Pilar Gredilla, la maestra con corazón vallisoletano

Porque la vida de Pilar Gredilla siempre ha estado ligada a Valladolid. Su padre nació en Quintanilla de Onésimo, su madre en Palencia y ella lo hizo en la capital vallisoletana. Y desde ese mismo día, su vida quedó engarzada al vuelo de las golondrinas de la Plaza Mayor, a los paseos por el Campo Grande y al olor a garrapiñadas en Semana Santa. Creció en Valladolid, estudió la carrera en la antigua escuela de magisterio de Huerta del Rey y se diplomó en Educación General Básica. Eran tiempos diferentes, fechas en las que los maestros se consideraban un pilar fundamental de la sociedad y querían aportar su granito de arena a una sociedad que cambiaba a pasos agigantados.

La secretaria general de Anpe recuerda aquella época con mucho cariño, pero no la mitifica. Ella no tiene dudas de que los maestros que llegan ahora a los colegios tienen las mismas ganas y la misma vocación que los que lo hicieron en aquellos años. Y esa es una palabra clave que se repite en sus reuniones de trabajo y en sus paseos por la calle: vocación. La que hace que se muevan las escuelas cada día. Las tres sílabas revolotean también en su boca cuando trata de recordar por qué se hizo maestra, pero la memoria no le alcanza. En su círculo más íntimo se dice que siempre supo que quería ser maestra. Nunca hubo un plan 'b' ni una segunda opción.

Y desde las aulas dio el salto a los despachos a través de Anpe. Tras aprobar su oposición y llegar a su destino se dio cuenta de que necesitaba muchísimo asesoramiento. Por eso se afilió a la Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza. Al principio solo quería encontrar respuestas y con el paso de los años se dio cuenta de que también quería plantear preguntas. Desde entonces no se ha dejado de preguntar por qué los profesores aún no han recuperado los derechos que perdieron con los recortes o por qué la escuela rural no está considerada como la mejor manera de fijar la población y pelear contra la tan cacareada España Vaciada.

En los últimos 12 meses ha tenido que aparcar su amor por la lectura y sustituir las novelas por los boletines y los documentos oficiales. La pandemia ha golpeado fuerte al sector docente, que ha tenido que redoblar los esfuerzos para conseguir que sus alumnos cumplieran los objetivos. Pilar Gredilla reconoció desde el principio que iban a ser tiempos duros y por eso puso en marcha toda la maquinaria del sindicato para tratar de llegar a todos los rincones de Castilla y León. A lo que nunca ha renunciado es a sus partidos de tenis, esos que la mantienen en forma y que la ayudan a despejar sus ideas. Aunque lo más normal es verla pasear por las aceras de Valladolid, siempre cerca del corazón de la ciudad en la que se ha desarrollado como profesional y como persona.