Susana López Ortiz | Investigadora en Actividad Física y Salud en Poblaciones Especiales
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Susana López Ortiz | Investigadora en Actividad Física y Salud en Poblaciones Especiales
«El problema es que a las personas mayores las fragilizamos antes de que sean frágiles»He aquí una eminencia en la investigación científica. Pese a su juventud. Susana López Ortiz (Valladolid, 27 años), doctora en Investigación en Actividad Física y Salud en Poblaciones Especiales y graduada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y en Fisioterapia por la ... Universidad Europea Miguel de Cervantes. En julio presentó su tesis doctoral (premiada y con la máxima nota) sobre la 'Influencia del ejercicio físico en la enfermedad de Alzheimer; de la investigación a la práctica', que la ha situado, desde su Valladolid natal y desde su juventud, en el marco de referencia internacional sobre cómo luchar contra una enfermedad que cada vez afecta a más personas. En el prestigioso instituto sueco Karolinska, referente mundial en Ginecología, Genética y Neurociencia, pasó nueve meses formándose y hoy hay ya constancia de que, según sus trabajos, el ejercicio físico redunda muy positivamente en las personas que padecen Alzheimer con quienes, asegura, le apasiona el trato directo.
–Pero con los enfermos de Alzheimer la comunicación no es fácil; hay que colegir que el trato, por tanto, menos.
–No es que no sea fácil, sino que muchas veces en los estadios más tempranos de la enfermedad simplemente hay que ser paciente y repetir mucho las cosas. Pero son totalmente capaces de entender lo que les estás diciendo. Es verdad que a medida que va avanzando la enfermedad sí que cuesta un poco más la comunicación, y ya en los estadios más avanzados es prácticamente imposible. Pero en los más cercanos, que es en los que hemos intentado trabajar para prevenir ese avance de la enfermedad es cuestión de paciencia y buen humor y somos capaces de entendernos.
–¿En qué certezas basa que a los enfermos de Alzheimer el ejercicio físico les ayuda a mejorar?
–Uno de los problemas que tenemos, sobre todo en Castilla y León, es que tenemos una población muy envejecida, pero el problema es que fragilizamos a las personas mayores antes de que sean frágiles...
–¿Fragilizamos? ¿De qué forma?
–Les decimos que no hagan algo por miedo a que se caigan o por miedo a que les pase algo en la calle y, sin embargo, el hecho de que se muevan, de que realicen ejercicio físico promueve que sean mucho menos frágiles, que sean mucho más independientes y, por tanto, que sus cuidadores tengan una menor carga. También se ha visto que tiene muchísimos beneficios a nivel cognitivo. En la enfermedad de Alzheimer no se ha demostrado que elimine ese deterioro cognitivo, pero permite no avance. Ese es uno de los grandes logros que, si lo pillamos en las etapas más tempranas, conseguir que no avance la enfermedad y no llegue a esos estadios tan deteriorados, ayuda mucho a la sociedad porque el coste socioeconómico es mucho menor, y sobre todo a las familias y cuidadores.
–Del dicho al hecho hay un gran hecho. ¿De la investigación a la práctica también?
–¡Sí!
–Qué contundente.
–Es que lo que vemos en el papel es muy bonito y al final todo lo que se hace en investigación es muy sistemático, todo está muy protocolizado, pero luego cuando intentas pasar ese protocolo a la práctica clínica siempre tiene que ser individualizado y adaptado a las capacidades de cada persona.
Susana López
Investigadora de la Universidad Europea Miguel de Cervantes
–Trabaja usted con un concepto que es el de entrenamiento de fuerza, pero los enfermos de Alzheimer no tienen su cuerpo preparado para la fuerza...
–Lo que hemos hecho nosotros con los pacientes de Alzheimer es empezar con su propio peso corporal a hacer ejercicios como sentarse y levantarse o levantar y bajar una pierna, lo que sería una zancada, con mancuernas muy pequeñitas hacer elevaciones de hombros... Empezamos con ejercicios muy sencillos y la idea es ir progresando a ejercicios más complicados porque, al final, lo que buscamos es esa ganancia de masa muscular que nos permita tener una mayor velocidad de la marcha, que nos permita ser capaces de movernos más rápidos, tener menos caídas...
–El Alzheimer, a decir de los familiares de quienes lo padecen, llega sin que uno se dé cuenta...
–Cada vez se detecta antes, cada vez hay cuestionarios y test de laboratorios que nos permiten predecir la enfermedad incluso hasta cinco años antes de que aparezcan los síntomas clínicos. Sin embargo, lo que solemos ver en el día a día es que empieza a haber pérdidas de memoria a corto plazo, que ya no se acuerdan de qué era lo que iban a hacer, cómo cocinar, siempre cocinan lo mismo... Empiezan a tener una rutina muy marcada que antes no tenían. Sí que hay signos que nos empiezan a decir eso antes de que aparezca la pérdida de memoria a largo plazo que es la que más se nota.
–Ha utilizado el verbo predecir, pero muchos prefieren antes usar el verbo prevenir. ¿Se puede prevenir el Alzheimer?
–Uno de los factores epigenéticos, que son aquellos que modifican el ADN sin modificar su estructura, más importante es la inactividad física. De hecho, se constata ya que el 13% de los casos de Alzheimer están asociados a ello, por eso tener unos buenos niveles de actividad física durante toda la edad adulta puede hacer que no aparezca ese deterioro cognitivo, no ya solo Alzheimer, sino demencia, y evitar que aparezca la enfermedad. Está también asociado a factores genéticos y también a otros estilos de vida como el alcoholismo, el tabaquismo... A pesar de que creemos que no se puede prevenir, con buenos estilos de vida sí que somos capaces de evitarlo en gran medida.
–Además de la del Alzheimer, ¿mantiene abiertas otras líneas de investigación?
–Ahora mismo estamos investigando en mujeres supervivientes de cáncer de mama y con mujeres con esclerosis múltiple.
–Pluraliza... «Estamos», dice. ¿Quiénes?
–Somos un grupo de investigación relativamente pequeño I+Health, que estamos creciendo, y tenemos abiertas varias líneas de investigación. Es muy difícil todos los años llevar a cabo todas así que este último año hemos investigado en esas dos líneas. Y a nivel teórico, sigo con materias relacionadas con el Alzheimer. A nivel práctico, me gustaría volver pronto a ello.
–¿Es el de la investigación del Alzheimer el campo en el que más cómoda se encuentra investigando?
–No, pero tengo un cariño especial por la parte que me toca. Mi abuela lo padeció y vi sufrir tanto a mi abuelo como cuidador, y a los hijos de mis abuelos también... Lo que me importa es ayudar a la gente. Me da igual la patología que tengan porque nuestra intención siempre es promover un estilo de vida saludable y aportarles un fármaco gratuito que es el ejercicio físico, que está a disposición de todos, y bien hecho es capaz de tener muchos efectos beneficiosos sin tener efectos secundarios.
–Pero con el ejercicio habría que empezar cuanto antes, no esperar a los 70 años entiendo.
–Lo ideal sería empezar desde niño.
–¿Tan pronto?
–Se ha visto que los niños que realizan ejercicio físico cuando son pequeños tienen muchísimo mayor desarrollo cerebral, tienen menor riesgo de obesidad al llegar a adultos, tiene muchísima más coordinación... Al final si empiezas a desarrollarlo desde pequeño también creas estilos de vida que se mantienen cuando eres adulto. Así que lo ideal sería promocionar el ejercicio físico desde la infancia.
Susana López
Investigadora de la Universidad Europea Miguel de Cervantes
–Es usted muy joven y tiene ya un curriculum que epata, en la época tecnológicamente más avanzada que ha vivido el ser humano. Tanto, que ya hablamos de inteligencia artificial. ¿Le ayuda ya en algo?
–La inteligencia artificial sin el ser humano no es nada. Hay que saber utilizarla de forma correcta. Puedes usarla para ciertas cosas, pero siempre con el conocimiento humano detrás. No puedes preguntarle algo si no tienes la certeza de que lo que te va a contar es cierto. Dicen que si a ChatGPT le preguntas varias veces seguidas por lo mismo da respuestas diferentes. Hay que tener idea en el tema para saber utilizarla correctamente como amigo y no como suplantación del pensamiento humano.
–¿Los jóvenes investigadores tienen el futuro tan mal como parece? Sueldos bajos, contratos temporales...
–Al final, para empezar a hacer la tesis es muy difícil tener un contrato. En España uno de los mayores problemas de los estudiantes de doctorado es que no tienen financiación para realizarlo mientras que en otros países es obligatorio que la tengan. Ahí sí que estamos en un sistema un poco precario porque, además, la formación del profesorado universitario, que es una de las más competitivas a nivel nacional, tiene un número de becas muy limitado. Eso también limita mucho el acceso a becas y incluso hay gente que consigue su beca en el último año del doctorado con lo cual has pasado lo peor casi sin financiación. Lo que viene después del doctorado tampoco es fácil. Yo he tenido la suerte de quedarme en la Universidad Europea Miguel de Cervantes.
–¿Usted vive ya de su trabajo?
–Estoy contratada por la Universidad Europea Miguel de Cervantes como PDI (Profesor Docente e Investigador), pero vivo con mis padres; todavía lo de independizarme cuesta. Sobre todo el mayor problema que yo veo para los jóvenes investigadores es la financiación a la hora de hacer el doctorado, que eso limita mucho la gente que puede hacerlo.
–Entonces, ¿cuando oye a las autoridades hablar de que el futuro de un país está en sus investigadores, pero los presupuestos públicos no se acompasan con ese ideal cómo se le queda el cuerpo?
–Se vio un poco reflejado en la pandemia: al final todos los países invirtieron mucho dinero en que sus investigadores desarrollasen vacunas y nosotros nos quedamos un paso por detrás. Muchos investigadores postdoctorales una vez han tenido el doctorado deciden irse fuera de España porque las remuneraciones son más altas y las condiciones también son mejores.
–¿A usted se le ha pasado por la cabeza irse fuera de España?
–Sí.
–¿Y ha tenido oportunidades de hacerlo?
–Estuve nueve meses en Suecia, en Karolinska, en una estancia predoctoral y tengo la espinita de saber qué pasará en el futuro sobre conocer la realidad investigadora de otros países. Fue lo más enriquecedor que me llevé de Suecia: ver cómo trabajaban allí, en qué condiciones y llegar aquí y compararlo e intentar luchar porque nosotros en España tengamos una investigación digna. La financiación para los jóvenes investigadores sería lo primero que mejoraría si pudiera.
–¿En algún momento ha mirado atrás en su aún muy corta carrera profesional y se ha cuestionado lo hecho hasta ahora?
–Elaborar una tesis doctoral es muy duro; tiene momentos muy buenos y otros muy complicados y en éstos al final te planteas si lo que estás haciendo merece la pena, si dedicar tanto esfuerzo y tiempo a investigar merece o no la pena porque no sabes lo que te deparará el futuro... Pero creo que rodearse de un buen grupo, como ha sido mi caso, ayuda mucho a tirar para adelante porque al final somos todos jóvenes e intentamos ayudarnos unos a otros. Es algo inherente al doctorado pasar por momentos de duda y por momentos de cuestionártelo todo, pero el éxito está en vencer esos momentos malos, en los que la cabeza te dice que no merece la pena, pero tú has de seguir luchando por lo que te gusta y lo que quieres.
–¿En algún momento, en la soledad del laboratorio, se ha parado ya a pensar qué quiere ser de mayor?
–¡Investigadora! Me apasiona investigar y ayudar a la gente.
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