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Sonia y Beatriz, con sus compañeros de viaje. EL NORTE

Dos peregrinas vallisoletanas recorren Zamora en compañía de dos burros

Sonia y Beatriz reivindican el «ritmo pausado para descubrir el territorio desde la calma» y resaltan la importancia de los «viajes sostenibles»

Víctor Vela

Valladolid

Domingo, 1 de agosto 2021, 21:06

Beatriz Quintana tenía un sueño en el que una preposición es vital. Desde hace meses le rondaba por la cabeza la idea de hacer un largo viaje con burro.No en burro. Con burro. Con el animal como un compañero más. «Esta primavera contacté con ... Jesús, veterinario, secretario de la asociación nacional de criadores de la raza asnal zamorano-leonesa (Aszal). Empecé a ir una vez a la semana a la finca que tienen, donde se crían y conservan estos burros. Mi idea era crear un vínculo con ellos y conocer su comportamiento». Allí conoció Beatriz a quienes este verano se han convertido en sus compañeros de viaje:Lanzarote y Avileño.

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Los tres, en compañía de Sonia Núñez, trabajadora social, y de Chopo, un perro con mezcla de pointer y labrador, han emprendido una ruta como peregrinos para cubrir el camino sanabrés, desde la granja de Moreruela hasta Puebla de Sanabria. «En vez de hacerlo en cuatro días, hemos hecho una parada en Santa Croya de Tera, donde Aszal tiene un centro. Además, dividimos en dos la tercera etapa, para que tuviera menos kilómetros», dice Beatriz, consultora de economía circular y asesora de medio ambiente.

La experiencia busca, sobre todo, hacer «un viaje sostenible, que permita estar en contacto con la naturaleza». «Nos ayudamos de estos animales para transportar la mochila y el resto de bultos y recordar que esta era una de las tareas que hacían habitualmente los burros, que ahora se encuentran en peligro de extinción». A la hora de echarse a los caminos, recuerdan que «cuando se viaja con seres vivos (tanto animales como personas)hay que adaptarse y ser flexible a las necesidades de los demás». Las noches las pasan en tienda de campaña, «por la covid hay pocos albergues abiertos».

Sonia y Beatriz se conocieron a finales de 2005, cuando coincidieron como voluntarias en acciones de sensibilización y movilización social de la ONGIntermón-Oxfam. «Es una forma de conocer la naturaleza con otros ritmos, descubrir el territorio desde la calma. Ir con animales hace que generes un vínculo especial con ellos, un entendimiento profundo de las emociones y del lenguaje corporal, porque este último es el más importante a la hora de trasladar un mensaje efectivo y común», aseguran.

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