Premios Castilla y León 2023

De la dulzaina, la flauta y el tamboril a Siloé, pero sin 'arrabaladas'

Al son alegre de la dulzaina entraban los invitados a los Premios Castilla y León 2023. Al sol del mediodía, integrantes de la Escuela Collara de la localidad segoviana de Cuéllar animaban el acceso a una gala que comenzó con un ligero retraso de diez minutos y a la que no asistió el invitado estrella (con permiso del resto de galardonados), el escritor Fernando Arrabal.

No hubo 'arrabaladas', pues, para decepción de los aficionados al surrealismo del dramaturgo, poeta, novelista, pintor y cineasta melillense que pasó su infancia y su adolescencia en la salmantina Miróbriga. Un brillante creador en sentido amplio al que le complican los desplazamientos su avanzada edad –cumple 92 años en agosto– y la distancia, puesto que reside en París desde 1955.

De pronunciar el discurso que le hubiera correspondido a él se encargó el historiador René Payo, a quien el presidente de la Junta le atribuyó el Premio de las Artes 'arrabalesco'. El lapsus provocó una involuntaria cara de circunstancias en el burgalés, en realidad Premio de las Ciencias Sociales y Humanidades, de la que se recompuso enseguida.

Y entre col y col, más música. Tradicional y de vanguardia. Estrenó la sala sinfónica del Centro Cultural Miguel Delibes el folclorista afincado en Zamora Luis Pedraza, que bajó las escaleras tocando la flauta y el tamboril ataviado con la capa alistana. Y cerraron la ceremonia los vallisoletanos Siloé que previamente, a mitad de acto, habían interpretado su canción 'La verdad'.

Lo mismo ocurrió con la vestimenta. Jóvenes de distintas agrupaciones folclóricas de la comunidad vistieron coloridos trajes regionales en contraste con los modernos atuendos oscuros de la mayor parte de la concurrencia, excepción hecha de los representantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, de uniforme. Entre las excepciones, las tres consejeras del Gobierno regional: la de Movilidad y Transformación Digital, María González Corral, que escogió el azul bebé y llegó directa de la inauguración del servicio de alta velocidad ferroviaria 'low cost' de Ouigo; la de Familia e Igualdad de Oportunidades, Isabel Blanco, del tono de su apellido, y la de Educación, Rocío Lucas, de fucsia.

De esa misma gama era la chaqueta de la directora general de Tributos y Financiación Autonómica, Heidi Millán, mientras que la expresidenta de las Cortes, Silvia Clemente, optó por un minifaldero vestido rojo con botines a juego. Roja era también la americana de la vicepresidenta segunda de la Mesa de las Cortes, la socialista Ana Sánchez, mientras que la delegada territorial de la Junta en Valladolid, Raquel Alonso, destacaba entre el público por su traje malva.

En los hombres, poca variación cromática más allá de las corbatas. La de Alfonso Fernández Mañueco, en coral con huesos blancos, un complemento del que prescindió Luis Tudanca. Por lo demás, si acaso llamaban la atención los vaqueros del presidente de la Cámara de Comercio de Valladolid, Víctor Caramanzana; del secretario regional de UGT, Faustino Temprano, y del líder de UPA en la comunidad, Aurelio González.

Entre el público, por otra parte, solo dos expresidentes de Castilla y León: el primero, Demetrio Madrid, y el quinto, Juan José Lucas, que apuró los momentos previos a la celebración posando para una foto de grupo. El remate, un ágape de pie con productos de la comunidad, como se encargó de remarcar la presentadora del acto. La periodista deportiva de Antena 3 y Onda Cero Rocío Martínez, burgalesa de nacimiento y consorte de vallisoletano, no dudó en hacer como muchos invitados a los programas de la tele y saludar a sus suegros desde el escenario. «Han venido desde Sardón de Duero», dijo sonriente.

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