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Luis Fuentes, siempre impertérrito en su papel institucional, se hartó a la sexta pregunta. «¡Si tengo que quedarme solo en este Pleno, me quedaré solo!», advirtió. Y siguieron los gritos, y el ruido, y acabó por expulsar a Ana Sánchez, procuradora socialista, ... a la que ya había amonestado anteriormente. A duras penas concluyó la intervención de la consejera Verónica Casado, que acababa de desatar del todo el barullo cuando le dijo a Patricia Gómez Urban: «Me preocupa la salud mental y la suya especialmente, porque cuando se utilizan estos tonos, esta agresividad...». La procuradora aludida exigió la retirada de esa frase del Diario de Sesiones y Casado aceptó de mala gana.
Este momento fue el culmen de una escalada de tensión que se masticó desde el «buenos días» de Alfonso Fernández Mañueco y que se apaciguó algo justo después de la expulsión por dos motivos. Uno, que los siguientes en intervenir eran José Ignacio Martín Benito (PSOE) y el consejero de Cultura, Javier Ortega (Cs), cuyo perfil bajo y tono tranquilo amainaron una tormenta excesiva y, por momentos, sonrojante en el hemiciclo. Otro, porque las preguntas-masaje de Ciudadanos desviaron momentáneamente el foco de la Sanidad, que ocupó 9 preguntas de las 16 que se hicieron. «Me alegro de verle en su sitio, señor Tudanca», saludó Mañueco a las primeras de cambio. Era el primer Pleno post moción de censura y se diría que el retorno a las bancadas trajo a la mente de los procuradores los recuerdos tensos de aquel día. PP y Ciudadanos quisieron mostrarse orgullosos de que todo sigue igual o lo parece, mientras el PSOE aceleraba el paso sabedor de que la aritmética parlamentaria no dice lo mismo, y que al menos la mayoría arrolladora y sencilla del 29+12 se ha quedado en un 29+11 necesitado ahora de un +1 con peajes, en función de si ese procurador añadido lo aportan Por Ávila o Vox.
El diálogo Tudanca-Mañueco no fue especialmente duro. No más que otros días y con la mecánica similar a la habitual. Cada uno lanza su tema y en paz.
Pero luego llegó el turno de UPL. Y la intervención de Luis Mariano Santos sobre la sanidad en El Bierzo provocó una respuesta despectiva de Mañueco. «Habla de la voz de El Bierzo como si toda la representación de la comarca fuera suya, cuando la que tiene es exigua, por no decir ínfima. Deje a los representantes de la comarca que decidan de qué es lo mejor para ellos», le espetó.
Y a continuación el ya clásico Barcones-Igea, que empieza a ser fertilizante rápido para que se encrespe el ánimo en el hemiciclo. «Consejero de todo», le llamó Barcones al de Ciudadanos. «No sé si es mejor ser consejero de todo que portavoz de nada», replicó Igea, que añadió otra pulla. «Dice que vamos solos [en la gestión de la Sanidad]. Tuvimos ocasión de comprobarlo hace unas semanas, con ustedes no va nadie ni aunque lo intenten».
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A Diego Moreno (PSOE) le tocó asestar el palo por la vacunación suspendida y recuperada del martes pasado. Habló de falta de empatía del Ejecutivo, acusó a la consejera de Sanidad de crear miedo a la vacuna y concluyó pidiéndoles a ella y a Igea -cuando comenzó su alocución no estaba presente Casado en la sala- que se vayan. «Los riesgos de que sigan ejerciendo como consejeros son superiores a los beneficios, vuelvan a la consulta, sus pacientes se lo van a agradecer y esta comunidad volverá a respirar», lanzó. El vicepresidente de la Junta replicó entonces con un: «No puedo competir en empatía con usted». Y pidió «educación» a los socialistas.
«No puede competir en empatía con Diego Moreno, tampoco en clase ni educación, que carece de ella», le contestó Nuria Rubio (PSOE).
«No sé si son ustedes los más adecuados para dar lecciones de algo», contragolpeó Isabel Blanco, consejera de Familia (PP). Y a Rubio: «Miente como han hecho toda la pandemia», acerca de las residencias.
Y terció Patricia Gómez Urban (PSOE) contra Blanco. «En esta tierra todos tienen claro quiénes mienten y quiénes engañan».
Y entró en escena Verónica Casado. «Vamos a necesitar unas buenas dosis de ansiolíticos con esa manera de preguntarnos tan agresiva, no es acorde a la situación y no lo merecen nuestros ciudadanos».
Y Gómez Urban, que tenía la misión de contraponer la gestión de la pandemia del socialista Óscar Puente en el Ayuntamiento de Valladolid a la de la Junta, se topó con comentarios en la bancada de enfrente, sobre todo cuando se refirió a la aparición de Francisco Igea durante la no-cabalgata-sí-desfile-de-carrozas de Valladolid. «A sus socios de Gobierno -le dijo al PP- no les podremos colocar en ningún sitio porque como dijo su portavoz, David Castaño, ya están colocados, descansen en paz y el último que cierre la puerta al salir».
En este punto, Luis Fuentes pidió calma, recordó que quince días antes se había debatido una moción sin recurrir a un tono general tan rudo y desagradable. Pero intervino Casado. Y le dijo lo de la preocupación por su salud mental a Gómez Urban. Y se preparó, como se veía venir.
Solo el parón entre Martín Benito y Ortega y las preguntas de Ciudadanos aliviaron un poco la tensión, que amagó con volver a crecer en el tramo final, cuando Igea publicó en Twitter una foto de la bancada socialista vacía en un momento del debate, imagen que es habitual cuando acaban las preguntas orales y los procuradores aprovechan para hacer un receso. Fue antes de su diatriba rutinaria con Pablo Fernández (Podemos), al que volvió a acusar de trabajar poco -«podría buscar los datos como hace su compañera y trabajárselo»-, mientras el de Podemos le echaba en cara al vicepresidente de la Junta su «afán de protagonismo», que solo entendía como un modeo de evitar, dijo, «que [Verónica Casado] vuelva a hacer el ridículo con una respuesta como la que ha dado antes a nuestra compañera sobre la salud mental».
La bancada del @PSOE_CyL ganándose el pan con el sudor de su frente pic.twitter.com/7utyr7Oc6T
Francisco Igea Arisqueta (@FranciscoIgea) April 13, 2021
Expulsada Ana Sánchez, vicepresidenta segunda de la Mesa de las Cortes, aún Casado se permitió soltar otra andanada: «Le voy a aconsejar una charla de TEDx Málaga que es 'Persuade con tu voz' y seguramente les ayude, por que griten o insulten no van a convencer a nadie», dijo. En esa charla, por cierto, la doctora en Comunicación Emma Rodero explicaba los factores para hacer que un mensaje llegue a la audiencia: la intensidad, el tono, el timbre y la velocidad al hablar. Nada decía de las faltas de respeto en un hemiciclo.
La expulsión de Ana Sánchez tendrá efecto en la sesión matinal del miércoles, cuando se debaten y votan las proposiciones no de ley. Según confirmaron fuentes socialistas, la expulsión del Pleno es para la sesión completa, con lo que el PSOE pierde un voto en un escenario en el que la mayoría pende del detalle más nimio. cabe recordar que PP y Cs suman 40 procuradores y necesitan uno más para la mayoría absoluta, aunque pueden ganar votaciones por mayoría simple, claro. El PSOE tiene 35; Podemos cuenta con 2, más 1 de Vox, 1 de UPL, 1 de Por Ávila y la procuradora no adscrita, María Montero. Ana Sánchez mostró su indignación en Twitter, pero aclaró que volvería a hacerlo. «Por defender la dignidad y el respeto de los enfermos y familiares de enfermos de salud mental, el presidente de las Cortes ha decidido que quien ha de irse del Pleno soy yo. Sencillamente infame e impresentable. Una y mil veces alzaré mi voz ante tan gravísimas faltas de respeto». La procuradora socialista ha enviado un escrito de queja por su expulsión. Asegura que le pidió a Fuentes que «invitara a la consejera a retirar las palabras proferidas», lo que motivó que la llamaran al orden por tercera vez (con la consiguiente expulsión). «El artículo 103.1 del Reglamento dispone que los procuradores y oradores serán llamados al orden 'cuando profirieran palabras o vertieran conceptos ofensivos al decoro de las Cortes, de sus miembros, de las instituciones públicas o de cualquier otra persona o entidad». Dado que no se llamó al orden a la consejera de Sanidad por su frase hacia Gómez Urbán, y que se expulsó a Ana Sánchez, vicepresidenta de las Cortes, «por el mero hecho de ejercitar las competencias de asesoría que le otorga por su condición el Reglamento», el PSOE ha pedido que «se reconsidere el acuerdo de expulsión».
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