Conrado Íscar, presidente de la DiputaciónProvincial de ValladoliId.

«La provincia de Valladolid es referente en idioma y vino con posibilidad de desarrollo»

FUTURO EN ESPAÑOL. LOS PATROCINADORES ·

CONRADO ÍSCAR. Presidente de la Diputación de Valladolid

Silvia G. Rojo

Salamanca

Lunes, 14 de septiembre 2020, 14:48

El presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar, será el encargado de abrir a primera hora de mañana Futuro en Español, que tendrá como protagonista el enoturismo y el vino.

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–¿Por qué apuesta la Diputación por un foro en el que maridan idioma ... y vino?

–Son dos ámbitos en los que la provincia de Valladolid es un referente y tiene grandes posibilidades de desarrollo económico. Como reza nuestro lema de promoción enoturística, 'Valladolid es vino'. Lo somos por nuestras cinco Denominaciones de Origen y una Marca de Calidad; por nuestras cuatro Rutas del Vino Certificadas; porque más de la mitad de nuestros 225 municipios tienen viñedos y todos ellos están amparados por una figura de calidad. Son solo unos ejemplos. Y, por otro lado, somos una provincia que tiene un inmenso potencial en cuanto a hacer del español un recurso económico de primer orden, con dos universidades y con una tradición histórica y literaria de primer nivel: aquí vivió Cervantes y logró la cédula para imprimir la primera parte del Quijote, aquí falleció Cristóbal Colón, aquí se firmaron las Capitulaciones de Magallanes, aquí tiene lugar el debate que modifica las Leyes de Indias y se crea la figura del Protector de los Indios gracias a Bartolomé de las Casas… Tenemos un potencial enorme que, lamentablemente, hasta ahora no hemos sido capaces de desarrollar.

«Bodegueros y viticultores son hoy un factor de desarrollo rural innegable y de fijación de población»

–¿Qué datos ponen de manifiesto que la cultura del vino es un motor de desarrollo en la provincia?

–El verdadero éxito de esta empresa son los viticultores y bodegueros. Ellos han revolucionado el sector tradicional haciendo una apuesta muy importante por la innovación y la calidad, sin perder la esencia de la tradición. Hoy contamos con más de 200 bodegas en las que, en solo 20 años, la evolución es incuestionable. En profesionalización, en formación, en innovación tecnológica. Y ello se ha traducido también en la generación de empleo en el mundo rural. Bodegueros y viticultores son un factor de desarrollo rural innegable, además de un elemento de fijación de población.

–¿Qué oportunidades ofrece un idioma que hablan 570 millones de personas?

–Es curioso porque siempre que nos hacemos esta pregunta lo hacemos después de dar por sentado el inmenso valor que supone usar el inglés como lengua comercial que abre fronteras y no tenemos en cuenta que el español es la segunda lengua nativa más importante del mundo. Como sucede con el inglés, las posibilidades que abre son inmensas. Desde algo tan simple como facilitar el entendimiento a la hora de negociar a los intangibles que aporta compartir una misma cultura, que en el fondo es una misma manera de entender las relaciones humanas. Y el mundo de la empresa está dominado por los números, pero también tiene un componente importante de relación personal. El Instituto Cervantes realizó un estudio sobre impacto económico del español y concluía que es el activo económico más importante de los países hispanohablantes, genera hasta un 16,6% del PIB español. Pero no debemos olvidar que, ahora mismo, España no es el país más importante en número de hispanohablantes. El futuro del español está en América, con toda América del Sur hablando la misma lengua, porque Brasil está haciendo un esfuerzo enorme por generalizar el español. Sin olvidar el auge del español en Estados Unidos. Esto genera un mercado común, con una lengua y una cultura comunes. Esa es la potencialidad.

«El enoturismo ha tenido en 20 años una evolución impensable, a ello ha contribuido el Museo del Vino»

–¿Hay acciones concretas que tengan el idioma como eje central?

–Ya le decía anteriormente que el español es un recurso que lamentablemente no tenemos suficientemente explotado. Ni siquiera en lo que es el aprendizaje para extranjeros, donde estamos lejos de ciudades como Barcelona, Madrid, Salamanca o Granada. Desde hace diez años firmamos anualmente el Convenio de la Lengua dentro de la Sociedad Mixta para la Promoción del Turismo en Valladolid, y en colaboración con el Ayuntamiento de Valladolid, la Universidad de Valladolid, la Universidad Europea Miguel de Cervantes, la Cámara de Comercio y la Asociación de Escuelas de Español en Valladolid. Se van dando pasos, pero aún estamos muy lejos de ser un destino competitivo en esta materia.

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–En el caso de los vinos, ¿existen acciones de promoción dirigidas a países hispanohablantes?

–Toda la acción de promoción exterior de la Diputación Provincial de Valladolid la llevamos a cabo en colaboración con la Cámara de Comercio, a través del Plan de Internacionalización que se incluye en el Plan Impulso. Ello nos ha llevado a desarrollar diferentes actuaciones, que se han centrado en diferentes mercados, desde Estados Unidos hasta China. Pero claro que, en ese ámbito, hemos tenido una especial incidencia en el mercado hispanoamericano. La última, el pasado mes de noviembre, una misión inversa en la que 13 importadores de Brasil y Colombia mantuvieron un encuentro con medio centenar de bodegas vallisoletanas, un modelo que se ha repetido con importadores de México, Chile, Puerto Rico o Panamá.

«México se ha convertido en un país de referencia para la exportación de nuestros vinos»

–¿Cómo ha evolucionado el enoturismo?

–Hace 20 años, la Diputación de Valladolid apostó por establecer el Museo Provincial del Vino en el Castillo de Peñafiel. Un proyecto global, de referencia de los vinos de Castilla y León, no solo de la provincia de Valladolid o de la comarcar de Peñafiel. Cuando se inicia ese proceso, en la zona solo había dos hostales. Hoy hay en la comarca más de 50 establecimientos de alojamientos turísticos, entre hoteles y alojamientos rurales, la mayoría de un gran nivel, entre ellos tres hoteles de cinco estrellas y dos restaurantes con estrella Michelín. Es una evolución impensable en solo veinte años y a ello, sin duda, ha contribuido el Museo Provincial de Vino, que ronda las 100.000 visitas anuales y está siempre entre los museos más visitados de Castilla y León. Y esto que ha ocurrido en la Ribera como principal exponente, ha tenido también su traslación a otros lugares del territorio provincial. Claro que todo ello hubiera sido imposible sin los bodegueros y los viticultores, que han abierto sus bodegas al enoturismo y han creado experiencias para disfrutar de la cultura del vino. Los profesionales del sector turístico y otros profesionales del sector servicios que ayudan a complementar la experiencia de la visita. Y, como no, los ayuntamientos, que se han volcado en facilitar todo este desarrollo desde el punto de vista administrativo y destinando recursos a la promoción.

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–Las posibilidades del vino en países hispanos, ¿es una puerta abierta para cualquier bodega?

–Es una puerta abierta para cualquier bodega de calidad y que tenga una buena estructura de negocio. Lanzarse al mercado internacional es una aventura apasionante y muy exigente. Hay un buen número de bodegas de la provincia de Valladolid que están ya de lleno en ese ámbito, especialmente en México, que se ha convertido en un país de referencia para la exportación de nuestros vinos y que, además, está comenzando a aportar visitantes a nuestro enoturismo, especialmente a los recursos de mayor calidad.

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