Maria bausela, Miguel a. conde y noelia villafranca
Domingo, 31 de julio 2022, 00:12
Cuatro miembros de la que se empiezan a denominar la 'generación estafada' hablan del futuro con una mezcla de esperanza y pesimismo. La dificultad para emanciparse es una de sus principales preocupaciones, además del empleo precario y las repercusiones del cambio climático.
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Jana Cuadra - Estudiante de Diseño Industrial
Tras acabar con ... sus estudios de bachillerato, la joven de 21 años se embarcó en la Ingeniería en tecnologías industriales de la Universidad de Valladolid, ya que no le daba la nota para sus estudios deseados. Un año después pudo pedir el cambio de carrera y se matriculó como estudiante de Ingeniería de diseño industrial en la misma universidad.
Jana, que está cursando su segundo año en diseño, seleccionó esta rama educativa y laboral por su pasión por el mundo artístico, pero también por las ciencias, la física y las matemáticas, ya que esta carrera equilibraba estos aspectos perfectamente.
Actualmente, está compaginando su formación educativa con su formación musical en el Conservatorio de Música de Valladolid, donde cursa clases de canto desde hace 9 años. Por ello, de momento ve complicado emanciparse porque considera que «es difícil encontrar trabajos con un horario que se compatibilice con la vida universitaria y, en general, la vida de los estudios».
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Como estudiante, pero aún más como joven, le preocupa en un futuro no poder encontrar trabajo, la amenaza de una posible crisis financiera futura y la incertidumbre que rodea las jubilaciones. Teme, como los demás jóvenes, el comenzar a trabajar, cotizar en la Seguridad Social y no recibir en un futuro esta bonificación.
Por ello, considera que es muy probable que su generación viva peor que la de sus padres porque, «aunque tenemos muchas más comodidades a nivel tecnológico, todos hemos escuchado el 'yo a tu edad ya tenía una casa y un trabajo' pero ahora es mucho más difícil, sobre todo de cara a encontrar un trabajo estable y poder plantearse el formar una familia. En ese sentido, antes todo era más sencillo».
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En contrapunto, afirma que su generación está sobre preparada a nivel de estudios, ya que tienen «una preparación a nivel académico muy completa, cada vez hay más gente que estudia carreras, cada vez hay diferentes modelos de estudios más especializados». Sin embargo, «también entramos cada vez más tarde al mundo laboral y adulto, puesto que es más difícil encontrar oportunidades». «Mucha gente que estudia en España supongo que le gustaría quedarse aquí y trabajar aquí, pero al final no hay oportunidades de trabajo y no queda otra que irse fuera», argumenta al hablar de «la realidad bastante triste» de los estudiantes en España.
Lara Martín - Secretaria Administrativa
Durante su adolescencia estudió un grado medio de administración y gestión de empresas, posibilitando que lleve en el mercado laboral tanto tiempo como lleva emancipada, 15 años.
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Es precisamente por esto que, le preocupa que siga subiendo el euríbor porque en su caso, al estar emancipada, «el euríbor me trastocaría y no quiero que pase como hace unos años» asegura. Asimismo, teme que sigan subiendo tantísimo los precios porque va a crear una crisis económica otra vez y cree que «vamos a acabar todos sin trabajo otra vez».
Ella ya pasó por la crisis económica de 2008 siendo independiente de sus padres, por ello en cierta manera teme que se repita por la incertidumbre económica nacional que acarrearía. Pero al mismo tiempo, si se volviera a la situación de hace 14 años, no se vería tan perjudicada, ya que «aunque sí que afectó al sector donde trabajo, no me llegó a mí directamente».
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Madre de un niño de 2 años, ahora sobre todo quiere poder disfrutar con él y viajar, signo que considera que demuestra porque su generación vivirá peor que sus padres. «Ahora mismo tenemos un nivel de vida bastante más alto que nuestros padres, pero ya no es que ganemos más o menos que ellos, es que queremos mucho más que ellos», asegura. «Antes se conformaban con poco y no iban tanto de vacaciones, ni tenían antojos de comprarse cosas cada poco tiempo. Entonces, si vamos a vivir peor que ellos porque llegará un momento que no vamos a poder mantener ese ritmo de vida».
Considera que los jóvenes están mucho más preparados que sus padres «porque pensamos que por estar más preparados vamos a conseguir un mejor trabajo, pero tampoco creo que valga para mucho porque al final estudias un grado y si tienes más salidas es porque la gente se va». En relación con esa 'fuga de cerebros' cree que es normal que la gente se vaya, ya que «los sueldos no tienen nada que ver con los del extranjero». «No valoramos realmente a la gente que ha estudiado mucho para hacer su trabajo y al final es normal que se vayan, yo también me iría», argumenta. Asimismo, piensa que «si estás muy preparado no tienes tantas oportunidades o no hay tantas oportunidades aquí en España». «Así que sí, estamos más preparados que nuestros padres, pero no vale para mucho», matiza.
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Carla San José - Estudiante de Periodismo
Carla San José tiene 21 años y es de Valladolid. La joven estudia tercer año de Periodismo, una carrera que eligió porque «es muy creativa» y todo lo relacionado con el mundo audiovisual le apasiona.
La joven es gran aficionada al deporte y a todo lo que tiene que ver con el maquillaje y la pintura. Además, le gusta pasar el tiempo libre con sus amigos. A Carla le inquieta la incógnita de si en un futuro podrá o no emanciparse. Es vegetariana desde hace seis años y entre sus preocupaciones se encuentra también todo lo relacionado con los animales y con la naturaleza. «Una de mis precauciones es el cambio climático», afirma.
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En cuanto a la política, confiesa que no está «muy puesta en ella» porque no es un tema que «me llame mucho la atención», aunque las prácticas de periodismo que está realizando actualmente en una televisión le han hecho ponerse al día. La actual situación de crisis le inquieta bastante, ya que en un año se enfrentará al mercado laboral y no sabe con que situación «me voy a encontrar».
En cuanto a la llamada fuga de cerebros, Carla San José considera que es normal que «si los jóvenes no tenemos oportunidades en España, nos vayamos a otros países». Pero también tiene claro que «es una pena porque perdemos mucho potencial», el de una generación que, según afirma, está mejor preparada que la de sus progenitores por «la evolución educativa».
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Christian Mayado - Teleoperador
Christian Mayado nació en Caracas (Venezuela) hace 20 años y con pocos meses sus padres decidieron venir a España. Actualmente vive en la localidad vallisoletana de Aldeamayor de San Martín.
Empezó la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad de Burgos, pero se dio cuenta de que no era lo suyo. El joven trabaja como teleoperador y está a la espera de que le admitan para realizar los estudios de Trabajo Social o de Educación Social en la Universidad de Valladolid. Explica que su objetivo «es compaginar el estudio con el trabajo». Gran parte de su tiempo libre lo dedica a los videojuegos y a estar con sus amigos. En la actualidad, vive con sus padres, aunque espera poder emanciparse en un futuro, «cuando tenga mejores condiciones económicas».
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Respecto a la política, opina que es algo «bastante importante y primordial». Además, piensa que a raíz de la pandemia y de la crisis actual, la gente le da mucha más importancia. «Tenemos que separar lo que es política y hacer política, con el político y el partido», afirma el joven.
Sobre el hecho de que su generación sea ya denominada como 'la que va a vivir peor que la de sus padres', está convencido de que va a ser así. «Cada vez nos exigen más, pero luego las condiciones que tenemos son peores», explica este joven. Una de las cosas que le preocupa es poder tener una estabilidad económica que le permita «poder vivir tranquilamente y formar una familia».
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Diego Yáñez - Estudiante de Musicología
Musicología es una carrera que tiene escasas salidas. De eso es completamente consciente Diego, aunque prefiere no pensar en ello. Se metió en la carrera por pura vocación a la música, quería profundizar más, estudiar de dónde venía, a dónde va, cómo se compone, su historia. La música siempre ha estado presente en su vida. Sus padres le han llevado desde pequeño a ver conciertos, a cantar en coros, a interpretar y a bailar. Es de esas familias en las que la cultura priva sobre todas las cosas.
La pasión por la música satura sus gustos. Pasa su tiempo libre escuchando musica coral en YouTube e incluso asistiendo a cursos para mejorar como artista. Pero sí es consciente de que su carrera no tiene salidas fáciles ni claras. Añadida a Musicología, le gustaría estudiar una carrera que «tiene menos salidas aún», que es la interpretación. Respecto a la crisis actual y las incertidumbres futuras, este joven considera que «para nuestra generación, el verbo hacia la crisis no es temer». Piensa que su generación está acostumbrada a la crisis y que, por ello, la fortaleza ante esta es mayor que para las pasadas.
Sin embargo, reconoce que sus preocupaciones se vinculan a la política, que tiene «una incidencia bastante importante en la crisis». Diego Yáñez teme que la estrema derecha triunfe en las urnas. Tambien se lamenta de «la poca cobertura que se le da» al problema del cambio climático. «Son cosas ligadas a la supervivencia de la especie».
La política, reflexiona, necesita que la gente piense sobre ella. «Hacer poética de la política», dice, lo que se traduce en «intentar que los intereses de las personas que pertenecen a los partidos, que son visibles, no sean superiores a los intereses generales de la población».
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Sobre la pregunta de cuándo podrá independizarse, Diego lo tiene bastante claro. «Dentro de bastante tiempo. Además, son muchas situaciones, si quieres vivir con pareja, sin ella», cuenta. Además tiene en tener en cuenta el factor de desplazarse al extranjero. «Quizá si fuera a estudiar al extrangero o a otra ciudad si me tuviera que emancipar para seguir estudiando, aunque alomejor tampoco es el mejor caso».
Ligado a desplazarse fuera del país, la llamada 'fuga de cerebros' es para él un problema de mucha importancia. Asegura que se debería incentivar que los talentos se queden en el país, pero para él, el problema principal es que esos talentos se infravaloran. «Se valora poco el talento que tenemos aquí, que nace en España, que estudia y quiere quedarse a vivir aquí. Como se infravalora, al final se van a trabajar a Alemania, buscando trabajo en países Nórdicos, donde los sueldos de trabajos como la enfermería son bastante más altos que aquí». Sin embargo, es consciente de que el problema lleva sucediendo años, y no solo en Valladolid o Castilla y León, a nivel nacional.
Diego Villagarcía - Estudiante de Marketing y Publicidad
Diego Villagarcía empezó estudiando ADE (Administración y Dirección de Empresas), pero después de tres años de carrera, simplemente se dio cuenta de que no era lo suyo y cambió radicalmente tanto el modelo de educación como la rama a estudiar. El curso que viene entrará en el grado de Marketing y Publicidad, un cambio bastante radical teniendo en cuenta que viene de la Facultad de Económicas. Para Diego, el pensar que los grados superiores» te preparan más para la vida laboral» es de esas opiniones generalizadas y que «son completamente falsas».
La idea de que «para triunfar en la vida, necesitas estudiar una carrera universitaria» el falsa, según Diego, quien también es consciente de las limitaciones de su generación. «Antes se necesitaba menos para vivir, ahora se necesitan más recursos», dice, pero también reconoce que parte de ellos vienen «de la mano de la educación. Para Diego, sin embargo, las necesidades han cambiado, lo que le hace reflexionar y afirmar que no es que su generación vaya a vivir mejor, pero tampoco peor, aunque, finaliza, el problema de la fuga de cerebros no ayuda. «Se debería invertir más en que esos talentos no se vean obligados a irse a otros países, como Alemania o Estados Unidos».
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La política no le transmite ningún interés, para él «no es necesaria y solo crea problemas», pero, por ejemplo, es optimista en cuanto al hecho de poder independizarse. «Yo creo que podré independizarme en dos o tres años», dice. Actualmente, sigue preocupado por el coronavirus, no tanto por él mismo, sino por las personas mayores que le rodean, que son «las que pasan un peor trago al contagiarse» .
La crisis, dice, viene ligada a la pandemia. «El coronavirus ha afectado mucho a la economía, y ha hecho que muchos negocios lo hayan perdido todo». También incide en la fuga de cerebros, y cuenta que se debería invertir más en que los jóvenes con mucha formación consigan quedarse en el país, y hacer que de verdad aporten todo lo que pueden aportar al país.
David Rodríguez - Estudiante de Enología
David es estudiante de Enología, una carrera con muchas salidas pero que casi nadie conoce, aunque, realmente, tiene una tasa de empleabilidad que se asemeja a una ingeniería. Esa pasión por el vino hace que, además, sea un auténtico defensor de la vida rural, una actitud que no es habitual en un chaval de su edad. Para David Rodríguez, el tema que más tiempo ocupa en su mente es la despoblació, además del reciente incendio de Zamora, en la Sierra de la Culebra, que define como «descorazonador».
Está casi seguro de que su generación tendrá una vida «más complicada» que la de sus padres. Pone como ejemplo hechos históricos que, según dice, puede que generen una fortaleza en su generación. «La generación de nuestros padres tampoco ha vivido una guerra, una posguerra, no ha tenido un hecho histórico remarcable que hubiera podido hacer daño, la nuestra en cambio será recordada como la generación covid», afirma.
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En cuanto a los estudios, reconoce que ha habido un avance en relación a anteriores generaciones. en su opinión, la suya «está mucho más preparada» que la de sus padres, aunque actualmente considera que existe la llamada 'fiebre del curriculum extenso', de la sobreformación. «Si no tienes trabajo, no sirve estar preparado, estás buscando y no encuentras, te deprimes y al final acabas haciendo más cursos si cabe», explica David Rodríguez, que considera que « es la pescadilla que se muerde la cola, la sobrepreparación de algunos jóvenes choca con la falta de experiencia que muchos puestos de trabajo solicitan. Al final, la formación no sirve de nada».
Ese pesimismo que rezuma David se convierte en realismo. «Si no puedo comprarme una casa, me voy a la de mi abuela en el pueblo, que además tengo que trabajar allí». Dentro de menos de un mes realizará las prácticas en una bodega cerca de su pueblo. David, por ello, es consciente de la importancia de la vida rural, a parte de que su profesión se lo permite y le obliga a reflexionar sobre el tema. Es un chico con gustos de su edad; quedar con sus amigos, ir a partidos de fútbol, pero dedica un agran cantidad de tiempo a la lectura y al estudio. La enología no es solo una carrera universitaria para él, es también su futuro y su sueño, y por ello quiere, en parte, tener esa 'fiebre del currículum extenso', y estar lo más formado posible para, al fin y al cabo, destacar entre las personas de su promoción de enología.
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