Corren tiempos extraordinarios en los que en un mismo momento y lugar conviven situaciones contrapuestas. A la vez que crecen los casos de personas que ... renuncian a heredar para no hacer frente al pago de impuestos que lleva aparejado, aumentan de forma llamativa los supuestos en los que acontece casi lo contrario, las llamadas 'actas de herederos abintestato colaterales', que son las reclamaciones de parientes de hasta cuarto grado que acuden a las notarías de la comunidad a solicitar legados de familiares fallecidos sin testamento.
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El hecho de que Castilla y León sea un territorio con una población tan envejecida le proporciona una serie de características singulares con respecto a otras autonomías. Una de ellas es que el 50% de los 7.303 actos de jurisdicción voluntaria realizados en las notarías desde 2015 tienen que ver con herencias y sucesiones, mientras que los actos familiares (en su mayoría matrimonios, separaciones y divorcios) suponen el 48%, algo muy diferente de lo que ocurre en el conjunto de España, donde los asuntos familiares representan el 71% del total, según la estadística notarial.
Y desde la entrada en vigor de la Ley de Jurisdicción Voluntaria, en julio de 2015, que permite realizar esos trámites ante notario en vez de tener que acudir al juzgado, tres de cada cuatro actos notariales registrados en la comunidad en materia sucesoria tienen que ver con herederos abintestato colaterales (2.839), mientras que el 25% restante son requerimientos a herederos para aceptar la herencia y aceptaciones de herencia a beneficio de inventario.
Hasta la entrada en vigor de la Ley, los notarios sólo tenían competencia para declarar como herederos abintestato a ascendientes, descendientes y cónyuges del fallecido. Con la nueva ley, vieron ampliadas sus competencias a parientes colaterales, como hermanos, sobrinos, tíos o primos de la persona fallecida.
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Los casos más frecuentes, explica Leopoldo Martínez de Salinas, decano del Colegio Notarial de Valladolid, son los de personas solteras de edad avanzada que fallecen sin descendencia. Pero no son los únicos. «Por ejemplo, esta misma mañana he atendido a un matrimonio sin hijos que han venido a testar uno en favor del otro. Cuando uno de los dos fallezca, heredará el viudo o viuda y a continuación, su herencia puede pasar a los colaterales». Para ello es condición indispensable que la persona fallecida no haya hecho testamento y no existan herederos llamados 'forzosos', es decir los directos o de primer grado (primero los hijos y sus descendientes; después los padres y ascendientes; y el tercer lugar, los cónyuges).
El decano explica que de un tiempo a esta parte está práctica, la de dejar las últimas voluntades 'atadas' mediante el paso por la notaría, se ha vuelto más habitual entre la población, lo que hace que entre las personas de mayor sea más frecuente encontrar fallecidos que no testaron en favor de nadie.
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Cualquiera que tenga constancia de la muerte de un familiar de hasta cuarto grado (los hermanos son de segundo grado; los hijos de hermanos, de tercero; y los nietos de hermanos, de cuarto) puede solicitar un certificado de defunción en el Registro Civil y, con él, acudir al de Últimas Voluntades para informarse de si el fallecido tenía testamento. En caso de que no lo haya, puede iniciar el procedimiento de reclamación del legado. Los notarios abren entonces un expediente que incluye una investigación para determinar el caudal hereditario y la posibilidad de que haya más personas involucradas.
Las notarías de Castilla y León registraron en 2021 un notable incremento de reclamaciones de herencia por parte de parientes colaterales de personas que fallecieron sin haber hecho testamento. En concreto, se produjeron 542 declaraciones de herederos abintestato colaterales, el 34% más que en el año anterior.
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Varias son las razones que explican este incremento. Por un lado está la puramente estadística: en 2020, el estallido del covid imposibilitó la realización de todo tipo de trámites, de modo que al año siguiente se materializaron algunos que estaban pendientes. Por otra parte está el incremento de mortalidad causado por la propia pandemia y, en tercer lugar, la propia 'fisonomía' castellano y leonesa, con más población de edad avanzada y, así, más fallecidos que en la mayoría del resto de autonomías.
Pero hay más explicaciones, según las fuentes consultadas. Abogados especializados en Derecho Sucesorio explican que «la crisis es un factor que también hay que tener en cuenta». «La situación económica de muchas personas no está como para tirar cohetes y sí se nota que hay más gente que inicia estos procedimientos ante la posibilidad de que tengan más que ganar que que perder», señala José Ramón Nieto.
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Y uno más, que apuntan los abogados consultados y ratifica el decano de los notarios de Valladolid: la emisión en los últimos años de programas de televisión en los que los protagonistas son bufetes de 'cazaherencias', donde son los abogados quienes salen en busca de posibles herederos de personas fallecidas con legados jugosos. En la comunidad no hay despachos de estas características, pero Leopoldo Martínez de Salinas comenta que sí se ha visto por aquí «algún caso promovido desde un bufete de Madrid».
En cuanto al contenido de esta clase de herencias, abunda el patrimonio inmobiliario, la vivienda del fallecido y los terrenos rústicos, así como 'la casa del pueblo'. Pero no solo esto. Según apostilla del decano de los notarios, el matrimonio sin hijos del que hablábamos cuenta con una capital dinerario bastante abundante.
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Por otra parte pero de manera simultánea, continúa creciendo en Castilla y León el número de personas que no pueden permitirse heredar debido a la carga impositiva que conlleva. La supresión hace dos años del 99% del Impuesto de Sucesiones para familiares directos no rige para los de grados más lejanos. Además, también se puede desistir de hacerse heredero por otras razones, como que el legado contenga más deudas que bienes o que el fallecido tuviera una hipoteca con pagos pendientes sobre su vivienda.
Las 'renuncias puras y simples a herencias o legítimas', que es la denominación técnica que utilizan los notarios, crecen de manera prácticamente ininterrumpida desde la crisis de 2008. En ese año fueron 917 las personas que dejaron que fuera el Estado quien se quedase con el patrimonio de sus parientes fallecidos y, peldaño a peldaño, en 2014 la cifra superó las 2.000 personas. El año pasado, las renuncias rompieron un nuevo techo y alcanzaron las 3.298, con un incremento con respecto al año anterior del 25,8%.
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