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El efecto de lo ocurrido en las elecciones de Madrid tardará en observarse en toda su magnitud. De momento, Alfonso Fernández Mañueco, por el PP, y Gemma Villarroel, por Ciudadanos, han negado cualquier posibilidad de un adelanto electoral en Castilla y León. «Nuestra salud ... política como Gobierno es excelente, no puede serlo más. El Gobierno está funcionando cohesionado, unido, mantiene el proyecto y una mayoría estable», remató Francisco Igea, que en este caso pertenece a Ciudadanos pero analizó los resultados como un todo que engloba a PP y Cs, en un teorema de conjuntos político: «Nosotros puede que hayamos trasvasado apoyo de uno a otro y además lo hemos ganado», dijo, en referencia a que Isabel Díaz Ayuso ha sumado además votos de otras fuerzas, principalmente del PSOE. Una declaración que se suma al encendido elogio que le hizo a la presidenta madrileña en un artículo en El Confidencial. «El Gobierno de Ayuso ha presentado una política propia porque el Gobierno central había abdicado de su responsabilidad», escribía Igea, que apostaba por« un «acuerdo nacional» para derribar a Pedro Sánchez.
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Antonio G. Encinas
«No quiero elecciones anticipadas», aseveró Luis Tudanca, secretario regional de los socialistas, en una visita institucional que forma parte de su gira por la región pero que le fue a coincidir ayer, día de análisis en la Ejecutiva Federal del PSOE, en 'territorio Óscar Puente'. Escenificaban así, además, la evolución favorable de su relación, fortalecida tras el apoyo decidido de Puente a la moción de censura de Tudanca. Y en ese contexto, la primera frase del alcalde de Valladolid deja entrever que aunque no haya elecciones, sí habrá campaña, aunque se prolongue hasta 2023. «Luis Tudanca ganó las elecciones y espero que sea el próximo presidente de la Junta de Castilla y León», recordó Óscar Puente.
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Así que a ese «no quiero elecciones» hay que ponerle un asterisco. Porque de entrada nadie cree que todo esté tan cerrado como parece. De hecho, las prisas del PSOE por celebrar las primarias en Andalucía tienen mucho que ver con la posibilidad de que un adelanto electoral pueda coger al partido con el paso cambiado. (La fecha inicial sería diciembre de 2022). Así que al asterisco le acompañaría una explicación a pie de página, un matiz. Porque en el PSOE piensan que Mañueco, si Génova lo decide, pulsará el botón electoral. Le ven poco dispuesto a emprender por sí solo una aventura así, al estilo Ayuso, que primero convocó y luego pidió permiso. Pero calibran la repercusión del triunfo en Madrid y la realidad, que creen incontestable, de que Ciudadanos está en plena disolución y que el PP querrá acelerar ese proceso. «Estamos preparados», es el mensaje que emerge del PSOE. Y eso hace referencia a gobernar la comunidad, pero también a enfrentarse a un eventual proceso electoral.
Y el propio Tudanca enunció otra clave: «La descomposición de ese partido del que usted me habla está generando problemas de gobernabilidad», señaló. Presumió, a modo de ejemplo, de haber aprovechado la nueva mayoría parlamentaria para forzar la derogación del 'decretazo sanitario' o aprobar la comisión de investigación sobre las residencias de mayores en la primera ola de la pandemia. Cuestiones que, si no llega el acuerdo estable con Por Ávila, pueden convertir los dos años que quedan de legislatura en una tarea ingrata y ardua.
Lo paradójico de los análisis post electorales es que el triunfo del modelo Ayuso sirve para atacar al contrario desde cualquier posición.
A Óscar Puente, PSOE, le sirvió el éxito del PP para atacar a la Junta, y especialmente a Francisco Igea (Cs), su antagonista preferido. «Si el modelo que ha triunfado es el de Ayuso, es el opuesto al que se ha implantado aquí. De libertad hemos estado mal», atacó el regidor, que recordó que el Ayuntamiento tiene una multa «por sacar unas carrozas la tarde de Reyes», que hubo un toque de queda «que tumbaron los tribunales» y que los jueces también echaron por tierra la limitación del aforo a 25 personas en todas las iglesias, «aunque tuvieran una superficie como la de la Catedral de Valladolid».
«Hemos tenido la hostelería cerrada en el interior con un índice que no ha superado los 170 casos por cien mil habitantes a 14 días», insistió Puente, que consideró que las medidas implantadas por la Junta no han sido efectivas. «Alguno ha tomado nota y se ha apresurado a decir que el fin del estado de alarma se acaba el toque de queda, cuando hace dos días el vicepresidente decía que había que prorrogarlo».
Francisco Igea, Ciudadanos, basándose en el mismo triunfo del PP, atizó al Gobierno. «En Madrid hay premios y castigos, castigos muy severos a quienes han renunciado a gestionar y a quienes han intentado engañar a la población y a quienes han jugado al frentismo y a quienes utilizan la mentira y la elusión de responsabilidades. Es bastante sorprendente que la mayoría que gobierna la nación haya perdido estrepitosamente. El PSOE por primera vez no llega ni al 17%», señaló el vicepresidente de la Junta.
Al mismo tiempo, mientras el núcleo de Ciudadanos mantiene su lealtad a Inés Arrimadas, que es al fin quien lo ha designado, la oposición a la líder naranja crece en los márgenes. Renovadores Cs, un grupúsculo con origen en Cataluña, pidió su dimisión y la celebración de una asamblea general extraordinaria. Y Francisco Igea, en su análisis desde uno de los dos gobiernos autonómicos que aún mantiene Ciudadanos y sin representación en el Comité Permanente de la formación, fue claro. «Si en una campaña que tiene como eje central el mensaje de la libertad, el partido liberal saca el 3,5%, se lo tiene que mirar». Y apuntó al desencadenante murciano. «Hay un mensaje esencial que es el de que una política liberal no puede tejer alianzas con un Gobierno que se salta los pilares esenciales de la democracia liberal, que utiliza el Ministerio del Interior, la Fiscalía, que usa la mentira como arma esencial… Probablemente no hay un votante liberal que entienda que haya equidistancia sobre este mensaje».
Aunque no haya elecciones en el horizonte cercano, la campaña electoral nunca se ha cerrado del todo en Castilla y León. La cuestión a resolver ahora es saber si para la próxima cita con las urnas quedan dos años o, contra lo que defienden Mañueco y Ciudadanos, bastante menos.
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