El románico de la Montaña Palentina podrían salirle demasiadas 'alas' en los próximos meses. Pero no para que remonte un vuelo de atracción e interés que lleva décadas consolidado. Sino, tal vez, para cortárselas. El pasado mes de diciembre, el Boletín Oficial de Castilla y ... León (Bocyl) publicó hasta cinco solicitudes de autorización administrativa previa para la evaluación del impacto ambiental de cinco proyectos de parques energéticos renovables. Dos eólicos y tres plantas fotovoltaicas que saturarían el valle de Santullán.
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Cinco propuestas simultáneas, ubicadas en la misma zona y con un nexo común: todas utilizarían la línea de evacuación energética de uno de ellos (Cillamayor 1). Parece haber «una clara interconexión y fragmentación entre los promotores para que la instalación sea menos impactante», se lee en las alegaciones que ha presentado la Asociación de Vecinos de Orbó, un pueblo palentino que lleva décadas conviviendo ya con una instalación eólica.
Desde hace meses distintos colectivos de la zona están uniendo sus fuerzas para tratar de poner freno a la expansión de proyectos renovables en las cumbres norteñas de la comunidad. «Estamos ojo avizor ante otros proyectos que sabemos que van a llegar. Es un sin vivir la cantidad de los que se presentan. Nos enfrentamos a ellos con escasos plazos y conocimientos», lamenta el portavoz de la Asociación Ecologista La Braña, Iván Alonso Estalayo.
El conflicto se repite. El debate también. Las renovables inundan Castilla y León. Da igual Tierra de Campos que el páramo leonés o las cumbres palentinas en las que el viento es un cómplice necesario para los molinos eólicos. Alimenta este 'boom' un futuro que nadie discute (¿quién está en contra de la energía supuestamente 'verde'?) y enormes extensiones de tierras que avanzan en desuso y despoblación.
No es el caso de la Montaña Palentina. Distintos colectivos rurales, ecologistas y culturales se han unido en la llamada Mesa Eólica de la Montaña Palentina. Se han sumado al lema y las campañas de otras comarcas como Defensa del Valle Esgueva. En Valladolid claman 'Renovables Sí, pero no Así'. En los valles palentinos gritan 'Renovables Sí, pero no a cualquier precio'. A cualquier precio quiere decir proyectos que saturan zonas a borbotones y transforman la realidad visual. Y que tal vez no traigan el 'maná' prometido.
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En el caso palentino, la defensa se está enfocando en el riesgo para su patrimonio. «Estamos hablando de la invasión de un paisaje y su riqueza románica que son indisociables y la transformación de este modelo por otro energético. El trabajo de 40 años se iría al garete», advierte el historiador, arqueólogo y portavoz de la Mesa Eólica, Jaime Nuño.
En estas décadas y bajo la tracción motora de la Fundación Santa María la Real que en su día dirigiera el prestigioso arquitecto José María Pérez 'Peridis', «se han invertido más de 50 millones de euros y se han creado cientos de puestos de trabajo que tienen siempre al patrimonio como eje de dinamización del territorio», resumen desde la Fundación.
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Nuño ha elaborado documentadas alegaciones de lo que está en juego. Calcula que no menos de 100 iglesias, además de varios yacimientos arqueológicos se verían afectados por estos bosques de placas y molinos 'verdes' de última generación, algunos de hasta 230 metros de altura.
Un patrimonio que, junto a la oferta de naturaleza, marca la economía de esta zona de Palencia en la que un porcentaje significativo del empleo está vinculado a esta oferta. Y que está pendiente de que sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO después de que, tanto las Cortes de Castilla y León, como la Comisión de Cultura del Senado, aprobarán en 2019 sendas propuestas unánimes para apoyar este nombramiento.
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La Montaña Palentina -insisten desde la Mesa Eólica- es algo más que una gran concentración de arte románico. En la zona están también el geoparque mundial de Las Loras y el parque natural Fuentes Carrionas.
Sus vecinos no se creen las promesas de inversión y creación de empleo. Han rastreado por toda Palencia hasta 542 postes eólicos. Ninguno de los pueblos donde están ha mejorado su censo. Al contrario, pierden población con el paso de los años. «Vamos por las buenas, pero estamos dispuestos a todo. Si hace falta, nos pondremos delante de las excavadoras», advierte Iván Alonso.
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El agumento de la defensa del arte románico tiene un antecedente que da esperanzas a los colectivos que luchan contra el avance de molinos y placas fotovoltaicas. En 2008, la Dirección General de Prevención Ambiental de la Consejería de Medio Ambiente emitió una declaración negativa para la ampliación del parque eólico El Pical por «la afección que tendría sobre el patrimonio ».
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