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Las operaciones con criptomonedas suben casi el 30% en Castilla y León en un añoLa más antigua y seguramente por eso la más conocida es el bitcóin, pero «existen miles de criptomonedas más» –ethereum, BNB, solana o toncoin son algunas de ellas– que se usan «como activos especulativos». La frase es del Banco de España, que define ... las monedas digitales o virtuales como «instrumentos de pago sin soporte físico basadas en un algoritmo matemático, el 'blockchain' o la cadena de bloques». Y hace una advertencia esencial: «No están respaldadas por un banco central que asegure su valor y su precio varía en función de cambios en la oferta y demanda. Tampoco es obligatorio aceptarlas como medio de pago ni pueden considerarse como depósito de valor ni unidad de cuenta estable. Por este motivo, las criptomonedas no compiten con el dinero oficial, sino que son considerados como activos especulativos de alto riesgo».
Del peligro que entrañan acaba de alertar también el Fondo Monetario Internacional (FMI), que considera que «la adopción generalizada de criptoactivos podría socavar la eficacia de la política monetaria, exacerbar los riesgos fiscales, desviar recursos disponibles para financiar la economía real y amenazar la estabilidad financiera mundial».
Nada de esto arredra a los contribuyentes de Castilla y León, que han incrementado casi el 30% las operaciones con monedas digitales en un año (para ser exactos, el 29,1%). Han pasado de las 4.876 que comunicaron a la Agencia Estatal de la Administración Tributaria (AEAT)en 2021, el primer año en el que este tipo de transacciones han contado con un apartado específico en la Renta (aunque declararlas ha sido obligatorio siempre), a las 6.295 del ejercicio 2022, el último liquidado.
Se trata de un importante aumento que sin embargo no ha tenido su correlato en el balance global de ganancias. De hecho, según los datos que aporta el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) los inversores de la comunidad autónoma cerraron ese año con un agujero de 762.135 euros en sus carteras de activos –una media de 121 euros por operación– por culpa del dinero virtual. Una cifra que contrasta muchísimo con los 15,2 millones de euros de jugosos beneficios que se habían embolsado durante el año anterior.
Ahora bien, esto tiene matices. Si se analiza la estadística en detalle, lo cierto es que hay un puñado de personas de la región que se quedaron como estaban: las que realizaron las 96 negociaciones con sus valores que aparecen anotadas en el epígrafe de «ganancia cero». Otros vieron subir como la espuma la cotización de sus 'criptos', puesto que de acuerdo con los registros fiscales hubo 2.334 transacciones que terminaron con un resultado positivo en Castilla y León, de nada más y nada menos que 5,2 millones de euros. El problema es que fue superior el saldo de las 3.865 que acabaron en negativo, por un importe de 5,9 millones.
Las operaciones con monedas virtuales realizadas en la comunidad suponen únicamente el 3,8% de las efectuadas en el conjunto de España, donde ascendieron a 165.229 en el último año del que la AEAT ha publicado información. Generaron un aumento del patrimonio de sus propietarios de la friolera de 36,2 millones de euros, a pesar de que únicamente tres autonomías cerraron en verde en este tipo de valores. Se trata de Andalucía (con más de 94 millones), Asturias (con 572.009 euros) y La Rioja (304.531 euros). Hay que matizar que el balance de la Agencia Tributaria solo incluye las 15 regiones de régimen común, lo que supone que en las tablas no figuran ni el País Vasco ni Navarra, que tienen Hacienda propia.
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