar la sala».
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Y con dos faltas, la tercera era cuestión de tiempo. Máxime cuando la tensión iba claramente 'in crescendo'.
El PSOE, con las seis amonestaciones del martes, suma 55 de las 86 de la legislatura, por 6 del PP (tres para Raúl de la Hoz), 6 de Ciudadanos (cinco de David Castaño), 13 de Podemos -todas de Pablo Fernández, cero para Laura Domínguez- y 6 para Luis Mariano Santos, de UPL.
Ocurre, además, que la estadística refleja una escalada. En los últimos seis meses se han registrado más llamadas al orden que en todo el año anterior.
Ayer, el propio Ángel Hernández pidió la palabra ateniéndose al artículo 75.4 del Reglamento. Luis Fuentes se la denegó. Luego revisó el articulado y se la concedió. «A ver si la próxima vez venimos con el Reglamento leído», interpeló Hernández. Un Reglamento que en el artículo 101.2 incluye como motivo de expulsión que un procurador «porte armas dentro del recinto parlamentario». Un supuesto que afortunadamente aún queda lejos.
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