Hace dos años y unos días, el Pleistoceno en política, el PP inauguró en la Cúpula del Milenio de Valladolid una gira itinerante por España, Pablo Casado en ristre, con el objetivo de consolidar el liderazgo de su presidente. Las líneas maestras quedaron definidas ... desde la elaboración de la lista de personalidades invitadas: europeísmo y centrismo. Venía el PP de aquel rapapolvo de Pablo Casado a Santiago Abascal en el Congreso, en la primera moción de censura de Vox a Pedro Sánchez. Y el primero en tomar el micro, en castellano, fue Donald Tusk. Entonces, ex presidente del Consejo Europeo. Hoy, virtual ganador de las elecciones en Polonia. Solo que como segundo.
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El espejo polaco pone al PP en un brete. Vox, su socio de Gobierno en Castilla y León, apostaba por un triunfo del partido Ley y Justicia, ultraconservador y euroescéptico. Ha sido el más votado. Pero Donald Tusk, representante de los populares europeos y de carácter liberal, sumará la mayoría con un elenco de partidos que incluso alcanzan a parte de la izquierda del arco parlamentario.
En 2021, en Valladolid, Tusk pedía a Pablo Casado, «por favor», que ganara las elecciones. No solo por desalojar -o derogar, en la terminología electoral reciente- al sanchismo, sino por evitar el auge de los populismos, entre los que Tusk identificaba a Vox. Casado no llegó a las elecciones. Cayó antes y dejó el paso libre a Alberto Núñez Feijóo, que se encontró nada más acceder al puesto con el pacto PP-Vox en Castilla y León. Un acuerdo de Gobierno que sigue vivo y que ha sido el precedente de ese mismo tándem en otros gobiernos municipales y autonómicos.
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El 'momento Tusk' lo ha aprovechado el PSOE desde el primer minuto. Incluso en las Cortes de Castilla y León. En el Pleno de este martes, Patricia Gómez Urbán se lo ha lanzado a los populares. «Dice Donald Tusk que el problema de flirtear con la ultraderecha es que empiezas a pensar como ellos. Y usted, señor Mañueco, les ha metido en las instituciones», le espetó.
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Tusk fue crítico con ese pacto. Lo llamó «capitulación». Y confió en que no se convirtiera «en la tendencia». Poco antes de que se concretara ese acuerdo había intervenido también, telemáticamente, en el congreso del PP que aupó a Feijóo. Y le indicó la misma senda que a Pablo Casado, la del centro. «Vuelve el mejor PP. Eres el líder necesario en el momento necesario», le arengó. Hace un año y medio de esas palabras. El no-triunfo victorioso de Donald Tusk, que en el espectro de la derecha se encontraría en el lado opuesto a otro Donald, Trump, se ha encontrado como respuesta con un silencio inicial de los populares que los socialistas han aprovechado para azuzar a su rival.
Borja Sémper
Portavoz del PP
Alberto Núñez Feijóo no ha felicitado públicamente a su colega polaco por la posibilidad de formar Gobierno. Lo ha hecho, en una comparecencia ante la prensa, el portavoz del PP, Borja Sémper. La nota de prensa oficial de los populares lo explica en el último párrafo: «La posibilidad de que Donald Tusk pueda gobernar en Polonia es positiva porque buscará fortalecer la Constitución para recuperar el Estado liberal desde un gobierno reformista de centro».
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Fue la cuarta pregunta de la comparecencia de Sémper. «Donald Tusk va a poder fortalecer la constitución, a diferencia de lo que sucede en España, donde los que intentan conformar un Gobierno están en contra de la Constitución. Con lo que las diferencias son abismales y por eso nos sentimos muy contentos. Creemos que Polonia, como España, merece un Gobierno moderado y de centro, que es lo que representamos allí y aquí y por eso, por fortalecer la Constitución, por recuperar la división de poderes en Polonia, y por recuperar un Estado liberal con todas las de la ley, nos parece una oportunidad para los polacos y la UE que el señor Donald Tusk pueda conformar Gobierno», fue la justificación de Sémper.
Jorge Buxadé, hombre fuerte de Vox, celebraba con tristeza el triunfo escaso de Ley y Justicia, rival de Tusk. Y hacía una lectura contraria de los resultados: «Lamentamos que se esté intentando construir una mayoría 'Frankenstein' contra Ley y Justicia con populares, socialistas, verdes. Polonia ha estado en el camino correcto; cambiar su rumbo sería nefasto para Europa. Siempre podrán contar con nosotros, hoy y en el futuro», escribía en Twitter.
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Juan García-Gallardo, en una reciente entrevista en El Debate, señalaba que confía que las elecciones europeas del año 2024 sirvan «para cambiar los equilibrios» en la UE. Y frente a eso, Donald Tusk lanzaba el mensaje a Pablo Casado, hace dos largos años, de lo que está en juego cada vez que se sacan las urnas a pasear en Europa. «Las elecciones de todos los estados miembros demuestran cuál inestable es el panorama político europeo, lo imprevisibles que son los escenarios para los partidos», dijo en Valladolid.
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