La prudencia marca el primer día en la nueva etapa de varias zonas rurales que cambian de fase

Esta zona básica de salud, la única que ha avanzado en el desconfinamiento en la provincia abulense, no ha experimentado cambios importantes en la vida diaria de los 15 municipios que la integran, más allá de poder retomar los trabajos agrícolas, principal fuente de ingresos de sus habitantes. La cabecera de zona, Muñico, ni siquiera abrió el único bar del pueblo en el primer día en el que estaba habilitado para hacerlo y sus cerca de 60 residentes siguen manteniendo las medidas de seguridad recomendadas, como el uso de mascarillas y la distancia social. El paso a la fase 1 en estas localidades de escasa población está siendo principalmente emocional.

«Esto no es la normalidad ni se le parece», aseguraba ayer Puri, del bar El Café de Pampliega. Pero se oyen voces por la calle, se repite en voz alta un sentir común, «me alegro mucho de verte», y camino del bar se oye a un vecino preguntar: «¿Entonces hoy nos podremos tomar el café?». La normalidad no es esto pero la vida sigue abriéndose paso y vencerá. Pampliega y Los Balbases son dos de los pueblos de esta comarca que han visto cómo sus bares volvían a operar después de dos meses con la persiana bajada. En sus terrazas está la diferencia entre la fase 0 y la 1. Y simplemente en las terrazas, porque los clientes no pueden entrar al interior de los bares salvo para usar el baño, que después tiene que ser desinfectado.

Silencio y poca gente por la calle. Nada o casi nada había cambiado en Matallana de Torío (León)este lunes, cuando su área de salud –que incluye Cármenes y Vegacervera– pasaba a fase 1 de la desescalada. Los pequeños negocios no básicos seguían cerrados y los bares aún no se habían atrevido a subir la reja. En el Ayuntamiento trabajaba su alcalde, José García, que reconocía que el día era «como los anteriores» y no había tanta actividad como esperaban. Los vecinos no terminan de fiarse y el ambiente en esas localidades todavía es de calma y precaución. «Tenemos un poco de miedo y hacemos un llamamiento para que la gente no se desplace. Los municipios limítrofes no pueden venir y deben seguir confinados en su zona», recordaba el regidor, aunque en el pueblo confesaban que sí se habían visto caras poco conocidas y lamentaban las pocas medidas de precaución: «El Ayuntamiento nos ha regalado mascarillas y parece que cuesta trabajo que la gente se las ponga, no nos lo metemos en la cabeza».

Esta zona básica de salud entró ayer en la fase 1 con mucha cautela, la misma que ha llevado a los 1.852 vecinos de las diez localidades que incluye a avanzar en su particular desescalada. Varios establecimientos hosteleros decidieron posponer su arranque, mientras que otros como el Hostal Carazo de Torquemada abrieron sus habitaciones y su terraza. Allí se congregaron varios vecinos, que disfrutaron de su primer café en compañía tras ocho semanas de aislamiento. Aún así, la prudencia reinaba en las calles de la población, que muy poco varió su actividad respecto a la semana pasada. El centro de salud permanecía con sus citas programadas, mientras que en la residencia de mayores Alberto Acítores, donde no hay ningún caso de coronavirus, el personal se sometía a su segundo test desde que se inició la pandemia, que dio negativo. El resto de municipios de la zona básica de salud afrontó la primera jornada con escasas novedades. La localidad palentina de Villodrigo, enclave situado dentro de la provincia de Burgos, también alcanzó ayer la fase 1. Perteneciente a la zona de Pampliega, sus vecinos recuperaron un poco de normalidad que se escenificó en el Hotel Suco, donde ayer ya se hospedaron tres personas.

Los vecinos y propietarios de establecimientos hosteleros y comercios de los municipios pertenecientes a las cuatro zonas básicas de salud de Salamanca incluidas en la fase 1 la afrontaron con cautela y «pocos cambios» respecto a la pasada semana, con el inicio de los paseos y las visitas a los huertos, informa Ical. Así lo relataron los propietarios de dos establecimientos hosteleros de la localidad más grande de la provincia en avanzar de fase, Lumbrales, que explicaron que habían llegaron a un acuerdo entre todos los bares, cafeterías y restaurantes del municipio para no abrir sus terrazas en estos primeros días. Tampoco hubo apertura generalizada de establecimientos hosteleros en la zona básica de salud de Aldeadávila de la Ribera, donde apenas dos bares, situados en la plaza principal del pueblo, colocaron sus terrazas bajo la atenta mirada de la Guardia Civil, para que respetaran la separación marcada como distancia de seguridad entre mesas.

La comarca más despoblada de la UE recobró ayer parte de la normalidad, aunque en la práctica para sus escasos vecinos «poco o nada se ha notado de momento», informa Ical. Recelaban de ser los primeros en entrar en la fase 1 en Soria, con miedo a que esta tierra, siempre castigada por el éxodo y el abandono y ahora 'covid free' pudiera contagiarse. En San Pedro Manrique, la localidad con más censados –620 habitantes– de la verde comarca limítrofe con La Rioja, los tres bares disponibles no abrieron y el movimiento a primera hora de la mañana era el mismo que cuando se encontraba en la fase 0.

Información elaborada con textos de Javier Ruiz-Ayúcar, Aythami Pérez Miguel, Rubén Fariñas y Álvaro Muñoz