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Difícil poner números o porcentajes; pero en lo que coinciden los especialistas que atienden consultas de enfermos de covid dados de alta es que hay secuelas, y no en pocas personas, a largo plazo. A tanto, que en torno al 10% de los pacientes ... que atiende el Río Hortega de Valladolid en su Unidad Postcovid son de la primera ola, arrastran un año sin haber recuperado su normalidad física.
Además, es muy habitual que aparezcan pacientes 'nuevos', aquellos que o lo pasaron en sus casas sin, por la época, una prueba de infección que corroborara el diagnóstico pero con clínica de coronavirus, o seguidos desde Atención Primaria al ser leves o moderados y es tiempo después cuando reclaman atención médica porque no son los mismos. «Cada vez nos ocurre más esto y es muy difícil de cuantificar, pasa más con los que no estuvieron en el hospital curiosamente», precisa el jefe de Neumología del Río Hortega de Valladolid, Félix del Campo.
Y estos pacientes, generalmente jóvenes, sufren dolores de cabeza persistentes, fatiga, dificultades respiratorias o problemas para llevar una vida normal. Repasa tanto este especialista en Neumología como apuntan expertos en recuperación.
La Unidad de Rehabilitación postCovid-19 del Hospital Benito Menni de la misma ciudad es el destino a donde Sacyl deriva a sus pacientes para recuperar el habla, la musculatura de los que salen en una silla de ruedas, un ictus provocado por el coronavirus o la incapacidad para llevar una vida normal, simplemente sujetar un vaso de agua... Otros pacientes, según secuelas, se recuperan en los servicios habituales de fisioterapia de la sanidad pública o, incluso, combinan ambos. Lo que «afortunadamente no está ocurriendo como se esperaba –repasa el doctor Del Campo– son los daños graves en la fibrosis pulmonar».
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Ana Santiago
La doctora Socorro Martínez, responsable de dicho servicio que cumple ahora un año, también apunta a que, «aunque difícil de estimarlo, fácilmente la mitad de las personas que han pasado el coronavirus no han recuperado del todo su calidad de vida y salud. Problemas para dormir, cansancio... con el que aprendes a convivir pero que no es normal».
El doctor Del Campo apunta a que «hay mucha gente que no ha podido volver a trabajar, con temblores, dolores de cabeza... que se ven como obligados a aceptar vivir así pero no están bien. Estamos viendo gente que arrastra un año de secuelas; el 57% todavía tiene más de tres síntomas a los 60 días. Difícil establecer prevalencias pero está claro que hay covid persistente o como se quiera llamar. También detectamos gente con problemas de sueño, apneas, ronquidos... que tampoco podemos decir con seguridad que tenga que ver con el covid. Y muchas personas que, tras meses, no han recuperado el gusto o el olfato».
Al Benito Menni llegan sobre todo casos especialmente graves. Meses de UCI dejan al ser humano marcado, física y emocionalmente. Algunos lo hacen postrados en silla de ruedas o necesitan que los den de comer. Son ya 115 los pacientes atendidos en esta unidad, 113 derivados de Sacyl y actualmente hay 22 ingresados. Algo más frecuentes son los hombres que las mujeres, el 57% lo son, las edades son tan variables que van desde el más joven de 35 años a los 93 la paciente más anciana.
Y, entre los datos más sorprendentes, están los de la mortalidad postcovid. Cuando los pacientes reciben el alta es porque han superado la infección y sus complicaciones; aunque su cuerpo esté débil y sufra las secuelas del daño ocasionado. Sin embargo, aún se registra mortalidad por coronavirus en esta etapa, cinco decesos contabiliza el Benito Menni.
Explica la jefe clínico de la Unidad de Rehabilitación y de la específica para la covid de este centro que «esta es una enfermedad difícil y dura. Con las secuelas habituales de haber estado encamado en una UCI durante muchos días, con covid la estancia es mucho más larga que con otras patologías, y además añade sus propios daños respiratorios y neurológicos junto a las circunstancias de la pandemia en cuanto a menos contacto con los familiares, más temores... Es dura. Afecta a muchos órganos, produce insomnio», explica la doctora Socorro Martínez, también médico del equipo profesional deportivo Aula Cultural Alimentos de Valladolid, donde «casi todo el equipo ha pasado la enfermedad y las secuelas, cuando han vuelto a entrenar, se han notado mucho; aunque son jóvenes y preparadas físicamente y se han recuperado bien».
No solo el paso por la Cuidados Críticos lleva a estas instalaciones, también algunos ingresados en planta. El tiempo de ingreso es muy variable, explica, «hay personas que en quince días recuperan lo suficiente como para volver a casa con unas pautas para seguir con sus ejercicios... y otras meses, la media puede estar en tres meses. El que menos ha estado una semana y el que más cien días», puntualiza. «De hecho, sería bueno atender a más pacientes porque hay muchos sin recuperar y tambiñen está el seguimiento ambulatorio».
El caso más complicado «fue el de un chico de 39 años, con dos ictus, problemas de estabilidad al deambular... La rehabilitación debe llevar su tiempo. A algunos les entra demasiada prisa por volver a su casa y se produce el síndrome de sobreentrenamiento, se exige demasiado al cuerpo, se le agota».
Fisioterapia, logopedia, talleres, robótica, terapia ocupacional, neuropsicología forman parte del arsenal de recuperación.
Vamos aprendiendo a golpes. Ahora sabemos que las secuelas de la covid son de larga duración y hemos organizados las consultas postcovid conforme a esto, algunas por teléfono y, muchas, presenciales. Además de la huella radiológica de una neumonía a más largo plazo que las convencionales, ahora nos aparece lo que se ha dado en llamar síndrome postcovid. Nos aparecen casos que no esperábamos porque han pasado de forma leve la enfermedad, sin ingreso, y ahora tienen complicaciones, no se sienten bien, nos los derivan de AtenciónPrimaria, sobre todo son jóvenes».
«Han sido tantas. Recuerdo con angustia en la que me habían raptado al nieto y me pedían dinero y yo tenía que conseguirlo... en otra me inyectaron algo tras meterme en una furgoneta y me dijeron, literalmente: 'Anda maricón que te vas a morir poco a poco' y yo tenía que buscar el antídoto», describe Bernardo, Nardi para los amigos, algunas de sus alucinaciones. «Lo estás viviendo, lo sufres, lo pasas realmente mal porque, al menos en mi caso, eran todas negativas, tenía que salvar a alguien, o a mí, conseguir algo. Horrible...».
Francisco 'viajó' de nuevo a lugares «en los que ya había estado y me encantaban. Iba a París
Francisco Meléndez ha sido más afortunado que sus compañeros de enfermedad. Sus delirios no lo han hecho sufrir, han sido «agradables», explica.
Muy cerca el uno del otro. Muy llenos de emociones y «felices, mucho, porque estamos vivos y tenemos una familia muy unida». Y, sobre todo, «muy agradecidos». Tanto que el relato de su dura historia del coronavirus solo lo interrumpen para agradecer, una y otra vez, la humanidad y la profesionalidad de la UCI del Río Hortega y de la Unidad de Rehabilitación del Hospital Benito Menni. Tanto que les han regalado a cada servicio una placa de agradecimiento por «cada sonrisa, por el cariño, por haber salido de esto, por haber recuperado la vida». «No sabemos –insiste María Jesús Redondo–, no sabemos como dar las gracias. No se puede creer qué personas nos hemos encontrado en los dos sitios».
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